La víctima relata su calvario durante un cautiverio en el que "vio la muerte"

  • Barcelona.- Dolores O., la joven presuntamente secuestrada por un clan gitano para imponerle una nueva pareja, ha relatado hoy sus semanas de calvario en una caseta abandonada de Centelles (Barcelona) donde fue acuchillada, golpeada y rapada a cero durante un cautiverio en el que asegura que "vio la muerte".

Barcelona.- Dolores O., la joven presuntamente secuestrada por un clan gitano para imponerle una nueva pareja, ha relatado hoy sus semanas de calvario en una caseta abandonada de Centelles (Barcelona) donde fue acuchillada, golpeada y rapada a cero durante un cautiverio en el que asegura que "vio la muerte".

Durante un interrogatorio que se ha prolongado cerca de tres horas, la víctima ha ratificado hoy los padecimientos que denunció en su día en el juicio que se sigue en la Audiencia de Barcelona contra sus cinco presuntos carceleros, los hermanos Juan y Pascual E., la madre de ambos, Adelina J., la pareja del primero de ellos, Jessica G., y el amigo de la familia Juan Gabriel B.

En su declaración, la joven, que tenía 19 años cuando fue secuestrada, ha culpado principalmente de las palizas que recibió durante su cautiverio a los hermanos Juan y Pascual E., miembros del clan gitano de "Los Esquiroles", aunque también afirma haber sido abofeteada y pateada por Jessica G. y Adelina J.

A Juan Gabriel B. es al único acusado a quien la víctima ha exculpado de las agresiones físicas, aunque ha señalado que fue él quien, junto a Pascual E., le cortó el pelo a cero, un castigo que la ley gitana inflige a las mujeres repudiadas.

Según el relato de la joven, que fue liberada por los mossos d'esquadra en julio de 2008, su martirio comenzó meses antes, cuando, acompañado de sus familiares, fue a buscarla a su casa el líder del clan Juan E., con quien ella había mantenido una relación sentimental durante cerca de dos años.

Juan E., ha añadido la chica, se la llevó consigo y su familia amenazándola con matarla a ella o a su hija de pocos meses, pero, un mes después, la abandonó para iniciar una nueva relación con Jessica G., no sin antes obligarla a convertirse en la pareja sentimental de su hermano Pascual E.

La víctima pasó entonces a vivir con el clan de los "Esquiroles" en una caseta abandonada de Centelles donde, asegura, era apaleada brutalmente por los hermanos Juan y Pascual E. sin motivo aparente, "cuando se aburrían o cuando les faltaba el alcohol". "Yo no entendía por qué lo hacían", ha agregado.

Según Dolores O., el que más se ensañaba con ella era el líder del clan -a quien los demás obedecían porque "él era el jefe y amenazaba con matarnos"-, y en un par de ocasiones Pascual E. intercedió para salvarle la vida ante su hermano, que pretendía tirarla a un pozo de 19 metros de profundidad.

Pese a reconocerle ese gesto, Pascual G. ha sido también blanco de las acusaciones de la víctima, que ha afirmado que "cuatro o cinco veces" la forzó a mantener relaciones sexuales, sin que ella pudiera defenderse porque "no tenía fuerzas".

Durante su secuestro, la denunciante mantiene que recibió múltiples puñetazos, patadas, bofetadas y navajazos, mientras que los acusados la ataban continuamente, en ocasiones con cadenas de perro, y le daban de comer sus sobras.

"En Centelles vi la muerte, pensé que mi vida terminaba allí y que Juan o Pascual me iban a matar", ha recalcado la víctima, que ha declarado protegida por una columna de cuatro mossos d'esquadra que impedían su confrontación visual con los procesados.

La chica ha contado también que intentó escapar sin éxito en dos ocasiones de sus captores y ha evocado una providencial intervención de una hija de Adelina J., que horas antes de su liberación se presentó en la caseta y, apiadándose de ella, la desató, le puso hielo en los hematomas y le dio un bocadillo y una coca-cola. EFE.

Cuando ese mismo día los mossos acudieron a liberarla, alertados por una llamada anónima, Dolores O. les contó que presentaba heridas porque se había caído y les pidió que la dejaran con su esposo Juan E., una versión que, ha aclarado hoy, obedecía a su temor a que el líder del clan la matara a ella o a su hija.

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