Pakistán recibe con frialdad el nuevo homenaje internacional a Malala

  • El día mundial de Malala, en homenaje a la adolescente paquistaní víctima de un ataque talibán por defender la educación femenina, fue hoy recibido con frialdad en Pakistán, donde medios e instituciones parecen haber olvidado el incidente.

Pau Miranda

Islamabad, 12 jul.- El día mundial de Malala, en homenaje a la adolescente paquistaní víctima de un ataque talibán por defender la educación femenina, fue hoy recibido con frialdad en Pakistán, donde medios e instituciones parecen haber olvidado el incidente.

A pesar de que la menor realizará hoy su primera intervención pública después de salvar la vida milagrosamente al recibir dos disparos en la cabeza el pasado octubre, la efeméride no ha recibido apenas atención es el país de origen de Malala Yusufzai.

Naciones Unidas, que ha erigido a la adolescente en símbolo de la defensa del derecho a la educación femenina, ha hecho coincidir este día internacional con el cumpleaños -este año el decimosexto- de la menor, afincada en el Reino Unido desde que fue atacada.

"Es trágico. Muestra el nivel de apatía que envuelve a la sociedad paquistaní", lamentó hoy en declaraciones a Efe la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán (HRCP), Zohra Yusuf.

"No es solo que parece haberse olvidado el incidente concreto de Malala, sino también todo lo que simboliza, en cuanto a la falta de derechos de educación para las niñas y al valor de enfrentarse al extremismo de los radicales", abundó Yusuf.

La responsable de la HRCP reconoció que hay "algunos actos aislados" organizados sobre todo por agrupaciones femeninas, pero criticó especialmente la falta de reacción gubernamental a la celebración del día de recuerdo a la joven activista.

El día de Malala culminará con un discurso de la homenajeada en la sede neoyorquina de Naciones Unidas, donde la adolescente reivindicará una vez más los derechos básicos de los menores.

En contraste con la casi indiferencia que despierta esta conmemoración en Pakistán, Malala Yusufzai ha recibido innumerables homenajes de Naciones Unidas y ha sido reiteradamente premiada, por ejemplo con el reciente XXV Premio Internacional Catalunya.

La menor recibió en su país el Premio Nacional de la Paz por su defensa de los derechos humanos frente a los ataques de los integristas talibanes que dominaron el norteño valle del Swat hasta una ofensiva militar en 2009.

Ese fue el inicio de su notoriedad, en el que la joven, animada por su padre, fue alzando cada vez más la voz hasta que los talibanes decidieron callarla por la fuerza, con un atentado en el que resultó herida junto a dos compañeras de clase.

Aunque su caso generó una ola de indignación en el país y el anterior Ejecutivo, liderado por el secular Partido Popular de Pakistán, la convirtió en un símbolo de la lucha contra el integrismo, el interés por Malala y su lucha se ha ido apagando.

La joven fue trasladada al Reino Unido, en un principio para ser tratada médicamente, aunque al final se estableció allí, donde ha empezado a rehacer su vida lejos de las amenazas de los insurgentes.

Una de sus compañeras heridas, Sazia Ramazán, siguió idéntico camino hace dos semanas y la familia de la tercera víctima, Kainat Riaz, ha dejado entrever a los medios locales que seguramente hará los mismo ante la falta de garantías de seguridad en su región natal.

La situación general de la educación en Pakistán es de extrema precariedad y, según la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el país tiene más de cinco millones de menores de entre cinco y once años sin escolarizar, de los que dos de cada tres son niñas.

Este país asiático ocupa el tercer peor puesto en el índice mundial relativo a igualdad de sexos en el sistema educativo.

Además, el presupuesto de educación de Pakistán se sitúa en alrededor del 2 % (menos de la décima parte que el de defensa), aunque los recientes presupuestos regionales parecen arrojar datos esperanzadores en ese aspecto.

Como recordaba hace unas semanas el destacado bloguero local Faisal Kapadia, la provincia noroccidental de Khuyber-Pakhtunkhwa, de donde es originaria Malala, aumentó en un 30 % sus recursos destinados a educación.

"Es una victoria para Malala", escribió Kapadia en el diario "Express Tribune" y añadió en relación a la joven heroína: "Ese es el poder de un paquistaní. Imaginen lo que pasaría si todos trabajáramos juntos por algo positivo".

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