La sombra de la Corte Penal Internacional planea sobre los comicios de Kenia

  • Si el viceprimer ministro de Kenia, Uhuru Kenyatta, gana las elecciones presidenciales el 4 de marzo, su primer viaje al exterior le puede llevar a la Corte Penal Internacional (CPI) para responder por crímenes contra la humanidad.

Pedro Alonso

Nairobi, 28 feb.- Si el viceprimer ministro de Kenia, Uhuru Kenyatta, gana las elecciones presidenciales el 4 de marzo, su primer viaje al exterior le puede llevar a la Corte Penal Internacional (CPI) para responder por crímenes contra la humanidad.

Kenyata, hijo del primer presidente de Kenia, Jomo Kenyatta, el llamado "padre fundador de la nación", no ha podido evitar la aparición del "fantasma" de la CPI durante la campaña para los comicios, que podría condicionar el voto de parte del electorado.

El viceprimer ministro está imputado por la Fiscalía de la CPI, junto a su "número dos", el exministro William Ruto, como autor indirecto de crímenes contra la humanidad supuestamente perpetrados en los disturbios postelectorales que estallaron en 2007 y 2008.

Los hechos se remontan a las elecciones de diciembre de 2007, en las que venció por un puñado de votos el presidente, Mwai Kibaki, frente al líder de la oposición, Raila Odinga.

Raila rechazó los resultados, acusó a Kibaki de fraude y sus seguidores -la mayoría de la etnia lúo, como él- se entregaron a una ola de violenta replicada por los partidarios de Kibaki, de la mayoritaria tribu kikuyu.

Las imágenes de edificios en llamas y airados manifestantes con camisetas ensangrentadas que blandían machetes dieron la vuelta al mundo, e hicieron añicos la reputación del "país de los safaris" como modelo de democracia estable en África Oriental.

La violencia, que causó unos 1.300 muertos y cientos de miles de desplazados, cesó con la firma de un acuerdo en febrero de 2008, que estableció un Gobierno de unidad nacional con Odinga como primer ministro (cargo creado ad hoc), y Kibaki de presidente.

En palabras del exsecretario general de la ONU Kofi Annan, mediador en aquellas negociaciones de paz, el acuerdo puso fin a "uno de los episodios más oscuros en la reciente historia del país".

Con esos antecedentes, la sombra de la CPI ha eclipsado las elecciones del próximo lunes, en las que Kenyatta -kikuyu, como Kibaki- parte en las encuestas como uno de los favoritos -además de Odinga- para convertirse en presidente.

Tanto es así, que los comicios se han convertido en una especie de referéndum sobre el tribunal, como señaló hace poco el propio Kenyatta al subrayar que el apoyo de los votantes a su opción política representaría "un voto de no confianza en la CPI".

Pese a que Kenyatta y Ruto han prometido cooperar con el tribunal, la posibilidad de que se desdigan si vencen en las urnas ha suscitado el temor a que Kenia (principal economía de África Oriental, popular destino turístico y centro neurálgico de la diplomacia en la región) se vea abocada a sanciones internacionales.

Diplomáticos de la Unión Europea, el Reino Unido, Francia o EEUU han dejado entrever que Kenia podría afrontar "consecuencias" dependiendo del resultado electoral, y que sólo mantendrían un "contacto mínimo" con un gobierno encabezado por Kenyatta.

Como afirma Jemima Njeri Kariri, investigadora del Instituto de Estudios de Seguridad (ISS) de Pretoria, "si gana Kenyatta, sería la primera vez que un individuo procesado por la CPI es elegido para el más alto cargo de un país".

Es más, "Kenia se convertiría en el segundo país, después de Sudán, con un presidente en activo que afronta un juicio de la CPI", agrega Kariri, en alusión al líder sudanés, Omar al Bachir.

El riesgo de un vacío poder es otro problema que se atisba en el horizonte si el viceprimer ministro y Ruto deben acudir a La Haya (Holanda), sede de la CPI, a la sesiones periódicas del tribunal.

De hecho, Ruto y Kenyatta tienen pendientes sendas vistas en La Haya el 10 y el 11 de abril, respectivamente, fechas que podrían coincidir con una eventual segunda vuelta de las elecciones que pronostican todos los sondeos de opinión.

"Podré ocuparme de limpiar nuestra reputación mientras se garantiza la gestión del gobierno", aseguró Kenyatta el pasado 11 de febrero en el primer debate presidencial de la historia de Kenia.

"Será un gran desafío dirigir el gobierno por (el programa para llamar por internet) Skype desde La Haya. Sé que eso no es práctico", le espetó Odinga en el debate.

Aunque los ocho candidatos presidenciales han expresado su compromiso con unas elecciones pacíficas, el grupo de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW) alertó recientemente de que el riesgo de violencia es "peligrosamente alto" en los comicios porque siguen impunes los crímenes postelectorales de 2007-2008.

Otras elecciones violentas supondrían para Kenia, como advirtió el pasado sábado Kofi Annan, regresar al "precipicio de la autodestrucción".

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