Proyecto de expansión de ONU en Nueva York se encuentra con oposición vecinal

  • El estado y la ciudad de Nueva York alcanzaron un acuerdo para permitir la construcción de un nuevo edificio para el complejo de Naciones Unidas en Manhattan, un proyecto que se ha encontrado ya con la oposición de la comunidad de vecinos del barrio que rodea a la sede central del organismo.

Naciones Unidas, 7 oct.- El estado y la ciudad de Nueva York alcanzaron un acuerdo para permitir la construcción de un nuevo edificio para el complejo de Naciones Unidas en Manhattan, un proyecto que se ha encontrado ya con la oposición de la comunidad de vecinos del barrio que rodea a la sede central del organismo.

Las autoridades quieren utilizar uno de los pocos solares que quedan libres en el área de Manhattan conocida como Midtown, junto a la sede de la ONU y donde iba a crearse un parque, para levantar un nuevo rascacielos para Naciones Unidas, a lo que los vecinos se opusieron hoy en una carta publicada en varios diarios de la ciudad como The New York Times.

"Hay una enorme oposición en la comunidad del este de Midtown a que se utilice el parque Robert Moses para levantar un nuevo edificio para Naciones Unidas", señaló el presidente de la Coalición por un Desarrollo Sensato del Este de Midtown, Edan Unterman, en la citada carta que dirigen al alcalde, Michael Bloomberg.

Unterman le pide que evite la construcción de "otro enorme rascacielos" en beneficio "de la calidad de vida" de un barrio que, de otra manera, se vería abocado "a la hostilidad y amargura" al quedarse sin un nuevo espacio verde en una zona en que se aprobó hace tiempo la construcción de nuevos edificios de viviendas.

"Necesitamos desesperadamente un espacio abierto de recreo para los niños, los adolescentes y los equipos deportivos adultos, sobre todo porque el desarrollo previsto para los antiguos solares de Con Edison en la Primera Avenida traerá 8.000 nuevos residentes al barrio", añade el presidente de esa coalición vecinal.

Las autoridades neoyorquinas anunciaron esta semana la venta del solar en cuestión a la Corporación de Desarrollo de Naciones Unidas (UNDC, por su sigla en inglés), una entidad que depende directamente del estado de Nueva York y que asiste desde 1968 al organismo internacional en la gestión de sus necesidades de espacio en la Gran Manzana.

La venta del llamado parque Robert Moses se ha cifrado en 73 millones de dólares, un dinero que, según fuentes de la ciudad, se utilizará para abrir paso a un nuevo corredor público pegado al río Este, que daría continuidad al paseo que rodea el oeste de la isla de Manhattan hasta llegar a Battery Park, en el sur.

El nuevo proyecto permitiría a peatones y ciclistas seguir el paseo desde el sur de la isla hasta el norte, pero por el lado este.

Los vecinos del barrio, sin embargo, están más preocupados por la sombra que el nuevo edificio de la ONU podría proyectar sobre los pequeños parques que hay en la zona conocida como Tudor City, porque "sin la luz del sol los parques acabarán sin usarse".

Naciones Unidas ha evitado cualquier relación con el proyecto y el portavoz del organismo, Martin Nesirky, señaló ante la prensa que "la ONU no es no es parte implicada en el proyecto ni está involucrada en la planificación del nuevo edificio".

"La ONU aprecia los esfuerzos para unir sus oficinas, unos espacios que actualmente están repartidos por más de una media docena de lugares alrededor de la ciudad", dijo Nesirky sobre un proyecto que, "de materializarse", llevaría a la UNDC a ceder el espacio en alquiler al organismo durante un período de tiempo tras el que tendría derecho a compra.

Para que la ONU acepte esas condiciones, se debe celebrar una votación en la Asamblea General del organismo, que debería aprobar la operación por parte del organismo.

La sede de la ONU en Nueva York empezó a reformarse en 2009 para modernizar y transformar en un modelo ecológico a los tres edificios que albergan la sede principal del organismo desde 1952, a los que las autoridades neoyorquinas quieren sumar el nuevo rascacielos para que el complejo se amplíe por debajo de la calle 42.

La emblemática sede de la ONU fue diseñada por un equipo de once arquitectos, del que formó parte el suizo Charles Edouard Jeanneret-Gris, conocido como Le Corbusier, y construida en un terreno en Manhattan donado por la rica familia Rockefeller.

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