Los carteristas se han convertido en una "epidemia" en Madrid, según el PSOE

  • Madrid.- Están los "piqueros", las "bolsilleras", los "chinaores", los "lanceros", los de la mancha o los del escándalo, todo un conglomerado de carteristas que, según el portavoz de Seguridad del PSOE en la capital, Óscar Iglesias, "se han convertido en una epidemia en el centro de Madrid".

Los carteristas se han convertido en una "epidemia" en Madrid, según el PSOE
Los carteristas se han convertido en una "epidemia" en Madrid, según el PSOE

Madrid.- Están los "piqueros", las "bolsilleras", los "chinaores", los "lanceros", los de la mancha o los del escándalo, todo un conglomerado de carteristas que, según el portavoz de Seguridad del PSOE en la capital, Óscar Iglesias, "se han convertido en una epidemia en el centro de Madrid".

Iglesias, presidente del Grupo Socialista del Ayuntamiento de Madrid, cree que la situación es tal que se ha hecho "imprescindible" que la Policía Municipal establezca un "dispositivo especial para evitar que sigan robando".

"Es imprescindible poner fin a estos hurtos para garantizar la seguridad de las personas que transitan por Madrid y evitar que este tipo de actos empañen la imagen internacional de nuestra ciudad", ha afirmado Iglesias.

En un comunicado, el concejal del PSOE señala que los carteristas actúan en el centro de la ciudad en "bandas organizadas" en las que "cada miembro juega un papel muy definido a la hora de cometer el robo".

"Unos 'fichan' a las posibles víctimas por su vulnerabilidad; otros hacen el seguimiento para detectar el momento más propicio; y finalmente una persona realiza la sustracción, mientras otra permanece cerca del ladrón para recibir la cartera, quedando aquella 'limpia' en caso de problemas o existencia de testigos".

Avisa Iglesias de que generalmente, no utilizan la violencia ni la intimidación y actúan en lugares céntricos y en espacios públicos con mucha gente, como la Puerta del Sol, Preciados, las calles de Arenal y Mayor, la Plaza Mayor o el Mercado de san Miguel y advierte de que "la policía tiene forzosamente que conocer a muchos de ellos porque pasan el día deambulando por esas zonas".

Otro dato que aporta es que se adaptan a cualquier situación y horario para robar, pero normalmente cometen más robos de jueves a domingo.

Las franjas horarias en las que actúan están identificadas y coinciden con las horas punta de la mañana y de la tarde: de 7 a 9 y de 19 a 21 horas.

También están muy presentes en el Metro, donde en 2008 había identificados unos 500 carteristas que sólo se dedican a este entorno y, aunque tienen sus "costumbres" y líneas "favoritas" para robar, dice Iglesias, van donde hay muchos pasajeros y creen que hay dinero: las estaciones de zonas turísticas como Retiro, Banco de España, Callao, Plaza de España, Gran Vía o Alonso Martínez.

No obstante, su línea "preferida" ahora mismo es la 10, particularmente entre Príncipe Pío y Nuevos Ministerios.

El edil socialista asegura que estos ladrones actúan de varias formas, dependiendo de su experiencia y procedencia, y habla por ejemplo del "carterista de las aglomeraciones", que se confunde con los grupos, roba y escapa entre la muchedumbre.

Estos son los "piqueros", que sustraen carteras usando el pico que forman con dos de sus dedos, las "bolsilleras", que roban en el interior de los bolsos, y los "chinaores", que rajan los bolsos para obtener el botín.

Otro tipo es el carterista camuflado, que recorre en grupos reducidos las calles del centro disfrazado de turista, fingiendo mirar escaparates o estudiar mapas, en espera de alguna víctima.

En ocasiones, uno de ellos distrae al visitante mostrándole un mapa y preguntándole por lugares determinados, mientras otro asalta sus pertenencias, y otras veces se sitúan en las filas de las paradas más concurridas de los autobuses turísticos y aprovechan para vaciar la mochila de la persona que está delante.

El carterista del periódico utiliza un diario como "muleta", que colocada sutilmente impide que la víctima vea cómo le quitan la cartera u otros objetos de valor, como teléfonos móviles, y el de las firmas distrae a la víctima haciéndole firmar en una hoja por alguna causa humanitaria.

El de la mancha roba con la excusa de limpiar una mancha del traje de la víctima, el "lancero" usa unas pinzas largas, el del escándalo empieza a gritar y acaba envolviendo a alguien que no puede zafarse y el del metro y los autobuses, que también va en grupo, da pequeños empujones por un lado y roba por el otro.

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