Papandreu lucha contra su "déficit de credibilidad"

  • El primer ministro griego, Giorgos Papandreu, se enfrenta hoy probablemente al examen más duro desde que los socialistas volvieran al gobierno en octubre en la reunión extraordinaria de los Veintisiete en Bruselas. Tras descubrir la UE la existencia de cuentas engañosas sobre el gasto público y el nivel de endeudamiento de Grecia, Papandreu tendrá que demostrar a sus homólogos europeos que pueden confiar en él. No sólo eso. Si no que tratará de conseguir el apoyo necesario para reflotar la economía helena. Todo ello dentro de su promesa de gobierno de llevar a cabo una política abierta y sin tapujos.
Grecia se compromete ante Francia a reducir 4 puntos su déficit este año
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Nicole Itano - GlobalPost

(Atenas, Grecia). Los cargos de gobierno en Grecia han sido considerados durante mucho tiempo como los regalos del poder, otorgados por el partido en el gobierno para recompensar a sus seguidores. Sin embargo, cuando el nuevo gobierno socialista griego ganó las elecciones en octubre pasado, hizo algo totalmente inesperado: en lugar de designar a los fieles del partido, comenzó a publicar las vacantes en internet. El gran número de respuestas les cogió por sorpresa. Las 79 vacantes de secretario general –altos funcionarios responsables de la gestión de los ministerios- recibieron más de 23.000 solicitudes. Al final, una gran parte de los contratados provenía de fuera de las estructuras de los partidos políticos.

El primer ministro griego, Giorgos Papandreu, desea que la apertura y la transparencia sean el centro de su agenda de gobierno. El político sostiene que para abordar los actuales problemas económicos del país –que muchos temen que ponga en peligro la estabilidad de la eurozona- se necesita afrontar la cultura de nepotismo y corrupción del país. Papandreu señala que su iniciativa de un gobierno abierto aprovechará el poder de internet para difundir la información y promover el diálogo entre los ciudadanos y el Estado. "Es imperativo que rompamos con el pasado y acabemos con la mentalidad de antes", declaraba Papandreu durante una conferencia de prensa de tres horas, el mes pasado.

El primer ministro advertía que la crisis económica requería medidas radicales para abordar problemas profundamente arraigados. Grecia, reconoció, tiene "un déficit de credibilidad". Además de llamar a una convocatoria abierta para todos los cargos de gobierno, Papandreu prometió publicar online cada documento que se produzca, incluido el presupuesto nacional. Los proyectos de ley también se han colgado en internet y se ha pedido la opinión a los ciudadanos.

En Grecia estas medidas constituyen una pequeña revolución. Ahora que el país lucha para hacer frente a la crisis, muchos se preguntan si el nuevo primer ministro tiene las agallas y el peso político para materializar sus proyectos. "Todos estos esfuerzos van en la dirección correcta y lo celebramos", afirma Constantinos Bacouris, presidente de Transparency International para Grecia. "Pero esperamos ver si se llega hasta el final o si los cambios sólo serán de fachada".

La corrupción y el nepotismo no son nada nuevo en Grecia, pero la crisis financiera mundial ha puesto el énfasis en los problemas de gestión y de gobierno. Y Grecia no lo ha hecho bien desde que es objeto de un mayor control. La Comisión Europea ha acusado al país de falsificar sus cifras económicas para ocultar la enorme deuda nacional y el creciente déficit presupuestario. La agencia de calificación crediticia Moody's ha advertido que el país se encaminaba hacia una "muerte lenta". Y los mercados internacionales especulan sin tapujos sobre si Grecia sobrevivirá como miembro de la eurozona.

Los griegos tampoco creen en su gobierno y lo consideran corrupto e ineficiente. Según un sondeo de Transparency International, el 84 por ciento de los griegos estima que existe un alto grado de corrupción en el país. "Nosotros, los griegos, exageramos, pero hay elementos de verdad en estas quejas e insatisfacción con la forma en que funciona el Estado", afirma John Panaretos, viceministro de Educación y director de la iniciativa de gobierno abierto de Papandreu. "Nuestros socios europeos no nos creen ni tampoco las cifras que les damos. Tenemos que volver a las bases fundamentales para reconstruir esa confianza", afirma.

Panaretos reconoce que la campaña de apertura ha tenido algunas dificultades. Por ejemplo, la avalancha de solicitudes de empleo cogió al gobierno por sorpresa porque no tenían los sistemas informáticos adecuados para hacer una criba de los postulantes. La prensa griega criticó los retrasos en la designación de funcionarios clave del gobierno sobre todo en un momento de crisis nacional. Algunos ministerios también han aplazado la publicación online de sus documentos, con el argumento de que esperan la promulgación de la normativa que autorice dicha práctica. Otros bromean con el hecho de que perderán el control sobre el proceso de contratación.

Algunos detractores también temen que la invitación a dialogar pueda entorpecer iniciativas importantes o dar cabida a opiniones secundarias en un momento en que se necesita actuar con rapidez. Por ejemplo, un proyecto de ley que otorgaría la nacionalidad griega a los hijos de inmigrantes legales nacidos y criados en Grecia, ha provocado una aireada respuesta por parte de miembros de la extrema derecha.

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