La picaresca se topa con la barrera del chip electrónico en tarjetas de banco

  • La picaresca y el ingenio a la hora de encontrar nuevas formas de engaño en momentos de crisis se ha topado con el chip electrónico en las tarjetas bancarias, un sistema que ha logrado disminuir el pasado año el fraude en toda Europa, con España a la cabeza.

Madrid, 20 ene.- La picaresca y el ingenio a la hora de encontrar nuevas formas de engaño en momentos de crisis se ha topado con el chip electrónico en las tarjetas bancarias, un sistema que ha logrado disminuir el pasado año el fraude en toda Europa, con España a la cabeza.

El fraude ha emigrado hacia Estados Unidos, donde ha comenzado esta nueva tecnología en detrimento de la banda magnética, relata en una entrevista a Efe el presidente y consejero delegado de Visa Europa, Peter Ayliffe.

Desde que el usuario introduce su tarjeta con chip en cualquier terminal y teclea su pin, se activa todo un proceso que, en apenas unos segundos, es capaz de analizar si se ha producido un fraude o constatar si ha sido copiada o robada, información que se transmite al banco para que compruebe los saldos antes de autorizar o no la transacción.

Transacciones que, en el caso de España, se autorizan de forma informática prácticamente en su totalidad, mientras que en otros países sólo se hacen a partir de un determinado importe.

"Ésa es la gran ventaja de España", subraya Ayliffe, afirmación que se sustenta en un dato: si en Europa, el fraude fue de 0,04 euros por cada cien de gasto en 2012, esa cantidad se redujo justamente a la mitad en nuestro país, lo que supone un 16 % menos que el año anterior.

Otra de las peculiaridades del mercado español es el uso del dinero en efectivo ya que, detalla el director general de la compañía para España y Portugal, Luis García, la "impresionante" red de cajeros hace muy cómodo para el cliente sacarlo, un factor que provoca que las transacciones medias por tarjeta al año en comercios sean de un 37 % frente al 54 % registrado en Europa.

Por ello, desde Visa están trabajando por invertir este dato e introducirse en sectores en los que el importe medio sea bajo, según García, que añade que el 80 % del negocio se realiza con tarjetas de débito.

De hecho, la crisis también ha dejado huella en el uso de este tipo de tarjetas Visa, cuyo gasto aumentó en España un 4,9 % en 2012, hasta 32.321 millones de euros, en detrimento de crédito o empresas.

Sin embargo, Ayliffe precisa que se trata de una tendencia general en Europa, donde tradicionalmente los consumidores siempre las han preferido por su comodidad y porque permite controlar los gastos.

El intento por controlar el presupuesto familiar se nota también en el aumento de las tarjetas prepago, cuyo uso en comercios aumentó el año pasado un 18 % en Europa y más de un 50 % en España.

Según el presidente de Visa Europa, se trata de un "área curiosa" que funciona en circunstancias en las que el cliente prefiere no llevar dinero en efectivo, por ejemplo para viajar, o entre los jóvenes, cuyos padres optan por controlar así la cantidad que les dan y en qué la gastan.

En todo caso, y sea del tipo que sea, Ayliffe defiende que pagar con tarjeta es la forma "más segura, rápida y cómoda" de hacerlo, con la garantía de estar protegido y poder reclamar en caso necesario.

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