Los favoritos en las elecciones de Pakistán callan ante el terror talibán

  • A dos semanas de unas elecciones clave para consolidar la democracia en Pakistán, la violencia terrorista contra los llamados partidos 'seculares' aumenta cada día que pasa y parece allanar el camino a las formaciones más conservadoras.

Pau Miranda

Islamabad, 26 abr.- A dos semanas de unas elecciones clave para consolidar la democracia en Pakistán, la violencia terrorista contra los llamados partidos 'seculares' aumenta cada día que pasa y parece allanar el camino a las formaciones más conservadoras.

El terrorismo, que, como no se cansan de repetir las autoridades, ha costado la vida a casi 40.000 paquistaníes en la última década, no ocupa un lugar destacado ni en los programas electorales ni en la agenda de los partidos, centrados en la agonizante economía local.

"Es el elefante en la habitación, lo que nadie quiere ver", dijo hace unos días a Efe un destacado miembro del secular Muttahida Quami Movement (MQM) en un acto de presentación de su programa, que como la mayoría pone la economía por delante.

"Lo más importante en esta campaña debería ser el terrorismo, pero no lo va a ser de ninguna manera", señaló el candidato regional Faisal Sabzwari.

Según el principal observatorio electoral del país, la red FAFEN, la semana pasada murieron en incidentes violentos de campaña 23 personas, en su mayoría civiles y a las que hay que unir al menos ocho muertos más esta semana, los últimos cinco anoche.

Tras el último atentado hasta ahora anoche en la ciudad meridional de Karachi, un portavoz del movimiento taliban local, Tehrik e Taliban Pakistán (TTP), anunció a los medios que ese acto contra el MQM era la continuación de su "política" de apuntar contra tres partidos y que "los ataques van a seguir".

Los partidos mencionados por el portavoz del TTP son tres formaciones integrantes de la coalición de Gobierno durante la pasada legislatura: el Partido Popular (PPP), el MQM y, sobre todo, el Partido Nacional Awami (ANP), formación secular de raíz pastún.

El PPP ha visto como su principal reclamo electoral, el joven Bilawal Bhutto, ha tenido que renunciar a hacer campaña por el riesgo de que siga los pasos de su madre y exprimera ministra, Benazir, asesinada en un mítin poco antes de los comicios de 2008.

El ANP, que ocupó en la pasada legislatura el Gobierno de la volátil región de Khyber Pakhtunkwa, es la formación que más está sufriendo el acoso yihadista, y ha visto como la campaña talibán los deja casi sin opciones de repetir su buenos resultados de 2008.

La analista Shamila Chaudhary afirma esta semana en un artículo en la edición digital de Foreign Policy que los radicales ven al ANP como un posible obstáculo para la influencia entre la comunidad pastún de los partidos religiosos cercanos al integrismo talibán.

Esta formación de ideario casi socialista es desde hace meses objetivo prioritario y declarado del TTP y, entre otros miembros, perdió a uno de sus principales líderes, Bashir Ahmed Bilour, en un atentado el pasado diciembre.

Su hermano Gulam se libró por muy poco la semana pasada de correr la misma suerte tras un ataque suicida que mató a 12 asistentes a un mitin del partido en la ciudad noroccidental de Pesháwar, bastión del ANP y, a la vez, de diversos grupos radicales integristas.

"Los talibanes acallan voces con voluntad y capacidad de hacerse oír contra el extremismo en asuntos que la sociedad tiene que debatir, como los derechos de mujeres y minorías y las relaciones con la India", dice Chaudhary, exasesora de seguridad del presidente norteamericano, Barak Obama.

Ante el acoso a las formaciones de tinte secular y que más han levantado la voz contra el fanatismo religioso, las dos formaciones que parecen destinadas a luchar por encabezar el próximo Gobierno, PML-N y el PTI, guardan un silencio que para algunos es cómplice.

Diversos analistas locales coinciden en que el conservador PML-N de Nawaz Sharif y el populista PTI del excriquetista Imrán Khan prefieren centrar su discurso en la economía o la lucha contra la corrupción, temas que preocupan mucho a la sociedad paquistaní.

"No quieren enojar a muchos justifican el uso de la violencia para defender intereses políticos", dice el analista y escritor Imtiaz Gul, que recalca que el tema decisivo en la recta final de campaña será la crisis energética y económica.

"Guardar silencio (ante la violencia talibán) es la opción segura, pero solo a corto plazo", afirmaba ayer un editorial del diario Dawn.

Un destacado militar en la reserva señaló directamente la semana pasada a un alto cargo del PML-N en un acto de presentación de su programa electoral cuando salió a relucir la poca importancia que se daba en el documento al extremismo religioso y la violencia talibán.

"Estáis tranquilos porque os creéis a salvo de los ataques de esta campaña. Pero antes o después, cuando acaben con ellos, irán a por vosotros", advirtió el veterano exgeneral.

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