Podemos, nuevo centro de ataque para los soberanistas catalanes

    • Los partidos independentistas hacen oposición a Podemos en un escenario de posible adelanto electoral con buenas opciones para los de Iglesias.
    • La formación sigue anclada en la indefinición. El nuevo líder en Barcelona rechaza fijar una postura y pasa el debate a los simpatizantes.

Podemos niega que su grupo defienda la devolución de Ceuta y Melilla a Marruecos
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Luz Sela
Luz Sela

Podemos juega en Cataluña con una ambigüedad, algunos opinan que calculada, que comienza también a generar un amplio malestar entre sus propios simpatizantes. Desde hace meses, se aguarda que el partido concrete su postura para el proceso soberanista, pero, hasta el momento, lo único que se ha escuchado son las declaraciones individuales de sus dirigentes, a quienes de forma reiterada se critica de indefinición.

El último, ayer, el recién elegido secretario general del partido en Barcelona, Marc Bertomeu, quien calificó la cuestión como no prioritaria y descartó fijar una postura definida, defendiendo que Podemos no es un partido "dogmático", sino que "habilita los espacios" de debate a los ciudadanos. De esa forma, emplazaba la postura a sus propios simpatizantes y evitaba expresar un posicionamiento de partido, que hasta ahora no se ha producido. Previamente, en una entrevista radiofónica, Bertomeu había sembrado en cambio ambigüedad, al desvelar que en el proceso participativo del 9-N votó Sí/No, esto es, un Estado no independiente, pero en las autonómicas de 2012 había optado por la CUP, un partido de claro corte independentista. El nuevo líder catalán defendía haberlo hecho "en clave de indignación y ruptura".

La cuestión soberanista en Cataluña es un debate que Podemos aborda a nivel interno con divisiones. Al partido se le atribuyó en pleno proceso hacia el 9-N una cierta tibieza en su postura-apenas hubo declaraciones al respecto-y Pablo Iglesias siempre ha pasado de puntillas por el asunto. Defensor del derecho a decidir, no oculta que le disgusta una Cataluña independiente. Si bien cómo la "encajará" en el resto del Estado es un tema que apenas se ha abordado.

"No quiero que Cataluña se vaya", dijo el secretario general el pasado diciembre en su primer mitin como líder electo, aunque luego añadió cierta ambigüedad, "pero sé que la casta española ha insultado a los catalanes". La elección de Barcelona para aquella primera aparición de masas-el aforo del polideportivo de Vall d'Hebron se quedó desbordado-no fue ni mucho menos casual. La formación sabe el valor estratégico de la comunidad y se ve reforzada en los sondeos. Según la encuesta de GESOP para El Periódico, publicado a finales de noviembre, el partido sería la primera fuerza en Cataluña si ahora se celebrasen elecciones al Congreso, con el 22'8% de los votos (10-12 escaños), 5'5 puntos por encima de CiU, lo que le permitiría sentar a 10 diputados en la Cámara baja. El dato lo revalida también el último sondeo del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat, en el que la formación de Iglesias sería también la más votada para el Congreso, con un 14'7% de intención directa de voto, frente a un 11'9% de ERC y 11'2% de CiU.

La fortaleza de Podemos se da sobre todo en ciudades clave, como Barcelona, Sabadell, Cornellá o Tarrasa. Municipios en los que la dirección pretende colocar a personas de su confianza como candidatos a las alcaldías, aunque sea mediante la fórmula de agrupación de electores que defienden para concurrir a las elecciones municipales.

En Barcelona, el acuerdo está prácticamente cerrado con Guanyem, la plataforma municipalista liderada por Ada Colau y que podría anunciarse a lo largo de este mismo mes, si bien, según afirman desde Podemos, habrá de refrendarse después en una votación. El candidato de Podemos a encabezar esa lista habrá de elegirse mediante primarias ya que, de entrada, Bertomeu se ha descartado como alcaldable.

Guanyem concuerda con la línea de ambigüedad en el tema soberanista, aludiendo también al pluralismo de sus simpatizantes y a la diversidad interna de la plataforma. Una indefinición admitida por sus dirigentes, como su portavoz Joan Subirats y que ha provocado también malestar. Colau se vio obligada a decantarse por la opción "sí-sí" ante el proceso del 9-N por temor al descontento de un futuro electorado independentista, matizando no obstante unos días después que no era ni había sido nacionalista y que había sido una opción "estratégica" para impulsar un cambio. De hecho, la coalición nunca consideró que el proceso del 9 de noviembre fuese una prioridad para ellos.

La ambigüedad del partido emergente ha puesto en cambio "en guardia" a las formaciones independentistas, que, viéndose desgastadas en los sondeos, han comenzado a sacar su artillería pre-electoral en un escenario de previsible convotaria anticipada.

Prueba de ello son los ataques recibidos este fin de semana por la formación de Iglesias desde CiU, cuando el presidente del grupo parlamentario en el Parlament, Jordi Turull, calificó de "casposo" el discurso de Podemos sobre el proceso independentista. Un mensaje, decía, que se escuchaba ya "cuando todavía no habían nacido". Turull se mostró en cambio amigable con ERC, pese a que las diferencias entre ambos sobre el enfoque de las plebiscitarias sigue sin resolverse. Los republicados ven también en Podemos una amenaza y temen que pueda producirse un fuerte trasvase de votos. "Desgraciadamente, la actitud del Estado no cambiará en función de quién sea el presidente del Gobierno: desde Podemos, al PSOE o el PP", expresó su líder, Oriol Junqueras, hace unos días. Y aunque afirmó ver con respeto la irrupción del partido e incluso con simpatía por temas compartidos-como la lucha contra la corrupción-lanzó un órdago claro a su indefinición: "Podemos quiere cambiar la realidad económica, social e institucional. Nosotros también y además nosotros queremos cambiar el Estado entero. Es evidente que nosotros vamos más allá

También la CUP ha entrado al debate, aunque de forma más discreta. Lo hizo después de que Pablo Iglesias manifestase, en su mitin de Barcelona, que nunca le verían dar un abrazo a Mas ni a Rajoy, en referencia clara al que, en su día, protagonizaron el president Artur Mas y el diptuado de esta formación David Fernández. Fernández respondió a la incitación de Iglesias de forma escueta. "Un abrazo a Pablo Iglesias. Pero, comprometerse con la celebración de un referéndum de independencia, ¿qué?", escribió en Twitter. Por el momento, los sondeos no desvelan una clara opción independentista entre los futuros votantes de Podemos. Según la encuesta del CEO de noviembre, el 69% de los catalanes que votaría a la formación en las próximas autonómicas afirmaba no sentirse independentista, una opción muy similar a la que se da entre el electorado de ICV. El 47'5% de los encuestados de Podemos opinaban además que Cataluña debería ser un "Estado dentro de una España federal", esto es, la opción defendida por el PSC.

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