Operación militar anti-PKK en Turquía deja más de 100 muertos

  • Más de 100 presuntos militantes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) murieron en una importante ofensiva militar en el sudeste de mayoría kurda de Turquía, donde los dirigentes defendieron su firmeza contra el movimiento rebelde armado.

El balance de esta operación que se lleva a cabo desde hace al menos cinco días asciende a 102 muertos, según un nuevo balance proporcionado este domingo por una fuente de seguridad local.

Al menos dos soldados y cinco civiles también perdieron la vida en los enfrentamientos, agregó la fuente.

El ejército turco lanzó, conjuntamente con las fuerzas especiales de la policía, una operación de gran envergadura para desalojar a los militantes kurdos de los centros urbanos.

Unos 10.000 hombres, respaldados por carros de combate, fueron movilizados para esta ofensiva que se concentra en dos ciudades cerca de la frontera siria e iraquí, Cizre y Silopi, en la provincia de Sirnak. En ambas se decretó un toque de queda.

El anterior balance, proporcionado el sábado por el ejército, era de 70 militantes muertos.

El jefe de las fuerzas armadas, el general Hulusi Akar, visitó el sábado a sus tropas en la región y fue informado del avance de la ofensiva. "Las operaciones en la región (...) continuarán con determinación hasta que se haya restablecido el orden público". declaró el ejército en un comunicado.

Por otra parte, el ejército turco señaló el sábado que aviones de guerra despegaron el viernes de su base de Diyarbakir, la "capital" del sudeste anatolio, para bombardear los campamentos del PKK en el norte de Irak.

El barrio de Sur, situado en el centro histórico de Diyarbakir, también se ha convertido en un campo de batalla, igual que la vecina localidad de Nusaybin.

Después de más de dos años de alto el fuego, el verano pasado estallaron combates entre las fuerzas de seguridad turcas y el PKK. Estos acabaron con las conversaciones de paz iniciadas a finales de 2012 para poner fin al conflicto que dura desde 1984.

Los militantes del PKK, especialmente las jóvenes milicias del YDG-H (el Movimiento de los Patriotas Revolucionarios, próximo pero autónomo del PKK), aprovecharon los dos años de tregua para implantarse en las ciudades "liberadas", cavando trincheras y levantando barricadas para impedir la entrada de las fuerzas de seguridad. La nueva estrategia paralizó estas ciudades.

Los enfrentamientos, que pasaron de las tradicionales zonas rurales y montañosas a las ciudades, tuvieron consecuencias desastrosas en la región y provocaron el desplazamiento de 200.000 personas. La situación recuerda a la de la vecina Siria, enzarzada en una guerra civil, con las mismas imágenes de casas, escuelas y hospitales destruidos.

El ministerio de Educación retiró a sus maestros de la zona y el año escolar se interrumpió abruptamente. Los servicios sanitarios también carecen médicos porque muchos huyeron.

Fortalecido por la victoria de su partido en las elecciones legislativas del 1 de noviembre, el presidente islamo-conservador Recep Tayyip Erdogan reafirmó su voluntad de "erradicar" al PKK, y acusó al partido prokurdo HDP (Partido de la Democracia de los Pueblos) de estar conchabado con el movimiento armado.

El primer ministro, Ahmet Davutoglu, denunció por su parte este fin de semana un "intento de desencadenar una guerra civil", señalando que estas operaciones -denunciadas por numerosos opositores políticos y una parte de la sociedad civil- durarán hasta que se hayan "limpiado" las ciudades concernidas.

"Estas operaciones y el recurso sistemático al toque de queda representan castigos colectivos inaceptables", denunció la Asociación de los Derechos Humanos (IHD).

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