La renuncia a los grupos replantea la estrategia de Podemos para unas anticipadas

    • La solución "confederal" disgusta a los socios que ven frustrada su aspiración de contar con grupo propio.
    • Las alianzas imponen estrictas condiciones y presagian un complejo equilibrio para los de Iglesias.
Iglesias con Ada Colau en el mítin central de la campaña del 20-D en Madrid (Javier Soriano - AFP)
Iglesias con Ada Colau en el mítin central de la campaña del 20-D en Madrid (Javier Soriano - AFP)

La composición final de los grupos en el Congreso, por la que Podemos renuncia a la propuesta de tener cuatro grupos diferentes, condiciona también sus expectativas de cara a un hipotético adelanto electoral. El grupo definitivo tendrá 65 diputados, los propios de Podemos más los de sus confluencias gallega y catalana, En Marea y En Comú Podem, y cinco diputados de Compromís.

Otros cuatro optaron por descolgarse como respuesta al veto de lo que era una de las exigencias para concurrir con Podemos a las generales. Estos diputados pasarán probablemente al Grupo Mixto.

El nuevo escenario compromete las expectativas del partido ante unas hipotéticas nuevas elecciones. La posibilidad no ha sido nunca descartada en el partido, más aún tras el acuerdo por la Mesa del Congreso, pactado por los socialistas con PP y Ciudadanos. Iglesias ya mostró entonces públicamente su "decepción" con Sánchez por "haber elegido" a los populares y anticipó una ruptura de diálogo entre fuerzas progresistas para conformar un Gobierno de izquierdas.

El motivo de discordia era entonces precisamente la negativa de los partidos a la constitución de grupos propios para las tres alianzas territoriales de la formación emergente, el escollo, junto con el referéndum, que más ha separado a PSOE y Podemos en las últimas semanas. Las advertencias estaban respaldadas por la previsión de voto en caso de un anticipo. Según los pronósticos, Podemos saldría beneficiado en detrimento del PSOE, como vino a confirmar hace unos días una encuesta de Metroscopia para el País, según la cual, Podemos obtendría dos puntos más que el 20 de diciembre y uno por encima a los socialistas.

La solución "confederal" por la que finalmente se ha decantado Podemos-los socios tendrán autonomía en sus intervenciones y agenda propia-es un "mal menor" aceptado con resistencias por las confluencias. La negociación se apuró ayer hasta el último minuto y fue compleja. Todos los socios venían avisando ya en los últimos días con irse al grupo Mixto o incluso formar alianza con IU, una posibilidad 'vetada' desde la dirección de Podemos. La negociación, en este caso, se llevó a cabo con todas las alianzas, según fuentes de la organización que lidera Alberto Garzón, aunque con más insistencia en la valenciana.

El diputado electo de Compromís-Podemos, Joan Baldoví, ya advirtió el sábado que en caso de que la formación no pudiese acceder a un grupo propio en el Congreso no se iría al grupo de Podemos, mientras que por En Comú Podem, Josep Vendrell, ha mantenido inflexible la exigencia de contar con "voz propia en el Congreso". El alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro, de En Marea, barajó incluso acudir al Constitucional para reclamar lo que, considera un derecho de las confluencias y la propia líder de Compromís, Mónica Oltra, avisó de que pertenecer a estas alianzas no significaba pertenecer a Podemos. Oltra llegó a proponer al PSOE la cesión de diputados para poder formar grupo propio.Un papel secundario en las confluencias

La decisión ha provocado malestar y desde Podemos se trata de afrontar ahora el reto del difícil equilibrio interno entre sus cuatro sensibilidades, que han puesto sobre la mesa amplias condiciones para aceptar el acuerdo. La solución ha provocado recelos en el equipo de Ada Colau, impulsora de la alianza En Comú Podem, y a quien Podemos confía gran parte del éxito en Cataluña. La alcaldesa de Barcelona, de indudable tirón electoral, ya recordó el viernes que el grupo propio fue la "condición" bajo la cual se cerró la confluencia.

Podemos ha sustanciado buena parte de su éxito en las generales en estas candidaturas territoriales. De los 69 escaños que la formación de Iglesias se atribuyó el 20-D, 27 corresponden a estas coaliciones. Muchos de los diputados no pertenecen orgánicamente al partido, ya que en las candidaturas figuran formaciones como ICV, EUiA, Compromís, Anova, Esquerda Unida y la plataforma Barcelona en Comú. Podemos optó por esa estrategia de coalición sobre todo tras el fiasco de las elecciones catalanas del 27 de septiembre, en las que logró 11 diputados, dos menos que sus socios, ICV, en 2012.

La presencia de Podemos en estas confluencias es ciertamente secundario: apenas dos de los 12 diputados catalanes y de los seis gallegos corresponden orgánicamente al partido de Iglesias. En la valenciana cuenta con cinco.



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