Obama come con cuatro votantes ganadores de concurso de donaciones a campaña

  • El presidente de EE.UU., Barack Obama, comió hoy con cuatro votantes que ganaron un concurso tras hacer una pequeña aportación a su campaña para lograr un segundo mandato en las elecciones que se celebrarán en noviembre próximo.

Washington, 6 ene.- El presidente de EE.UU., Barack Obama, comió hoy con cuatro votantes que ganaron un concurso tras hacer una pequeña aportación a su campaña para lograr un segundo mandato en las elecciones que se celebrarán en noviembre próximo.

Habitualmente los políticos reciben cientos de miles de dólares de dólares para impulsar sus candidaturas procedentes de grandes donantes, pero el mensaje de la campaña de Obama es que todos cuentan.

Por eso, la campaña organizó un concurso para animar a los ciudadanos corrientes a hacer pequeñas donaciones que podrían comenzar desde los tres dólares y, a cambio, entrarían en un sorteo en el que el premio sería la oportunidad de comer con el presidente.

La campaña de reelección de Obama ha ofrecido sorteos para comer también con la primera dama Michelle Obama y el vicepresidente Joe Biden, para dar un impulso a las contribuciones de internet.

La cita tuvo lugar hoy poco después del mediodía en el Scion, en un restaurante de Washington, situado en el céntrico barrio de DuPont Circle de la capital estadounidense.

El mandatario se encontró allí con los cuatro ganadores que viajaron desde los cuatro puntos cardinales del país, como Kathie Toigo, una profesora que trabaja con niños que necesitan asistencia especial, procedente de Yerington (Nevada).

También estuvieron Val Grossmann, un trabajador del servicio postal estadounidense, venido de Westminster (Colorado); Scott Zoebisch, bombero de Atlanta (Georgia), y Bill Blackwelder, un veterano de guerra de Afganistán, procedente de Fayetteville (North Carolina).

Según se puede ver en las imágenes difundidas por el grupo reducido de medios que le suelen acompañar, Obama -sin chaqueta, con las mangas de la camisa remangadas y la corbata un poco suelta-, charló distendidamente con sus invitados, a los que preguntó por sus familias y de dónde habían venido.

Uno de los participantes dijo que tenía que hacerle una pregunta de parte de su hijo de seis años, pero no la formuló en presencia de los medios, a los que sólo se les permitió entrar unos minutos para hacer captar el principio del encuentro.

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