Los que votan por primera vez se alejan de Podemos y se acercan al PSOE

    • Los de Iglesias sí mantienen la hegemonía entre el votante de entre 25 a 34 años.
    • Los socialistas logran atraer al elector novel y rejuvenecen su electorado, lo que puede resultar clave para las generales.
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias.
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias.

El descenso en las encuestas que en los últimos meses viene registrando Podemos no es la única cuestión que preocupa a los de Iglesias. Más allá de los datos, las cifras esconden también una lectura que en cada partido se interpreta a contrarreloj para atinar con la mejor estrategia de campaña de cara a unas elecciones determinantes, las generales del próximo otoño.De ello es prueba el último barómetro del CIS, la encuesta que refleja con más concreción el perfil del votante por partido, y que permite también sondear la radiografía del electorado de cada formación. La encuesta, publicada a principios de este mes, confirma un nuevo bajón del partido emergente (15'7 por ciento) en favor del bipartidismo. El PP ganaría las elecciones, de celebrarse ahora, con un 28'2 por ciento de sufragios-es el partido que más sube- por un 24'9 por ciento del PSOE, en el anterior, de abril, en el 24'3 por ciento.Pero la encuesta desvela también el cambio en el perfil del votante de Podemos. Si en sus orígenes la formación de Iglesias tenía en el votante más joven, aquel que por primera vez ejercía su derecho al sufragio, su gran respaldo, este colectivo ha ido virando en los últimos meses su adherencia al partido y se revela ahora, de hecho, como su mayor crítico.Así, según la encuesta de abril, Podemos recababa en este grupo, que abarca a votantes entre 18 y 24 años, un 27 por ciento de respaldos. Era, entonces, de hecho, su “bolsa” base de sufragio, seguido del colectivo de 24 a 35 años, con un 20'6 por ciento. En cambio, en el barómetro conocido hace unos días, el apoyo de los más jóvenes baja once puntos, hasta el 16'7 por ciento, lo que convierte al siguiente segmento de edades, esta vez, en su votante mayoritario (con un 19'7 por ciento).La caída podría encontrar una primera explicación en el viraje a la centralidad que intenta el partido, que en poco más de un año, desde que se convirtiera en la sorpresa de las europeas, ha pasado de defender con firmeza posiciones de la izquierda más escorada a prescindir de medidas estrella como la renta básica o las nacionalizaciones de sectores estratégicos. Propuestas que la dirección considera ponen en riesgo ahora las opciones del partido en las generales.Pero esas razones no acabarían de encajar si se tiene en cuenta que, frente a ese descenso, otra opción gana enteros: el PSOE. Los de Pedro Sánchez recogen ahora el voto del 15'7 por ciento de los votantes más noveles, dos puntos más que en la encuesta anterior. Así, la abismal diferencia que entonces separaba a ambos partidos en la capacidad para atraer a estos votantes es ahora mínima y pese a situarse su electorado natural en edades más avanzadas (de 55 en adelante), los socialistas han conseguido rejuvenecerlo notablemente en los últimos meses.La caída de la formación emergente es llamativa también en la pregunta combinada voto+simpatía, en la que Podemos recibió en abril el apoyo mayoritario de los jóvenes de entre 18 y 24 (28'5 por ciento). En julio, el porcentaje bajó hasta el 19'6, mientras el PSOE consiguió mejorarlo: del 16'5 al 19'1. De nuevo, una diferencia mínima con el partido de Iglesias.Un votante que puede resultar determinanteLa asimilación que en los últimos tiempos se ha promovido desde el 'núcleo duro' hacia políticas más cercanas al "centro del tablero" centra los mayores debates en el seno del partido, y empieza también a manifestarse en cifras en apariencia fría e impersonal como la de las encuestas: en una versión del refrán “más vale viejo conocido que nuevo por conocer” los jóvenes que por primera vez ejercen su derecho a voto han dejado de ver a Podemos como el partido rupturista capaz de insuflar un nuevo aire al sistema político para diluirse en los mismos postulados de la izquierda socialista, adoptar un esqueleto de partido clásico y repetir, en ocasiones, sus mismos vicios.Así, los nuevos votantes se muestran cada vez más atraídos por un PSOE que, en los últimos tiempos también ha apostado por ofrecer una imagen más cercana a sus intereses. El reclamo no es desdeñable: en las próximas generales votarán por primera vez un millón de jóvenes que, visto lo visto en lo ajustado de las encuestas, podrían resultar cruciales para decantar el partido de gobierno. Conscientes de ello, los socialistas han intensificado su ofensiva para atraer a este votante, con propuestas enfatizadas por Podemos: una renta mínima vital- ingreso de 426 euros para hogares sin recursos y distintas ayudas por hijo a cargo- o una política más activa contra los desahucios. Al tiempo, han incorporado formas más bien propias del partido de Iglesias, como la participación en “asambleas abiertas”, reuniones que periódicamente mantiene el secretario general, Pedro Sánchez, con jóvenes militantes.Por el contrario, a Podemos se le sigue acusando su indefinición y la ausencia de un programa político sólido, además de las frecuentes fracturas que sus dirigentes rebajan a lo propio de una formación con debate interno. Entre ellas, las sonadas a propósito de la urgencia de recuperar el ADN del partido, como reclaman desde las bases-y cuyo punto álgido se expresó con la salida de Juan Carlos Monedero-o las diferentes estrategias para concurrir a los comicios.

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