Peces-Barba, un verso suelto muy respetado

  • "Conmigo no se atreven". Es la frase que podría resumir la autoridad política que Gregorio Peces-Barba se ganó no sólo en el seno del PSOE, sino más allá de esa frontera política.

José Miguel Blanco

Madrid, 24 jul.- "Conmigo no se atreven". Es la frase que podría resumir la autoridad política que Gregorio Peces-Barba se ganó no sólo en el seno del PSOE, sino más allá de esa frontera política.

Quizás hayan sido numerosas las ocasiones en las que la ha pronunciado, pero la que contó con algún periodista como testigo venía a cuento de la situación interna del PSOE de Madrid y de la posibilidad de que estuviera siendo presionado para que en 2010 dejara de apoyar a Tomás Gómez como candidato a la presidencia de la Comunidad.

No se atrevieron, y Peces-Barba hizo bandera de su total independencia en el seno de la familia socialista, convirtiéndose en un verso suelto muy respetado y apoyando a quien en cada momento creía que debía respaldar.

Si dio su total bendición a la designación de Alfredo Pérez Rubalcaba como cabeza de lista del PSOE para las últimas elecciones generales, no dudó en ponerse del lado de Carme Chacón cuando ésta disputó al otrora vicepresidente del Gobierno la Secretaría General del PSOE.

Si dedicó loas a José Luis Rodríguez Zapatero, también le afeó que optara por Trinidad Jiménez como candidata por Madrid en vez de por Tomás Gómez.

Lejos de ser diana de críticas por todo ello, no hubo en el PSOE voces altisonantes y sí de comprensión. Como si toda la familia de su partido comulgara con las palabras pronunciadas hoy, con motivo de su fallecimiento, por otro de los "padres" de la Constitución, José Pedro Pérez Llorca: "Fue un hombre auténticamente socialista".

Este madrileño nacido en 1938 quedará ligado para siempre a la historia de la democracia española como uno de los siete ponentes de la Constitución, a la que defendió en todo momento aunque nunca se situó en posiciones numantinas de rechazo a modificar alguno de sus artículos.

Perenne será también su recuerdo en el Congreso como presidente de esta institución y en la que en 1986 fue el encargado de tomar juramento de lealtad a la Constitución a Don Felipe en el momento en que cumplió la mayoría de edad.

El rey tuvo con él una cordial relación que, siendo ya Peces-Barba rector de la Universidad Carlos III, le llevó a encomendarle una delicada misión: convencer al heredero de la Corona para que no se casara con la modelo noruega Eva Sannum.

El propio Peces-Barba desveló en varias entrevistas detalles de aquel cometido, que se concretó en una reunión con el príncipe en la que salieron a colación los inconvenientes de que prosperara esa relación. Por esa charla o por otras razones, no prosperó.

Lo que sí quedó acreditada fue su capacidad de diálogo reconocida por todos, afines o "enemigos" políticos, así como su protagonismo, incluso en los últimos años, en los más variados asuntos de actualidad. No en vano tuvo presencia en numerosos medios de comunicación.

Pero no le faltaron críticas por algunas palabras. Algunas de las más recientes llegaron hace dos años desde Cataluña, cuando el expresidente de la Cámara Baja, en un acto del Congreso Nacional de la Abogacía, comentó que quizá a España le abría ido mejor si en el siglo XVII se hubiera quedado con los portugueses y hubiera dejado que se fueran los catalanes.

Tampoco fue muy bien visto por la Asociación de Víctimas del Terrorismo cuando desempeñó el cargo de Alto Comisionado para los afectados por esta lacra. Y presentó su dimisión.

Si disfrutó en el debate político, más lo hizo en el ámbito universitario, donde se convirtió en toda una institución.

Él confesaba que era feliz sentado en su mesa de trabajo, con montañas de papeles a su alrededor en las que se acumulaban exámenes y trabajos de sus alumnos y que se leía hasta la última línea.

Las nuevas tecnologías no eran lo suyo, y como aseguraba ser incapaz de escribir en ordenador, todo tenía que plasmarlo en folios y cuartillas que aumentaban la selva de papeles en la que se desenvolvía.

Muchos de los que más le conocían le han puesto hoy como ejemplo de una serie de principios y valores, entre ellos uno tan presente hoy como la austeridad. Quizás haciendo gala de ello, aunque el Congreso se había ofrecido para instalar su capilla ardiente, los suyos le despedirán en su domicilio.

Mostrar comentarios