La defensa de la acusada ha alcanzado un acuerdo de conformidad con el fiscal ante el reconocimiento de los hechos. De este modo, ha aceptado la condena a doce años de internamiento en un psiquiátrico por un delito de asesinato, con la eximente incompleta de enfermedad mental.
El fiscal entiende que en el momento del crimen tenía "gravemente" afectadas sus facultades intelectivas y volitivas aunque "sin llegar a anularlas" a consecuencia de un trastorno psicótico no especificado.
En su declaración, la procesado ha asegurado que no recuerda lo que pasó ni el número de apuñaladas que asestó a su propio hijo. "Me arrepiento muchísimo. No estaba en mi sano juicio", ha afirmado ante el tribunal.
HECHOS JUZGADOS
En su escrito, el fiscal sostiene que el 5 de septiembre de 2014 la acusada, "aprovechando la circunstancia de que el niño no podía defenderse por su corta edad", le ató los pies con una cuerda y a continuación rodeó la cabeza y el cuello con una cinta de embalar.
"Con la intención de acabar con su vida" -añade el representante del Ministerio Público- cogió un cuchillo de la cocina y asestó a su hijo 67 puñaladas en el abdomen e ingle.
Además, la madre rodeó el cuello del niño con un cordón naranja y con el cable del cargador del teléfono móvil y apretó también con el ánimo de matarle. A consecuencia de las agresiones el menor sufrió un "shock hipovolémico postherrágico consecutivo a heridas por arma blanca y asfixia mecánica concomitante secundaria a estrangulación y sofocación", que le produjo la muerte.
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