Occupy México fracasa: indignados sí, pero ¿qué hay de nuestra propia guerra contra el narcotráfico?

  • Atrapado en medio de su propia guerra contra el narcotráfico, México ha ignorado los escasos conatos del movimiento indignado en el país.
Occupy Wall Street
Occupy Wall Street
Justin Sullivan/Getty Images
Nathaniel Parish Flannery, México DF (México) | GlobalPost

En un luminoso día de enero, un grupo de manifestantes se concentraban frente a los relucientes paneles de cristal de la bolsa de Ciudad de México, escribiendo consignas de protesta en las pancartas.

"INDIGNADOS DEL MUNDO, UNÍOS", anunciaba una pancarta.

Cruzando la calle, un solitario oficial de policía miraba. Los peatones apenas levantaban la vista de sus Blackberries cuando pasaban por la acampada.

Éste es el movimiento Ocupar México, que lleva casi cuatro meses luchando por mantenerse.  Los "indignados", como se autodenominan los ocupantes, tienen 1.500 seguidores en Twitter, pero sólo unas pocas docenas de partidarios activos.

Después de todo, México está atrapado en medio de la guerra contra las drogas, una lucha sangrienta que ha dejado al menos 47.000 vidas desde 2006, según cifras del Gobierno.

La gente se manifiesta para apoyar el movimiento anti-violencia "No más sangre", liderado por Javier Sicilia, un poeta cuyo hijo fue asesinado por miembros de las bandas.

Por el contrario, los manifestantes de "Ocupar México", que se centran en la pobreza y los derechos de los trabajadores no han logrado ganar muchos adeptos. El movimiento ha sido completamente ignorado por los principales políticos de México.

"Tenemos las redes sociales", dice Jonas González, un flacucho estudiante de arte. "Pero no hemos sido capaces de sacar provecho de ellas debido a la escasez de personal, a la escasez de gente que se queda aquí", añade.

La mayoría de las tiendas de campaña alineadas en la acera estaban vacías.

"Tenemos un Carlos Slim y a millones de personas pobres", apunta Guadalupe Maya, una estudiante de psicología vestida a la moda que está realizando la sentada en la carpa principal del campamento.

Carlos Slim, el magnate mexicano de la industria de las telecomunicaciones, es el hombre más rico del mundo, con una fortuna estimada de 63.000 millones de dólares. Por el contrario, una quinta parte de la población de México se mantiene en la pobreza extrema.

El problema para el movimiento Ocupar es que a pesar de que México sigue luchando con los problemas actuales de la desigualdad y la pobreza, en losúltimos quince años, un número sin precedentes de jóvenes mexicanos se han unido a la clase media del país.

La mayoría de los jóvenes no están saliendo a las calles para protestar contra Carlos Slim. Ellos sólo quieren comprar sus teléfonos móviles.

Según un estudio del INEGI, el instituto de estadística de México, en 1991 sólo había 150.000 teléfonos móviles en uso en México. En el año 2010 había 90 millones de teléfonos móviles en uso.

Una explosión similar ha ocurrido en la propiedad de automóviles, la navegación web y el uso del correo electrónico.

Mientras que muchos mexicanos se quejan de los puntos débiles de la economía de su país y de la corrupción de su Gobierno, la mayoría de la gente en el país se reserva sus críticas más mordaces para la reciente ola de violencia.

La gente prefiere ver un retorno del statu quo que una revolución. En las manifestaciones antiviolencia, un eslogan popular es "fuera los ineptos, dentro los corruptos".

La violencia, que hasta hace no mucho se concentraba como una olla a presión en la frontera norte de México, ahora está estallando en un creciente número de ciudades y pueblos de todo el país, chisporroteando incluso en la capital.

La violencia se está convirtiendo en un problema grave desde las ciudades del estado agrario de Michoacán hasta los destinos de vacaciones junto a la playa como Acapulco y Veracruz.

En el campamento "Ocupar" frente a la bolsa de valores, vi un letrero que decía "NO + (sangre)", colgando cerca de las tiendas de campaña, un mensaje del movimiento anti-violencia de Sicilia, una protesta que ha movilizado a miles de simpatizantes en ciudades de todo México.

Bajo las palabras "firme aquí", decenas de simpatizantes habían escrito sus nombres en rotulador negro.

Con su mensaje simple, la campaña de Sicilia ha ganado un amplio respaldo. Al poeta se le concedió incluso una reunión con el presidente de México, Felipe Calderón.

Por el contrario, el movimiento "Ocupar" no está intentando trabajar con el presidente. "Nuestro diálogo no es para el Gobierno, es para la gente", dice Maya.

"Espero que ningún otro país sufra la misma democracia que tenemos aquí", afirma, cruzando los dedos.

Detrás de ella, hay un cartel escrito a mano que dice "EL ESTADO SÓLO PUEDE SOSTENERSE A TRAVÉS DEL CRIMEN".

 

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