Los danzadores de Anguiano giran sobre sus zancos ante un numeroso público

  • Ocho danzadores de entre 19 y 29 años han revivido hoy en la empinada cuesta de Anguiano y ante un numeroso público la tradicional "danza de los zancos", en el día grande de las fiestas del municipio, en honor a Santa María Magdalena.

Logroño, 22 jul.- Ocho danzadores de entre 19 y 29 años han revivido hoy en la empinada cuesta de Anguiano y ante un numeroso público la tradicional "danza de los zancos", en el día grande de las fiestas del municipio, en honor a Santa María Magdalena.

La bajada de hoy ha sido la segunda de las cinco que se hacen cada año durante estas fiestas y se ha celebrado sin incidentes en la empinada cuesta del municipio.

Los jóvenes, como es tradición, han ido ataviados con sus trajes multicolores, encaramados en unos zancos de madera de medio metro de altura y girando sobre sí mismos como "peonzas humanas".

La jornada ha comenzado con una procesión, en la que los danzadores y la música de los gaiteros han acompañado a la imagen de la Virgen, y tras la cual los jóvenes han bajado los escalones entre la plaza y la calle Alta.

Posteriormente, el cachiberrio, vestido de danzador pero sin zancos, ha sido el encargado de saludar al público y dedicar unos versos a la santa, como preámbulo de la misa que se ha celebrado en la iglesia de San Andrés.

Tras la eucaristía, ha llegado la bajada en la llamada "Cuesta de los danzadores", de 58 metros y con una pendiente, en alguno de sus tramos, de casi un 20 por ciento.

Este año no se ha estrenado ningún danzador, sino que han sido todos veteranos, aunque el mayor de ellos, Carlos Fernández, de 29 años, ha anunciado la posibilidad de no repetir en próximas ediciones, ya que solo pueden bajar ocho cada año y "hay que dejar sitio a la gente joven".

De uno en uno, han ido bajando todos, girando mientras tocaban las castañuelas y arropados por cientos de vecinos y visitantes, que han observado el espectáculo pegados a las paredes de la estrecha calle para procurar no interferir en la bajada, que termina en la plaza donde varias personas frenan la caída de los danzadores.

La falda que llevan les ayuda mucho, ya que al abrirse facilita su estabilidad, aunque el secreto, según Fernández, es "ser del pueblo, ir practicando desde pequeño y tener mucha ilusión".

Después y ya sin zancos han bailado una danza con palos de boj llamada "los troqueaos".

Esta danza se repetirá mañana y en septiembre, durante las fiestas de Gracia, cuando la imagen de la Magdalena se traslade de vuelta desde la iglesia de San Andrés hasta su ermita.

Anguiano, con 537 habitantes, revive esta tradición desde 1603, año del que se conservan los primeros documentos, aunque algunos expertos datan el origen de la bajada en la época celta anterior al cristianismo.

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