Pregunte a su casa cuánto gasta en luz

  • La domótica se ofrece como parte de la solución al despilfarro energético en los hogares.
Casa iluminada
Casa iluminada
Pixabay

Resulta difícil imaginar el precio de un servicio invisible. Es lo que sucede con la factura eléctrica. La energía no se ve ni puede almacenarse, por el momento. Por regla general, casi nadie sabe cuántos kilovatios de potencia tiene contratados con la compañía de turno para abastecer su hogar. Hasta ahora, el consumidor energético era pasivo. Pero el cambio climático y el endurecimiento de la normativa ambiental están cambiando este panorama. También la galopante evolución tecnológica.

En este sentido, ¿y si el consumidor pudiera saber no sólo cuánta energía consume sino, además, gestionarla?

El modelo de hogar digital que poco a poco se va imponiendo en las viviendas, puede servir precisamente para despertar la conciencia del consumidor de energía. Basta con instalar una serie de dispositivos electrónicos que comuniquen al inquilino o propietario de una vivienda cuánta energía está consumiendo en tiempo real y cuánto le está costando, en función de si se trata de una consola encendida, una lavadora o un televisor en modo stand-by. Si esta serie de parámetros se tuvieran en cuenta, un hogar medio podría ahorrarse sólo en la modalidad de stand-by 1.000 euros anuales.

La estimación es del demostrador de hogar digital, un prototipo de vivienda inaugurada en Madrid el pasado mes de marzo de la mano del Ayuntamiento de Madrid y del consorcio de empresas que integran la patronal de electrónica y comunicaciones, Asimelec. El proyecto es el único que ofrece una visión de conjunto sobre integración de tecnologías para lograr máximos estándares de seguridad, confort y eficiencia energética, abierto a particulares y las empresas del sector.

Mediante un sistema de control que integra diversos dispositivos, una vivienda puede recibir instrucciones sobre cuándo subir una persiana para aprovechar el sol en invierno y ahorrar así en calefacción, o el momento idóneo para bajar el toldo en verano y no abusar del sistema de climatización. Una discreta pantalla informa sobre el consumo de agua y bajo la batuta del usuario, el programa es capaz de prever semanas de ahorro y detectar mediante un termostato si en la vivienda hay gente para regular la temperatura.

En los últimos diez años, este tipo de tecnología ha dado un paso de gigante hacia la eficiencia energética. Sin embargo, su desarrollo sigue siendo minoritario. “Pese a disponer de la tecnología necesaria, la cultura no ha cambiado, y seguimos sin saber si por qué tenemos contratados 3, 4 ó 5 Kilovatios, ni lo que pagamos”, explica Francesc Corberó, director de Comunicación de Schneider Electric, una de las empresas que participan en el prototipo de vivienda digital abierto en Madrid.

Precisamente, este tipo de proyectos pueden servir para abrir al consumidor las innumerables posibilidades que tiene a su alcance para disminuir su factura energética, y de paso las emisiones contaminantes. La pregunta que plantea la mayoría de los 6.000 visitantes que han pasado por esta vivienda de pega desde marzo se sorprenden al no saber cuánta electricidad consumen en sus hogares.

Para Schneider, el debate sobre la gestión de la energía pasa delante de la cuestión del mix energético. “El debate se centra sólo en cómo vamos a satisfacer la creciente demanda, pero la gestión de la energía debe de ser el primer paso”, añade Corberó.

Por la aleatoria demanda de este tipo de sistema de control integrados, aún es pronto para definir el perfil medio del consumidor interesado por este servicio. Pero sí el precio. La inversión mínima oscila entre los 1.000 euros y los 3.000 euros. Paradójicamente, cuanto mayor es la inversión, más rápido es el retorno para el consumidor por el ahorro en “negavatios”, aquellos que no se consumen.

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