La destrucción de infraestructuras dificulta la asistencia a los afectados en Pakistán

  • Islamabad.- La destrucción de infraestructuras básicas por las inundaciones que han anegado buena parte de Pakistán está complicando las tareas de asistencia a los 3,5 millones de personas afectadas por la catástrofe.

La destrucción de infraestructuras dificulta la asistencia a los afectados en Pakistán
La destrucción de infraestructuras dificulta la asistencia a los afectados en Pakistán

Islamabad.- La destrucción de infraestructuras básicas por las inundaciones que han anegado buena parte de Pakistán está complicando las tareas de asistencia a los 3,5 millones de personas afectadas por la catástrofe.

El principal río del país, el Indo, sigue desbordándose en nuevas zonas, ahora ya en la provincia suroriental de Sindh, donde hasta 40 localidades han quedado completamente inundadas en las últimas horas, explicó hoy a Efe un portavoz de la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres (NDMA), Ahmad Kamal.

"Estamos enfrentándonos a una situación muy crítica", describió la fuente, que agregó que los equipos de rescate están lanzando desde helicópteros chalecos salvavidas y barcas para evitar que aumente la cifra de víctimas mortales, situada en 951, según la NDMA, y hasta 1.500, de acuerdo con otras fuentes oficiales.

Y mientras las tareas de evacuación prosiguen con condiciones meteorológicas adversas en varias partes del país y pronósticos de lluvias intensas para los próximos días, entre 3,5 y 4 millones de personas esperan asistencia, especialmente en las provincias de Khyber-Pakhtunkhwa (noroeste) y Punjab (este), dijo.

Pero la llegada de la ayuda a los afectados está encontrando numerosas complicaciones en un país subdesarrollado y carente de recursos que ha sufrido las peores inundaciones en casi un siglo.

Con decenas de puentes derruidos, importantes carreteras bloqueadas y otra serie de infraestructuras gravemente dañadas, autoridades, Ejército y organismos humanitarios luchan contrarreloj.

En un comunicado, el Ejército informó de la reparación de unas pocas carreteras y puentes, el transporte de alimentos y medicinas en tres helicópteros y el establecimiento de puntos de atención médica (que ya han asistido a 400 personas) en varias zonas de Khyber-Pakhtunkhwa y las demarcaciones tribales vecinas.

"Las prioridades de asistencia inmediata continúan siendo la provisión de comida, agua potable, tiendas y servicios médicos. Se necesita restaurar el acceso con la reparación de las vías y redes de comunicación dañadas", alertó en un comunicado la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios.

"La experiencia en Khyber-Pakhtunkhwa, Baluchistán y Punjab ha demostrado con claridad que, básicamente, las administraciones locales no tienen la preparación suficiente para tratar con un desastre de esta magnitud", criticó hoy en un editorial el rotativo "Dawn", el principal en lengua inglesa del país surasiático.

Según recoge la prensa local, a la falta de preparación de las autoridades se unen disputas entre los Gobiernos central y provinciales, en especial el del Punjab, en aras de ganar puntos en un escenario de inestabilidad política en que unas elecciones anticipadas no son un extremo descartable.

En declaraciones a Efe, el analista político paquistaní Cyril Almeida observó que "la escala de la tragedia es muy alta por lo que (la gestión de la misma) hubiera sido difícil para cualquier Administración", aunque subrayó que de haber habido un mejor sistema de alerta, "se podría haber reducido el impacto".

La fuente recordó que el noroeste, la zona más damnificada por los estragos de las lluvias monzónicas, partía ya de una posición vulnerable, con cientos de miles de desplazados por las operaciones del Ejército contra la insurgencia talibán desperdigados por el territorio.

Sin embargo, Almeida alabó la rápida respuesta de la comunidad internacional, que -según sus palabras- parece querer evitar que organizaciones extremistas religiosas aprovechen el momento para ganarse los corazones de la gente, algo que ya sucedió tras el terremoto en la región de Cachemira (nordeste) en 2005.

Al tiempo que la tragedia humanitaria persiste a lo largo y ancho del país, la violencia sigue su curso habitual en Pakistán.

En Peshawar, capital de Khyber-Pakhtunkhwa, un atentado suicida contra unas instalaciones de las fuerzas de seguridad causó al menos un muerto y tres heridos, según una fuente policial consultada por Efe. El canal privado "Express TV" elevó a cuatro la cifra de fallecidos y a nueve los heridos.

Y la portuaria metrópoli de Karachi (sur), que no se ha visto afectada por las inundaciones, vive momentos de gran tensión por una nueva ola de violencia de tintes étnico-políticos, en la que han muerto al menos 60 personas desde el lunes.

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