Los partidos tendrán que transformarse en tres meses para evitar los errores del 27-S

    • Para la profesora de Ciencias Políticas del CEU San Pablo, Ainhoa Uribe, el PSOE debería apoyar la legalidad. Igualmente, Podemos, que aspira a ser un actor de peso nacional.
    • Según el consultor político Fran Carrillo, Mariano Rajoy deberá dar más la cara, Sánchez, dejar los bandazos discursivos, y Podemos dejar la ambigüedad.
En apenas tres meses se celebrarán elecciones generales
En apenas tres meses se celebrarán elecciones generales

Tras las elecciones del pasado domingo, a las que precedieron una tensa campaña que dividió literalmente en dos bandos a los catalanes, llega el momento de reflexionar.

Los malos resultados de unas formaciones, o por lo menos peores de lo deseado, les obligará a recapacitar sobre lo que hicieron mal y perseverar en lo poco o mucho que hicieron bien. Los que consideraron un éxito sus resultados deberan evitar dar un mal paso, confiarse y traicionar la confianza depositada en ellos.

Antes de final de año, en menos de tres meses, se celebrarán unas elecciones generales trascendentales y competidas, que para algunos, como Podemos, será su prueba de fuego, y para otros, como el Partido Popular, la posibilidad de seguir con una política económica en la que creen y, aparantemente, ha dado paso a una incipiente recuperación.

Mientras, el Partido Socialista tratará de afianzar un discurso nacional y Ciudadanos demostrar que es una alternativa seria con posibilidad de gobernar. Ahora el problema será el tiempo, pero los expertos en política y comunicacion no dudan en que todos darán un giro para evitar al que ha sido el peor enemigos de algunos: la ambigüedad.

Para Ainhoa Uribe, coordinadora académica del Grado de Ciencias Políticas y profesora titular en Ciencia Política de la Universidad de la Universidad CEU San Pablo, es difícil predecir, antes de las elecciones generales qué rumbo van a tomar los distintos partidos que se disputan el futuro de Cataluña y apunta que, sin duda, el primer paso será la reflexión interna.

"El PSOE debería apoyar la legalidad, como partido de ámbito nacional. Igualmente, Podemos, que aspira a ser un actor de peso nacional, no debería virar hacia el independentismo para ofrecer un discurso coherente en el conjunto del territorio nacional. No obstante lo cual, las cartas se irán descubriendo sobre la mesa en los próximos meses, tras las elecciones generales", afirma Uribe.

En cuanto a Ciudadanos, posiblemente la gran sorpresa de estos comicios, asegura que ha conseguido movilizar a los indecisos, a los desencantados por el Partido Popular y por el Partido Socialista y a todas las personas que muestran una apatía por las instituciones políticas, en general.

Y apunta que su éxito se basa en que ha logrado movilizar el discurso de la emoción, del doble sentimiento de español y catalán y no se ha visto envuelto en ningún escándalo de corrupción o de mala praxis política, sencillamente porque no ha gobernado todavía.

"Es un partido joven que ha sabido ilusionar y movilizar a las personas que no tenían definido su voto y a los que se han cansado de la política tradicional, pero que optan por la moderación, y no por el extremismo de Podemos. En consecuencia, Ciudadanos se perfila como un actor clave, como un futuro partido bisagra, a nivel autonómico y nacional. El tiempo dirá qué recorrido político tienen", concluye.

Por su parte, Ivan Serrano, investigador en Ciencia Política de la Universitat Oberta de Catalunya, admite que el sistema de partidos catalán ya se ha reconfigurado. "El independentismo es hegemónico en el catalanismo, el PP queda en un triple empate con CSQP y las CUP, el PSC ha perdido la condición de partido hegemónico, aunque ha superado las expectativas y puede valorar como positivo su afianzamiento junto al PSOE, que aboga por mejorar el sistema autonómico pero sin abordar los aspectos claves reivindicados por el soberanismo", señala.

