La sociedad civil toma posiciones ante la consulta soberanista

  • Radicalmente en contra de la consulta o a favor de un modelo federal para que quepan todos los territorios en condiciones de igualdad, la sociedad civil ha decidido sacar a la calle sus propuestas a tres meses de la convocatoria del referéndum soberanista convocado en Cataluña.

Alicia López

Madrid, 20 jul.- Radicalmente en contra de la consulta o a favor de un modelo federal para que quepan todos los territorios en condiciones de igualdad, la sociedad civil ha decidido sacar a la calle sus propuestas a tres meses de la convocatoria del referéndum soberanista convocado en Cataluña.

No quieren que sean sólo los políticos los que manejen los hilos de un debate de tanto peso para el futuro del país, y exigen también que se cuente con los ciudadanos a la hora de decidir cómo organizar el Estado.

Hasta este momento han sido sobre todo los partidos los que se han estado moviendo desde que la Generalitat de Cataluña puso fecha al órdago secesionista, el 9 de noviembre. Y ahora le toca a la ciudadanía tomar posiciones.

De planteamientos más conservadores y totalmente en contra del derecho a decidir que reclama Cataluña ha nacido esta semana la asociación "Libres e Iguales", promovida por el escritor Arcadi Espada y la diputada del PP Cayetana Álvarez de Toledo, y que tiene entre sus "militantes" a Mario Vargas Llosa, Albert Boadella o el exdirigente de CCOO José María Fidalgo.

Son más de medio centenar de personalidades vinculadas a la política, la cultura o los medios de comunicación que comparten el mismo objetivo de evitar la "destrucción del sistema constitucional" y reforzar el Estado de derecho frente a quienes "roban derechos y libertades". Estas son sus cartas.

También estos días se ha presentado otro colectivo de intelectuales, académicos y profesionales que han promovido una plataforma para abrir un debate dirigido a salir del estancamiento del modelo territorial vigente, mediante una solución federal que sea decidida por todos los españoles.

Han dejado claro desde el minuto uno su respeto por la legalidad ante una eventual consulta en Cataluña y, por tanto, su oposición a que ésta se lleve a cabo si no tiene detrás un respaldo jurídico.

Ejerce como portavoz Nicolás Sartorius, una de las figuras clave de la Transición, que ahora, alejado por completo del frente político, ha decidido implicarse en esta iniciativa que busca superar el sistema autonómico desde el convencimiento de que resulta insuficiente para afrontar los retos que tiene España, entre ellos las tensiones independentistas.

También se han comprometido con esta vía federal, entre otros, el exministro de Educación Ángel Gabilondo o la socióloga Belén Barreiro, pero ya hay contabilizadas más de sesenta adhesiones como la de Baltasar Garzón, José Luis Cuerda, Joaquín Estefanía, Almudena Grandes y José Antonio Zarzalejos

Aunque las dos plataformas hacen valer su pluralidad ideológica, lo cierto es que los nombres que están detrás de cada una de ellas comparten, en general, un perfil bastante homogéneo.

No tienen absolutamente nada en común salvo defender que una eventual separación de Cataluña es un problema de todos los españoles porque afecta a todos, y por eso pretenden arrastrar al máximo de ciudadanos. Están convencidos de que si logran una marea potente, los que manejan el problema desde arriba tendrán que contar con ellos.

En Cataluña, los ciudadanos llevan tiempo moviéndose entre los que reclaman el derecho a la consulta, como las entidades que han hecho piña en torno al Pacto Nacional por el Derecho a Decidir, y los que se oponen a abrir la opción secesionista, aunque solo sea mediante un referéndum no vinculante.

Federalistes d'Esquerres y la Sociedad Civil Catalana (SCC), que también esta semana se ha reunido con Mariano Rajoy, son algunos ejemplos del "no" a la consulta.

SCC -cuyo portavoz es el historiador Joaquim Coll- defiende que hay que superar el debate secesionista porque es agotador, distrae a las instituciones catalanas de los verdaderos problemas y somete al conjunto del pueblo español a una tensión innecesaria.

Por eso, rechaza los discursos, palabras y gestos que crean división y siembran discordia o intentan fomentar el desapego de los catalanes con el resto de españoles y viceversa.

La primera condición para desactivar la tensión secesionista es hacer "más integrador y atractivo" el proyecto común entre Cataluña y el resto de España, dijo esta semana Coll.

Es evidente que el pulso ya no es solo político y que la sociedad civil ha decidido no ser un convidado de piedra en este debate nacionalista.

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