Leopoldo López, el líder opositor venezolano, estrenó este lunes 'Diario de Leopoldo López' para contar su experiencia en la cárcel militar de Ramo Verde, cerca de Caracas, donde está recluido desde el 18 de febrero de 2014 acusado por el Gobierno bolivariano de ser el autor intelectual de las revueltas antigubernamentales de ese año.
Su partido, Voluntad Popular explicó que en este blog se publicarán los escritos, discursos y notas que han sido censurados por la dictadura de Nicolás Maduro.
Un ejemplo sobre el contenido de este blog es el siguiente: "Ese día me había despertado a las 3.00 de la mañana. A las 4.00 salí escondido en la maleta de un carro desde mi sitio de clandestinidad, pasé 45 minutos hasta llegar a Caracas. Durante esos 45 minutos que parecieron horas, no dejé de pensar en las víctimas del secuestro que son sometidas y trasladadas de esa forma", cuenta López.Primera noche en Ramo Verde
El siguiente destino era Ramo Verde. Leopoldo López hace una descripción de su celda y las condiciones en las que se encuentra: "Llegamos a mi celda, me entregaron una sábana, un jabón, pasta de dientes y un cepillo".
"La primera noche en la cárcel es quizás la más larga. Es un punto de transición, de cierre de una etapa y el comienzo de otra. Esas largas primeras horas, echado en la cama, viendo el techo, recordaba todo lo que había pasado desde el 12 de febrero: la clandestinidad, los allanamientos, la persecución y la presentación ante la justicia injusta", señala.Audiencia judicial
"A la mañana siguiente la audiencia judicial se trasladó a un tribunal móvil, un autobús que estacionaron a las puertas de la prisión para cumplir con la formalidad de ser juzgado fuera de un penal militar. Duró doce horas y al final, luego de escuchar los absurdos alegatos de la Fiscalía, como ya estaba decidido por Maduro y su Gobierno, me dejaron preso", lamenta.
López recuerda la actuación de los fiscales en este primer careo, especialmente la de Franklin Nieves: "Al final, Franklin Nieves se acercó y me dijo: 'Lo siento mucho'. Me ofreció un chocolate y unos caramelos de menta. Los recibí y me dije, este hombre sabe que lo que está haciendo está mal, pero es prisionero del sistema, de la dictadura, tanto como lo puedo ser yo".
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