Pujol alerta que está resucitando el "temor al autonomismo" que rodeó el 23-F

  • Barcelona.- El ex presidente catalán Jordi Pujol alerta de que, 30 años después del 23-F, está resucitando en España un sentimiento de "temor al autonomismo" y una actitud "hostil" hacia Cataluña que, junto con otros factores, sirvió de caldo de cultivo del fallido golpe de Estado en 1981.

Pujol alerta que está resucitando el "temor al autonomismo" que rodeó el 23-F
Pujol alerta que está resucitando el "temor al autonomismo" que rodeó el 23-F

Barcelona.- El ex presidente catalán Jordi Pujol alerta de que, 30 años después del 23-F, está resucitando en España un sentimiento de "temor al autonomismo" y una actitud "hostil" hacia Cataluña que, junto con otros factores, sirvió de caldo de cultivo del fallido golpe de Estado en 1981.

En una entrevista con Efe, Pujol ha querido dejar claro que, a diferencia de hace tres décadas, en la España de hoy resulta "inimaginable" una asonada militar como la desencadenada por la que considera "esperpéntica" irrupción de Tejero en el Congreso cuando se votaba la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo.

"La democracia española no funciona bien, tiene un punto de enfermiza, pero es una democracia consolidada. Nadie piensa en cargarse la democracia. Esto se ha acabado. Es una batalla ganada. ¿Un nuevo 23-F? Ni hablar", ha destacado.

Sin embargo, Pujol ha advertido del "peligro" real de un nuevo retroceso autonómico como el que se quiso aplicar tras el golpe.

Pujol ha recordado que, 30 años atrás, convergieron múltiples "temores, resentimientos y proyectos frustrados" que generaron por toda España una corriente de opinión favorable a un "golpe de timón" para reconducir ciertos aspectos de la incipiente democracia.

Entre esos factores figuraba un mal disimulado malestar de ciertos sectores "políticos, militares y mediáticos" con el Estado de las Autonomías y, "especialmente", con las instituciones propias del País Vasco y Cataluña.

"Aquel rechazo a las autonomías, ese temor a que pudieran provocar la desintegración de España, ha vuelto a aparecer ahora, y con mucha potencia, mezclado con una actitud de hostilidad bastante extendida hacia Cataluña", ha denunciado.

Tras fracasar el golpe, ha rememorado Pujol, UCD, AP y PSOE se pusieron de acuerdo para impulsar la Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico (LOAPA), que venía a recortar sustancialmente los avances descentralizadores logrados en los años anteriores.

Pujol se ha felicitado de que, en aquel momento, se consiguiera "frenar" la LOAPA, gracias a un Tribunal Constitucional (TC) que "afortunadamente entonces era mucho más independiente y serio".

Hoy día, tras los recortes al Estatut dictados por el TC en 2010, según Pujol, Cataluña se enfrenta a la "reaparición de algo que está muy en el fondo de la mentalidad española", un "sentimiento de fondo que ha vuelto a aflorar de una manera peligrosa", una "voluntad centralizadora y homogeneizadora".

Pujol, que el 23-F llevaba apenas diez meses al frente de la Generalitat, destaca el "error de cálculo en el que cayó más gente de la cuenta" que, pese a sus convicciones democráticas, sintió demasiada "prisa" por echar a Adolfo Suárez de la presidencia del Gobierno y "acelerar las cosas" con un "golpe de timón".

Ese modelo que "algunos" tenían en la cabeza, según Pujol, era la vuelta al poder en 1958 del general Charles De Gaulle, que en una Francia en crisis política y social, con un conflicto enquistado en la Argelia colonial, asumió la presidencia del país, formó un gobierno de unidad, obtuvo plenos poderes de la Asamblea Nacional e impulsó una reforma constitucional para fundar la V República.

Pujol había podido comprobar la predisposición de algunos altos dirigentes de UCD y AP a avalar una solución de este tipo, pero también el PSOE parecía estar barajando esta hipótesis.

El propio Enrique Múgica, según cuenta, le visitó en su casa de Premià de Dalt (Barcelona) en el verano de 1980, para sondearlo sobre cómo vería una eventual sustitución de Suárez por un militar de "mentalidad democrática": "Fue un grave error, dudosamente democrático, que afortunadamente fracasó", concluye.

Pujol, que según recuerda fue quizá la única autoridad de rango superior en el Estado español, al margen del Rey y de los diputados secuestrados, que aquella convulsa tarde noche se mantuvo en su despacho en el Palau de la Generalitat, llamó al monarca para averiguar qué derroteros estaba tomando el golpe.

"No ocurrirá nada. Tranquilidad", fueron las palabras que le dirigió el Rey: "Desde aquel momento, tuve la absoluta seguridad de que el golpe no prosperaría", ha señalado.

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