Molenbeeck, "semillero" de yihadistas, muy a pesar de sus habitantes

  • Molenbeeck, comuna popular del oeste de Bruselas donde este lunes la policía belga lanzó una operación para ubicar a un sospechoso clave de los atentados de París, parece hoy más que nunca un semillero de yihadistas, muy a pesar de los habitantes de esta localidad.

Molenbeeck-Saint-Jean está en el ojo de la huracán desde que se sabe que al menos uno de los kamikazes muertos en París vivió aquí, una comuna de 95.000 habitantes con más de 100 nacionalidades diferentes, a pocas estaciones de metro del centro de Bruselas.

Este lunes por la mañana las autoridades desplegaron unidades de intervención especiales con un vehículo blindado en una de sus calles. Buscaban a Salah Abdeslam, el hermano de Brahim, uno de los kamikazes identificados por la policía francesa. El tercero de esta cofradía, Mohamed, detenido el sábado en este mismo barrio, fue liberado el lunes por la justicia antiterrorista belga, sin cargos.

De 36 años, Hicham dice que conoce a los tres hermanos "de nacionalidad francesa".

"Normal, delincuentes comunes", comentó. "Están con gente que viene de otra parte, se mezclan", agrega.

"Muchos franceses que vienen se mezclan, se diluyen en la comunidad marroquí", explica, en medio de un grupo de amigos que observa la operación policial. "Vienen, se inscriben y obtienen un documento de identidad", añade.

Para su amigo Mohamed, "Molenbeeck es la mejor comuna de Bélgica". "¡Podríamos creernos en Kosovo, Estambul, Marrakech ... o Bruselas!", dice agregando que Molenbeeck es "la comuna multicultural de Bélgica. La están ensuciando".

"Aquí, el musulmán tiene el derecho de vestirse como quiere. Aquí se aplica bien la 'Libertad, Igualdad, Fraternidad', pero ahora quieren poner fin a todo eso", se inquieta.

Delante de una barrera instalada por la policía el lunes por la mañana, Abderahman, un marroquí de 55 años, estima que la comunidad musulmana está "doblemente afectada", estigmatizada por un lado y ensuciada por el otro por los extremistas.

"Tenemos miedo de que venga alguien y empiece a dispararnos en la mezquita", dice Mohamed.

Rachid, un amigo de Mohamed y de Hicham, asegura que "el barrio es tranquilo", "no hay célula (terrorista) aquí" pero "desgraciadamente ahora la etiqueta ya está".

Sin embargo se sabe que Molenbeeck atrae a los islamistas radicales.

"En esta pequeña minoría, hay figuras conocidas en toda Europa, que atraen a gente", explicó a AFP un experto de temas terroristas, Claude Moniquet.

Fue en Molenbeeck donde residieron en 2001 los asesinos del comandante Masud en Afganistán, así como Hasan El Haski, condenado por haber sido uno de los ideólogos de los atentados de 2004 en Madrid (191 muertos, 1.800 heridos), o incluso Mehdi Nemmouche, el principal sospechoso del atentado del Museo Judío de Bruselas en mayo de 2014.

El autor del ataque en agosto del tres Thalys Amsterdam-Paris, Ayub El Jazani, se alojó en la casa de su hermana en este barrio, antes de subir al tren. Y también una de las células terroristas desmanteladas en enero en Verviers (este) tenía ramificaciones en Molenbeeck.

Soraya, oriunda de Marruecos, que porta un velo negro, estima que la policía debería haber reaccionado antes y subraya la falta de controles en las fronteras. "Puedes traer cualquier arma en un coche, nadie lo va a saber", observa.

"Vemos claramente ahora que hay un semillero de terroristas en Molenbeeck. Es un problema que debemos resolver imperativamente", admitió el ministro belga de Interior, Jan Jambon, miembro del partido nacionalista flamenco N-VA, en una entrevista con el periódico La Libre Belgique.

El gobierno de Charles Michel está bajo presión. "Pedí a los servicios de seguridad que nos hicieran propuestas muy rápido, a la justicia, a los servicios de inteligencia, para que en Molenbeeck, así como en otras partes, podamos combatir más eficazmente al radicalismo", dijo anunciando que presentaría un "plan de acción operativo".

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