La suerte está echada, no va más: bienvenidos a Eurovegas Alcorcón

Paloma San Segundo

Madrid, 8 feb.- La suerte está echada, no va más. Alcorcón ha logrado el póquer de ases para albergar Eurovegas, el mayor complejo de casinos y de ocio de Europa que la Comunidad de Madrid ha estado esperando durante más de seis años como el maná caído del cielo porque traerá trabajo y riqueza a la región.

Seis intensos años desde que Madrid tuvo conocimiento de que Sheldon Adelson, un magnate estadounidense casi desconocido hasta entonces en España, podría ser elegida para construir Eurovegas, un macroproyecto que traería a la Comunidad 260.000 puestos de trabajo y supondría un revulsivo contra el paro y la crisis.

Este tiempo de espera se ha visto recompensado al hacerse público hoy que Alcorcón ha sido la localidad madrileña elegida por Las Vegas Sands -promotora del proyecto Eurovegas- para albergar lo que será "la mayor inversión privada de la historia de Europa", según sus responsables.

La primera fase supondrá unos 6.000 millones de euros de desembolso y se calcula que estará acabada en 2017, mientras que el proyecto total costará alrededor de 17.000 millones de euros y está previsto que se inaugure en 2022.

Alrededor de 260.000 personas encontrarían empleo en este "rayo de luz para la opacidad de la crisis", como lo denominó la expresidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, quien en septiembre de 2008, en su discurso en el debate del estado de la región, ya empezó a hablar vagamente de esta iniciativa.

En aquel debate, el primero de la segunda legislatura de Aguirre al frente del Gobierno regional, la entonces presidenta anunció que quería que se implantara en Madrid un "macrocentro" de convenciones, sin referirse para nada al megacomplejo de casinos y hoteles "venecianos", al estilo Las Vegas, que se desvelaría después.

Tres años más tarde, en noviembre de 2011, saltó públicamente la noticia de que el multimillonario Sheldon Adelson -la sexta fortuna de Estados Unidos y octava del mundo, promotor de casinos en Las Vegas, Macao y Singapur- estaba interesado en crear una gran ciudad de ocio, juego y congresos en Europa y, más concretamente, en España.

Fue el entonces vicepresidente y hoy presidente madrileño, Ignacio González, quien en un acto electoral del PP para las elecciones generales de 2011, confirmó que los Gobiernos de España y de Madrid llevaban "bastante avanzadas" las conversaciones con Adelson para traer a nuestro país el complejo que al poco tiempo se bautizaría popularmente como Eurovegas.

Atraída por las abultadas cifras de negocio (ya entonces se hablaba de la creación de 261.000 empleos y de una inversión de 16.900 millones de euros en 13 años), la Generalitat catalana anunciaba tres días más tarde que aspiraba también a albergar el complejo en una zona próxima al aeropuerto de El Prat, y que estaba estudiando su viabilidad con el grupo inversor.

Desde entonces, Madrid y Cataluña pugnaron durante año y medio para conseguir el proyecto y ambas ofrecieron a Adelson los terrenos que consideraban más interesantes para Eurovegas e invitaron al magnate a que eligiera el más apropiado.

En el caso madrileño fueron tres: Alcorcón, Valdecarros y Paracuellos-Torrejón de Ardoz.

En los últimos años, Adelson, su equipo y en ocasiones incluso su esposa, se han desplazado varias veces a Madrid para conocer esos terrenos, dialogar con las autoridades regionales para ultimar detalles e incluso, ir de compras a la calle Serrano o degustar un aperitivo de jamón y tortilla española en la sede del Gobierno de la Comunidad.

Adelson ha advertido durante todo este tiempo que la implantación de su proyecto en España sólo sería posible si el Gobierno colaboraba con algunas reformas legales en materia laboral, medioambiental y fiscal, como, por ejemplo, que se permita el consumo de tabaco en todo el complejo.

Las condiciones del magnate y las peculiaridades de Eurovegas han desatado en estos últimos años las críticas de la oposición, que ha advertido de que el recinto estará asociado a la mafia y al juego, o de algunos vecinos de los terrenos candidatos, que ven en ello más perjuicios que ventajas.