Las claves del papel del Rey y la Iglesia en la Transición, en un nuevo libro

  • Uno de los aspectos menos estudiados del papel que desempeñó el Rey durante la Transición es la forma en que contribuyó al desbloqueo de las relaciones con la Santa Sede, que el franquismo había llevado a un punto crítico, y sus claves pueden descubrirse ahora en el libro "El Rey, la Iglesia y la Transición".

Madrid, 24 feb.- Uno de los aspectos menos estudiados del papel que desempeñó el Rey durante la Transición es la forma en que contribuyó al desbloqueo de las relaciones con la Santa Sede, que el franquismo había llevado a un punto crítico, y sus claves pueden descubrirse ahora en el libro "El Rey, la Iglesia y la Transición".

El autor, Pablo Martín de Santa Olalla, especialista en las relaciones Iglesia-Estado, recoge en este volumen una amplia investigación sobre cómo evolucionaron en España en esta etapa, con el apoyo de dos centenares de documentos hasta ahora inéditos.

"La idea central del libro es dar a conocer la aportación decisiva de la Iglesia a la construcción de la democracia en España y el papel muy relevante del Rey para desbloquear las relaciones entre Iglesia y Estado", explica el historiador a la Agencia EFE.

La contribución del monarca tuvo su gesto más importante en su renuncia al llamado "privilegio de presentación" ante el Vaticano, heredado de Franco y que permitía al jefe del Estado a proponer seis obispos candidatos para cubrir la titularidad de diócesis vacantes.

De ellos el Papa elegía tres, pero finalmente era el dictador quien decidía en última instancia quién iba a encargarse de la diócesis; cuando murió Franco, había varias vacantes por la falta de entendimiento con la Santa Sede, en un ambiente tenso y enquistado.

Don Juan Carlos decidió renunciar a ese privilegio sin que la Iglesia lo esperara en ese momento, enfatiza Martín de Santa Olalla, mediante una carta que el Rey envió a Pablo VI.

A cambio, el nuevo jefe del Estado solicitaba al Pontífice la renuncia de la Iglesia al fuero que daba un estatus especial a los clérigos en caso de delito, reservándose el privilegio de presentación únicamente para el vicario general castrense.

Este movimiento del monarca posibilitó de forma decisiva el camino para la normalización de las relaciones con la Santa Sede, que en los últimos años del franquismo pasaban por sus momentos de máxima tensión, con el presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal Tarancón, abiertamente enfrentado a la dictadura.

Sostiene el escritor que, de hecho, sin aquella jugada del monarca no se podrían haber firmado los acuerdos con la Santa Sede de 1976 y 1979, que siguen íntegramente en vigor, salvo una reforma sobre el régimen económico incluida en el año 2006.

También analiza el libro, publicado por Sílex Ediciones bajo los auspicios de la Fundación Transición Española, el apoyo expreso que Tarancón prestó al nuevo jefe de Estado, cuando España atravesaba un momento de grandes incertidumbres, en la homilía que pronunció en la "Misa del Espíritu Santo" del 27 de noviembre de 1975.

Las relaciones entre Don Juan Carlos y Tarancón fueron siempre "bastante cordiales y amistosas", asegura el autor, y se da la coincidencia de que en uno de los momentos cruciales de la Transición, el 23-F, mientras el Rey se enfrentaba al golpe, la Conferencia Episcopal estaba reunida a las afueras de Madrid para elegir al sucesor del cardenal frente de este órgano eclesiástico.

La investigación del Pablo Martín de Santa Olalla, con un prólogo del hispanista Charles Powell, pone de manifiesto cómo en aquella época se enterró "definitivamente" la cuestión religiosa en España.

Los entresijos de las negociaciones al respecto pueden rastrearse en la abundante documentación inédita que incluye el volumen, cartas principalmente, obtenida de los archivos de los ministerios de Asuntos Exteriores y Justicia y también procedente de la embajada española ante la Santa Sede.

"El Rey, la Iglesia y la Transición" se ha presentado esta semana en la Universidad Pontifica de Comillas, cuyo exrector, José María Díaz Moreno, lo considera un libro "necesario", de "historia pura y dura", fiel a los hechos y que presta un gran servicio a la "verdadera" memoria histórica.

Díaz Moreno, testigo directo de la negociación de los acuerdos con la Santa Sede, puesto que en aquella época colaboraba con el nuncio en España, monseñor Dadaglio, hace hincapié en que fue "providencial" para resolver los problemas con el Vaticano el buen entendimiento del nuncio con Tarancón y el papel del Rey.

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