Los delitos en el metro de madrid descienden un 25 por ciento en 2013


Los delitos y faltas que se comenten en el Metro de Madrid han experimentado un importante descenso de cerca del 25 por ciento en el primer trimestre del año 2013, registrándose un total de 4.990 denuncias, lo que contrasta con los 5.969 hechos puestos en conocimiento de la Policía en el mismo periodo de tiempo del año 2012.

De las 4.990 denuncias presentadas entre enero y marzo de este año, 526 se referían a delitos y 4.464 a faltas, según los datos de la Policía Nacional.
El suburbano madrileño, en el que se producen más de 600 millones de desplazamientos al año, es el área de operaciones de algunos delincuentes cuyo principal objetivo es el hurto de carteras y efectos de valor como los teléfonos móviles de última generación o las tabletas electrónicas.
La Policía Nacional cuenta con 121 agentes que patrullan por la red del Metro para prevenir estos robos y detectar a los carteristas, quienes operan principalmente en andenes –aprovechando las subidas y bajadas de pasajeros-, en escaleras mecánicas y en el interior de los ascensores.
Los agentes de la Brigada Móvil y de la unidad de Policía en el Transporte llevan a cabo su labor de prevención de la delincuencia mediante el control selectivo de viajeros y equipaje, vigilancia general de las instalaciones, recepción de denuncias, investigación de los hechos delictivos y prestación de auxilio en caso de catástrofe o accidente.
DELINCUENTE SOLITARIO
La Policía Nacional advierte de que, a pesar de que el ‘modus operandi’ utilizado por los delincuentes del metro es variado, el más habilidoso suele ser aquel que actúa en solitario. Este tipo de ladrón se suele valer de algún objeto o prenda de vestir, como un abrigo o periódico, para evitar ser visto tanto por el objetivo como por el resto de viajeros.
Cuando los delincuentes operan en grupo, trabajan de manera coordinada, rodeando a una o varias víctimas y empleando diferentes formas de distracción, como preguntar por la ubicación de paradas, mostrar planos, hacer comentarios o dar ligeros empujones.
Las víctimas más habituales suelen ser los turistas, las personas ebrias y distraídas y los usuarios de edad avanzada.

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