La versión salvaje de Ibiza está en Laos: un río, drogas y 27 occidentales muertos

  • En plena naturaleza del interior de Laos está Vang Vieng, la ciudad con la fiesta más salvaje del planeta. Miles de occidentales mochileros se drogan y beben descontroladamente mientras hacen el animal en un río. Al menos 27 de ellos fallecieron el año pasado a exceso limpio.
El "Tubing", una arriesgada aventura de moda entre los mochileros en Laos
El "Tubing", una arriesgada aventura de moda entre los mochileros en Laos
Quique Peinado

'Tubing': ¿turismo de aventura en Van Vieng o arriesgada idiotez?

Vang Vieng es un paraíso natural, un exuberante espectáculo en medio de una selva. Pero a sus visitantes les da igual. Van a beber Lao-Lao, una bebida con 45% de alcohol y que cuesta algo más de un euro el litro, a comer las pizzas setas alucinógenas y a beber infusiones de marihuana y opio. Todo se vende libremente en esta ciudad sin ley.

Con pensiones a cuatro euros la noche y vía libre para hacer lo que quieran, los turistas occidentales (sobre todo europeos y australianos) van allí a vivir la ilusión de la libertad total.

Una libertad a la que hay que añadir un río, Nam Song, alrededor del que crecen los comercios baratos a merced de lo que quieran hacer los turistas. Por ejemplo, tubing, un entretenimiento que consiste en subirse en flotadores gigantes y dejarse ir por la corriente del río. Una actividad que se convierte en más que peligrosa si se practica borracho y drogado.

La población turística multiplica por 15 a la local, y, según publica 'The Guardian', cada día entre cinco y 10 personas van al hospital con lesiones importantes. Básicamente, turistas que se estampan contra las piedras del río o con intoxicaciones de alcohol y drogas. Solo el año pasado murieron 27, y se cree que pueden ser más, porque la muchos casos se desvían a la capital, Vientián, que está a cuatro horas.

En medio de la permisividad de las autoridades, que ven en los turistas una fuente de ingresos, la población local sufre. 'The Guardian' recoge el testimonio de Thanongsi Sorangkoun: "Nuestro tradicional modo de vida está siendo depredado. El ruido, la gente desnuda por la calle, el mal comportamiento [de los turistas] está haciendo mucho mal a nuestra juventud. Nuestros jóvenes roban a los turistas y se están haciendo adictos al alcohol y las drogas", declara.

Convertido en un lugar sin ley donde solo vale desfasar, Vang Vieng vende su alma al diablo occidental facilitando a los turistas la fiesta más salvaje.

Mostrar comentarios