La tunecina Belhassen y el serbio Tadic reciben el premio Norte-Sur en Lisboa

  • La activista tunecina Souhayr Belhassen y el presidente de Serbia, Boris Tadic, defendieron hoy el papel que debe jugar la mujer en el mundo árabe y la república balcánica en la UE al recibir en Lisboa el premio Norte-Sur, El galardón, concedido anualmente por el Consejo de Europa, fue entregado en una ceremonia celebrada en el Parlamento luso, durante la que los dos premiados hicieron especial hincapié en el camino recorrido por sus respectivos países hacia la democracia.

Lisboa, 27 mar.- La activista tunecina Souhayr Belhassen y el presidente de Serbia, Boris Tadic, defendieron hoy el papel que debe jugar la mujer en el mundo árabe y la república balcánica en la UE al recibir en Lisboa el premio Norte-Sur,

El galardón, concedido anualmente por el Consejo de Europa, fue entregado en una ceremonia celebrada en el Parlamento luso, durante la que los dos premiados hicieron especial hincapié en el camino recorrido por sus respectivos países hacia la democracia.

Durante su intervención, Belhassen, de 68 años, resaltó que las mujeres "tienen que estar en el centro de las decisiones" en el mundo árabe, ya que "no hay democracia sin igualdad".

La periodista y activista tunecina destacó lo ocurrido desde enero de 2011 en su país, donde nació la llamada "primavera árabe" después de que Mohamed Bouzizi, un joven de 26 años, decidiera inmolarse a lo bonzo en protesta por lo que consideraba un abuso administrativo del régimen de Zine el Abidine Ben Alí.

"El caso de Túnez es único por la implicación del pueblo. Mi país es un verdadero laboratorio que va a ayudar a hacer cambios (...) Se realizaron elecciones libres y por primera vez, un partido islámico consiguió el poder", argumentó.

El Consejo de Europa decidió premiar a Belhassen -a su vez presidenta de la Federación Internacional de los Derechos Humanos- en representación de la mujer árabe, que jugó un "papel fundamental en los cambios históricos que ocurrieron en 2011".

Boris Tadic, por su parte, incidió durante su discurso en que los esfuerzos realizados por Serbia en los últimos años son motivo suficiente para garantizarle su entrada en la Unión Europea (UE), dos años después de solicitar su ingreso.

"La última década no fue fácil para nosotros, tuvimos que descubrir quienes somos como pueblo y como nación, y merecemos ser miembros de la UE de pleno derecho", abogó el presidente serbio.

Tadic no rehuyó la compleja cuestión de Kosovo e insistió en que su país "nunca reconocerá su declaración de independencia unilateral", aunque confía en encontrar una solución pacífica que contribuya a la estabilización de la región.

Kosovo se autoproclamó como país independiente -gracias a la mayoría albanokosovar- hace cuatro años, un estatus que han reconocido más de 80 países, entre ellos EEUU y la mayoría de los socios comunitarios, pero no la propia Serbia, España y otros cuatro países de la UE.

El presidente serbio recordó, asimismo, el papel que jugaron las autoridades de su país para encontrar a los criminales de guerra Ratko Mladic y Goran Hadzic, buscados por el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, y lo enmarcó dentro de los trabajos por favorecer la "reconciliación" en los Balcanes.

Fue precisamente la contribución de Tadic a esta "reconciliación de los Balcanes y a la integración de su país en el proceso de construcción europea" el motivo por el que el Consejo de Europa le entregó el premio Norte-Sur de este año.

Este galardón se concede cada año a dos personalidades, una de los países del hemisferio norte y otra del hemisferio sur, que se hayan destacado en la protección de los derechos humanos y el fortalecimiento de las relaciones entre los dos grupos de naciones.

Tanto Tadic como Belhassen recibieron el premio de manos del jefe del Estado luso, Aníbal Cavaco Silva, quien defendió la necesidad de apoyar los procesos de transición democrática iniciados en Oriente Medio y en el Norte de África, así como la integración de Serbia en la UE.

El pasado año recibieron el galardón el expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, por su labor en el combate a la pobreza, y la jurista canadiense Louise Arbour, por su papel en defensa de los derechos humanos.

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