"La cuestión clave no es la reacción de Junts pel Sí a una oferta que pueda venir del gobierno central después de las elecciones generales, puesto que sería difícil rechazar un proceso negociador, sino más bien si después del resultado de ayer esta propuesta es probable y su magnitud. Mi primera impresión es que el Gobierno español, el actual o el siguiente, tiene aún menos incentivos si cabe a acordar un referéndum, puesto que los resultados de ayer muestran un resultado ajustado para cualquier opción, tanto el sí o el no podrían ganar", señala.

En cuanto a Ciudadanos asegura que ha capitalizado el voto más claramente españolista en Cataluña, en buena medida por el desgaste de los partidos tradicionales, y "evidentemente intentará capitalizar estos resultados de cara a las generales".El triunfo de la "política de fondo"

El 27-S, en definitiva, ha ganado el candidato "de programa". "Es el triunfo de la política de fondo", comparte Fran Carrillo, consultor político, "de aquellos que han conseguido sacar a la Cataluña silenciada diciéndoles lo que quieren hacer al día siguiente de las elecciones. Se ha premiado a políticos como Arrimadas o Iceta, que han aportado seriedad a la campaña".

Según Carrillo, todos los partidos tienen deberes para los próximos meses: el PP fortalecer la figura de su líder, Mariano Rajoy, que, afirma, "debe dar más la cara". "Se está jugando algo más que diez o quince escaños, se juega un gobierno", explica. Para el PSOE la tarea es "definir más su proyecto". "Es importante que Sánchez deje de dar bandazos discursivos y consolidar una idea de España en todos los ámbitos". Si es así, considera, los socialistas podrían seducir de nuevo a parte de los votantes que había perdido en favor de Podemos.

Al partido de Iglesias "este año se le va a hacer muy largo", opina este analista. "Se constata una deriva, y también que, como decía Lincoln, no se puede estar engañando a todo el mundo todo el tiempo".

Podemos, en busca de la definiciónLos once escaños logrados este domingo porCatalunya sí que es Pot, la marca blanca de Podemos, fueron sin duda uno de los datos más sorprendentes de la noche electoral. Una cuarta plaza, por debajo incluso de los diputados que ya tenía ICV, socio de Iglesias en esta candidatura, que generó una amplia decepción, no ocultada por Iglesias.El resultado provoca un agrio debate en el partido, polarizado desde hace meses entre los partidarios de recuperar la esencia que les llevó al triunfo en las europeas y los que optan ahora por la estrategia de la moderación. A nivel interno, la crítica más repetida es que la indefinición con respecto al proceso soberanista ha pasado factura. La idea de un proceso constituyente con un derecho a decidir reconocido no ha llegado a calar por la ambigüedad de la propia candidatura: desde el propio Iglesias, nada partidario de la independencia a los sectores de ICV abiertamente secesionistas.Los datos en Cataluña abren aún más unas fracturas arrastradas desde las pasadas andaluzas y urgen al partido a enfrentarse a su propia definición, empezando por el programa-que la dirección prevé tener ultimado a finales de octubre- y siguiendo por la confluencia con otras fuerzas de izquierda que se estudian en varios territorios.Ambos procesos, en marcha, generan fuertes recelos en las bases por la opacidad con la que se llevan a cabo. "El problema básico es no tener un programa claro respecto a cómo vamos a afrontar las estatales", afirma José Antonio Vargas, secretario general de Podemos en Málaga y crítico con la estrategia mantenida por el núcleo de Iglesias, "y el de la confluencia viene de hacer pactos por arriba, sin consultar a las bases".Desde esas bases arrecian las críticas a la verticalidad de la dirección y a haber virado "sin debates de base" a una estrategia más encaminada a lo electoral que "al discurso rompedor de los orígenes"."La dirección tiene que hacer un balance de los últimas elecciones y de cómo se ha ido perdiendo en estimación de votos, de cómo los círculos se van al mismo tiempo vaciando de gente, y decidir si vamos bien por ese camino", considera Vargas. Por el momento, dice también, "no se ha dado muestras de poner lo que piensan las bases encima de la mesa". La cuestión que se plantea ahora es si ese debate debe abrirse antes de las generales o es mejor aplazarlo.

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