Marcela Turati: "el periodismo puede cambiar las cosas si es inteligente"

  • La periodista mexicana Marcela Turati, distinguida con el Premio Gabriel García Márquez de "Reconocimiento a la Excelencia" que otorga la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), consideró hoy que el periodismo "puede cambiar las cosas" si se hace "de una manera más inteligente".

Cynthia de Benito

Bogotá, 24 sep.- La periodista mexicana Marcela Turati, distinguida con el Premio Gabriel García Márquez de "Reconocimiento a la Excelencia" que otorga la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), consideró hoy que el periodismo "puede cambiar las cosas" si se hace "de una manera más inteligente".

Pese a su juventud, el jurado de la FNPI ha considerado que Turati merece el premio por responder día a día "con una opción de coraje e inteligencia al horror de los miles de desaparecidos y cuerpos decapitados o quemados con ácido que el crimen organizado han esparcido por el territorio de México", donde trabaja.

Allí saca adelante la organización Periodistas de a Pie, que creó en 2007 junto a otros periodistas mexicanos, acuciada por la duda de si el periodismo puede servir para algo, una cuestión sobre la que ya tiene una conclusión positiva.

"Creo que sí se pueden cambiar las cosas. Hay muchas formas de contar las cosas, uno puede ser espejo de la realidad pero si se hace de una manera más inteligente se puede generar esperanza en sociedades donde hay mucho desasosiego", sostuvo Turati en entrevista telefónica con Efe.

Llegar a esa conciencia, reconoció, le ha costado años de búsqueda que se iniciaron en el año 2000, en un taller de la FNPI que impartieron el Nobel de Literatura Gabriel García Márquez y el considerado cronista de cronistas, Ryszard Kapuscinski.

"Eso me amplió las miras a los trabajos que hay en Latinoamérica. Me quedé muy impactada y quise siempre conocer más el periodismo que se hace en otros países", recordó.

Con base en ese interés, fundó un grupo para compartir "consejos de cómo cubrir informaciones o conseguir fuentes, siempre pensando que a todos siempre nos hace falta capacitación y hay que gente que tiene conocimientos y los puede compartir".

Todos eran mexicanos, pero si se presentaba la oportunidad de conocer a una gran pluma extranjera, no perdían la ocasión y le invitaban a cenar para tener "una clase gratis".

Sin embargo, Turati mantenía una duda que iba creciendo cada vez más.

"Estaba un poco frustrada porque sentía que el periodismo no cambiaba nada en México y quería viajar también, así que se me ocurrió ir donde fuera a ver cómo se hace el periodismo y que ha funcionado, para poder copiarlo", explicó.

Así comenzó un viaje de dos años por América Latina en el que fundió sus ahorros y se entrevistó con decenas de periodistas. La impresión más honda se la llevó en Brasil, donde los periodistas "se sentían ciudadanos y tenían claro su papel en la sociedad".

"Regresando a México tenía la idea de crear una organización de periodistas para capacitarnos y creamos la red, que fue cambiando no solo para capacitar sino para meternos a cubrir el conflicto, a las víctimas de la violencia, y después tratando de fortalecer colectivos de periodistas para protegernos y fortalecer el periodismo de investigación", apuntó.

En es Periodistas de a Pie, que se maneja gracias a 12 profesionales y varios becarios, donde Turati pone en práctica lo aprendido en sus viajes.

"Hay que buscar que la historia no denuncie problemas genéricos, sino los mecanismos, que son las cosas que hay que cambiar, y hay que poner nombre y apellidos a los perpetradores. Ver a quién se va a visibilizar en los medios, que sea a los que se mueven y están tratando de cambiar las cosas", explicó.

Mientras, sigue trabajando en el convulso México, donde intenta que "los periodistas no se queden paralizados por el terror" de cuanto les rodea, y que entre todos se pueda "investigar y exigir justicia.

Turati tuvo que enfrentar ese mismo miedo en el seno de su organización, cuando entre todos decidieron si abordaban la violencia y reivindicaban a los periodistas que habían sido asesinados, algo que generó escisiones en el grupo, donde algunos apostaban por ser espectadores, pero que marcó el camino a seguir.

"Pensábamos que nos tocaba defender el derecho de expresión porque si no salíamos nosotros nadie iba a salir a defender nuestros derechos. Ahí cambió totalmente la organización, porque la emergencia lo requería", subrayó.

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