México queda a la espera de que la izquierda reconozca su derrota

  • Con una sola frase, "todavía no está dicha la última palabra", la izquierda mexicana forzó al país a un compás de espera para saber cuál será su posición acerca de unos resultados de las elecciones del domingo que le son desfavorables.

Agustín de Gracia

México, 2 jul.- Con una sola frase, "todavía no está dicha la última palabra", la izquierda mexicana forzó al país a un compás de espera para saber cuál será su posición acerca de unos resultados de las elecciones del domingo que le son desfavorables.

México votó en unos comicios que se desarrollaron con relativa normalidad, a pesar de la violencia que azota al país, y expresó su deseo de que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) regrese al poder, después de doce años de ausencia.

Enrique Peña Nieto, del PRI, se alzó con la victoria, según datos del Instituto Federal Electoral (IFE), aún provisionales, y su triunfo virtual fue reconocido hasta por el presidente mexicano, Felipe Calderón, quien le cederá el poder el 1 de diciembre.

Pero la izquierda se desmarcó de una tendencia que indicaba que todo estaba resuelto, y se negó a aceptar como válidos unos resultados provisionales que pocos han puesto en duda y que coinciden en que el PRI ocupará pronto la Presidencia de México.

"Todavía no está dicha la última palabra", afirmó el candidato presidencial de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, poco después de que el IFE diera a conocer los resultados de miles de actas de votación que lo relegan al segundo lugar.

"Vamos a esperar a tener toda la información", agregó López Obrador, en un breve mensaje a los periodistas.

Llegó a esa conclusión después de estar reunido a puerta cerrada con otros dirigentes del PRD, entre ellos uno de los fundadores del partido, Cuauhtémoc Cárdenas, y el jefe de Gobierno de la capital, Marcelo Ebrard, dos figuras con un perfil político moderado.

No trascendió qué se habló en esa reunión, pero desde allí se dirigió López Obrador a un hotel de esta capital con el fin de dar un anuncio que se llevaba horas esperando para saber si aceptaría los resultados del IFE o los rechazaría contundentemente.

Y optó por el término medio: "No descalifico", afirmó López Obrador al referirse a los datos provisionales del órgano electoral. "Hay que tener el escrutinio legal", insistió.

"Ante los resultados preliminares del IFE, la postura que asumo es esperar", dijo un López Obrador, serio, con traje formal, mientras sus partidarios gritaban "¡Fraude!" a la puerta del hotel desde donde se dirigía a los periodistas.

La postura del líder izquierdista dista mucho de la posición que asumió tras las elecciones del 2006, en las que también se presentó como candidato presidencial. Perdió por una diferencia de 0,56 puntos porcentuales frente a Felipe Calderón.

Nunca reconoció los resultados del 2006 (todavía se declara vencedor de esa contienda), agotó todos los recursos legales para reclamar la victoria que aseguraba tenía y movilizó a sus seguidores para que, en las calles, apoyaran su demanda.

De hecho, fue proclamado "presidente legítimo" de México y llegó a tomar posesión como tal, simbólicamente, el 20 de noviembre de ese año, después de varias semanas de protestas en las calles que desquiciaron a los habitantes de esta capital.

Ahora, en su único discurso desde que cerraron los colegios electorales, López Obrador no ha utilizado la palabra fraude. Sólo ha dicho que sus datos, que no ha precisado, no son los mismos, pero tampoco se ha atribuido la victoria.

De momento, el candidato izquierdista ha convocado para las 18.00 hora local de hoy (23.00 GMT) una rueda de prensa en la que, se espera, dé a conocer cuál será su postura, después de tener detalles sobre el escrutinio provisional.

Los datos de este escrutinio conocidos hasta ahora, con la mitad de las actas de votación ya contabilizadas, dejan pocas dudas: Peña Nieto tiene un 36,81 por ciento de los votos y López Obrador el 33,18 por ciento.

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