La oposición marfileña prepara su resurrección política en las elecciones legislativas de mañana

Reuters/EP
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Ante sí tiene la difícil misión de derrotar en los comicios al actual dirigente del país, Alassane Ouatara, que no solo ostenta un dominio casi absoluto del Parlamento, sino que además ha convertido a Costa de Marfil en un ejemplo de resurrección económica.

Las opciones del FPM pasan por aprovechar cierta disensión interna en las filas del partido de Ouattara, pero para ello el grupo opositor deberá superar sus propias divisiones si quiere arrebatar la mayoría de los 255 escaños de la cámara al bloque de coalición que lidera la formación del presidente, el Congreso de los Republicanos.

EL FIN DE LA CONDENA

"El boicot ha terminado", proclamó la semana pasada Affi N'Guessan ente sus simpatizantes, cinco años después del violentísimo episodio de violencia que comenzó a gestarse cuando Gbagbo rechazó abandonar el poder tras perder las elecciones contra Ouattara. Más de 3.000 personas murieron en los enfrentamientos subsiguientes. El proceso de reconciliación nacional se ha estancado, según grupos pro derechos humanos.

N'Guessan, como la mayoría de los líderes del FMP, fue encarcelado tras la guerra civil. El político abandonó su celda en 2013 pero muchos de sus compañeros siguen entre rejas.

A su regreso se ha encontrado un país en bonanza económica, pero dividido en lo social, como reflejaron los prolegómentos un referéndum celebrado en octubre sobre una polémica reforma constitucional sobre los mecanismos de elección presidencial -- impulsada de manera unilateral por Ouattara -- fuertemente criticada por un amplio sector de la población, así como por diplomáticos y activistas internacionales.

"NO ES MI PRESIDENTE"

"Voy a votar por Affi porque creo que la presencia sólida del FPM en el Parlamento podría equilibrar el debate", ha declarado el residente de Bonguanu -- la localidad natal del candidato opositor, Joseph Kuyuan.

La coalición que lidera Ouattara no ha presentado una lista única para estos comicios después de que dos socios menores decidieran abandonar el bloque parlamentario por quejas sobre la división de los distritos electorales. Este es el talón de Aquiles que podría aprovechar el FPM, siempre y cuando este logre convencer a sus votantes tradicionales, que todavía consideran a Gbagbo el verdadero líder del partido.

"Ouattara no es mi presidente pero Affi tampoco es el presidente del FPM", ha declarado uno de estos últimos, Honore Bida, residente en el oeste del país, bastión del antiguo dirigente, ahora en manos del Tribunal Penal Internacional por su papel como instigador de la guerra civil.

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