La fundación francisco franco desmiente que la familia del general quiera enterrarlo en el pardo


El vicepresidente de la Fundación Francisco Franco, Jaime Alonso, desmintió hoy que la familia del general quiera enterrarlo junto a su esposa, Carmen Polo, en el cementerio de El Pardo; una de las razones que, según se ha publicado, alegaría la Comisión de Expertos nombrada por el Gobierno para exhumarlo del Valle de los Caídos.
Según el testimonio que trasladó a Servimedia, a Alonso le consta que la familia de Franco "no va a consentir" la exhumación del Valle de los Caídos, en supuesto cumplimiento de la voluntad de Carmen Polo de tener a su marido enterrado junto a ella, ni "que se juegue con la vida de los muertos para hacer la memoria histórica de sólo una parte".
Para el vicepresidente de la fundación, otro "bulo" propagado por el Gobierno sería que la mayoría de los republicanos allí enterrados lo fueron sin autorización de sus familias; según sus datos, dos terceras partes de los inhumados de ambos bandos lo habrían sido con el consentimiento de sus parientes, y sólo una tercera provendría de fosas comunes tras haber sido ejecutados en ambas retaguardias.
Hasta que no lea el dictamen, Alonso prefiere no comentar la resolución de la Comisión de Expertos, adelantada por "El Periódico de Catalunya", en favor de la exhumación del Valle de los Caídos.
"NINGUNA LEGITIMACIÓN"
Eso sí, apuntó que el Gobierno "no tiene ninguna legitimación sobre el lugar ni sobre las personas enterradas", y negó también toda autoridad a los expertos que ha nombrado, pues su decisión requeriría el visto bueno de la Iglesia y de la Abadía y no se ajusta al Código Civil. En su opinión, todo forma parte del interés del Gobierno en "convertir la campaña electoral en un enfrentamiento civil".
El portavoz de la Fundación Francisco Franco se mostró partidario de dejar el Valle de los Caídos como está, puesto que "la historia hay que aceptarla y Zapatero no va a ganar la batalla del Ebro ni va a cambiar 40 años de historia".
A su modo de ver, el exjefe del Estado sí que promovió la memoria histórica de ambas partes, como atestiguarían los libros publicados entre 1950 y 1975 y el que el expresidente de la República Francisco Largo Caballero siguiera siendo hijo adoptivo de Madrid durante la dictadura.
Sería a partir de 1975 cuando "se empieza a hacer historiografía política", "se trata de borrar una parte de la historia" presentando a la República como una "democracia idílica", y los gobernantes "actúan como talibanes" cambiando el nomenclátor para poner a las calles "los nombres de los suyos".

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