Manuel de Falla y Tomás Bretón se citan de nuevo en el Teatro de la Zarzuela

  • Hay espectáculos que, como en gastronomía, hacen pensar en un triunfo inmediato con la mera enunciación de sus ingredientes, como el que reunirá en el Teatro de la Zarzuela a Manuel de Falla y Tomás Bretón, con una pieza que se creía perdida desde hacía más de un siglo y la joya más famosa del género chico.

Madrid, 16 oct.- Hay espectáculos que, como en gastronomía, hacen pensar en un triunfo inmediato con la mera enunciación de sus ingredientes, como el que reunirá en el Teatro de la Zarzuela a Manuel de Falla y Tomás Bretón, con una pieza que se creía perdida desde hacía más de un siglo y la joya más famosa del género chico.

El 19 de octubre se estrenará el programa doble que, bajo dirección escénica de José Carlos Plaza -otra garantía de éxito- pondrá sobre las tablas "La verbena de la Paloma" y "Los amores de la Inés", en la que será su primera recuperación desde su estreno en 1902.

Se trata de un diálogo entre Bretón, autor consolidado, director del Conservatorio de Madrid y gran defensor de la ópera española, que en plena madurez encontró su mayor éxito en un género que tanto había denostado, y un joven Manuel de Falla, recién llegado a Madrid.

En ambos montajes, ha destacado Plaza hoy en rueda de prensa, se "ha atacado su verdad", la de la premisa argumental de que "el amor nace de la miseria", con dos personajes femeninos que "se venden al dinero por necesidad".

El espectáculo se convertirá asimismo en un homenaje a Madrid y a la pintora figurativa Amalia Avia, objeto de una exposición paralela auspiciada por la Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Sus escenas de la ciudad servirán de escenografía a este espectáculo, una declaración del "inmenso amor" que Plaza siente por la ciudad, "subjetivo y apasionado" como el de los protagonistas de ambas historias.

Eso sí, Plaza ha "quitado" el exceso de casticismo de "La verbena de La Paloma". Que nadie espere ni trajes ribeteados ni un "¡Que tiés madre!". Sus personajes son "seres humanos de verdad, que hablan de verdad", ha destacado el director de escena.

Enrique Baquerizo (Don Hilarión), Emilio Sánchez (Don Sebastián), María Rodríguez (Señá Rita), la apuesta de Damián del Castillo (Julián) y María Rey-Joly (Susana) encabezan el reparto, que el director musical Cristóbal Soler ha reivindicado como un "elenco de excelentes cantantes líricos/actores".

En diálogo con "La verbena de la Paloma", los espectadores asistirán previamente a una historia de "amores trocados", intereses y celos, "Los amores de La Inés", cuya partitura orquestal fue recuperada en los años noventa entre los archivos de Manuel de Falla, que la escribió siendo muy joven y poco después de llegar a Madrid.

"Falla renegaba de esa etapa de su vida, que fue muy difícil. En España había muy poca gente que le hiciera caso", ha destacado hoy la directora responsable de su archivo, Elena García de Paredes, que ha presentado además la exposición que se exhibe en el Teatro de la Zarzuela, con las misivas que intercambió con Bretón.

"Los amores de La Inés" fue la única de las seis zarzuelas que Falla escribió que vio representada, pero "si hubiese escuchado cómo está sonando ahora, quizás habría escrito más", ha considerado Soler, director musical de ambos montajes.

Nada que ver con aquel "estreno traumático" que tuvo que apañar en 1902 con una pequeña orquesta. Esta vez, los dieciocho violines y seis violas de la partitura resonarán al unísono, con la Orquesta de la Comunidad de Madrid y el Coro del Teatro de la Zarzuela.

Susana Cordón (Inés), Pepa Gracia (Felipa), Montse Peidro (Blasa), Enrique Ferrer (Juan) y Santo Ariño (Señor Lucas) conforman el elenco principal de la obra.

El 10 de noviembre se celebrará la última representación de este programa doble, que será retransmitido en directo por Radio Clásica de RNE el 24 de octubre y que contará con un ciclo de cine gratuito el 28 de octubre.

Ese día se exhibirán "La verbena de La Paloma" que estrenó José Buchs en 1921 (versión muda, con acompañamiento de piano) y la que dirigió Benito Perojo, ya con sonido, en 1935.

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