Reformar la Constitución, sí… o no.

    • Lo primero que hay que celebrar de la Constitución es precisamente su duración. Es la segunda Constitución más longeva de la historia española, tras la conservadora de 1876.
    • ¿Es necesaria la reforma de la Constitución española? Yo creo que nadie contestaría hoy "no" a esta pregunta. Pero para realizarla hace falta que se alcanceun acuerdo previo acerca del contenido de la modificación.
Pablo Iglesias reivindica el pacto del 78 pero pide reformar la Constitución en "una nueva Transición"
Pablo Iglesias reivindica el pacto del 78 pero pide reformar la Constitución en "una nueva Transición"

Si preguntamos ahora a un español de a pié qué piensa de la Constitución, lo más probable es que nos diga, antes de nada, que "necesita una reforma". Ha sido tanta la insistencia de algunos partidos sobre la urgencia de hacerle unas modificaciones, que para muchos no hay otra cuestión más trascendental ni más urgente. Sin embargo, la Constituciónha regulado y promovido 37 años de convivencia, de libertad y de prosperidad, la etapa más provechosa de la historia contemporánea de España. Preguntarse por su reforma es menos apremiante que felicitarse por su éxito. Antes de que los lectores empiecen a escandalizarse, trataré de explicarme.

Lo primero que hay que celebrar de la Constitución es precisamente su duración. Es la segunda Constitución más longeva de la historia española, tras la conservadora de 1876, y está a punto de ganar en permanencia a las llamadas leyes fundamentales del franquismo, la primera de las cuales se promulgó en 1938. La duración de una ley no es un valor en sí mismo, pero emerge como un signo positivo cuando se trata deuna ley de indiscutible utilidad social. Y en la historia del constitucionalismo español, en la que la mayoría de las Constituciones no pasaban de los ocho años, una que cumple 37 lleva camino de confirmarse en una gesta.

Aún así es una Constitución novata entre las democráticas, no digamos si se compara con la de Estados Unidos, que ya tiene 228 años. La juventud no es, sin embargo, una razón para negar su reforma. De hecho, la nuestra ya ha sido reformada dos veces en asuntos puntuales y es completamente necesario abrir una ley a las modificaciones para asegurar su permanencia. La de Estados Unidos ha sufrido veintisiete enmiendas o reformas que la han vitalizado.

¿Es necesaria la reforma de la Constitución española? Yo creo que nadie contestaría hoy "no" a esta pregunta. Pero para realizarla hace falta que se alcanceun acuerdo previo acerca del contenido de la modificación. La rápida elaboración de la Constitución de 1978 se basó en el consenso entre la mayoría de las fuerzas políticas. La ponencia que redactó el proyecto estaba compuesta por siete representantes políticos de la derecha (Manuel Fraga), del centro (José Pedro Pérez Llorca, Gabriel Cisneros, Miguel Herrero de Miñón), de la izquierda (Gregorio Peces Barba, Jordi Solé Tura) y de las nacionalidades (Miquel Roca), con ideas a veces confrontadas pero con un objetivo común: construirun marco de convivencia en el que cupieran todos en condiciones de libertad. Todos tuvieron que ceder algo para lograr la primera Constitución de la historia basada en el acuerdo efectivo de las fuerzas políticas, después de dos precedentes inmediatos de unos españoles contra otros: la Constitución de la república la habían hecho las izquierdas contra las derechas y las leyes fundamentales del franquismo las habían hecho los vencedores contra los vencidos.

Hoy está ausente el consenso. El Partido Popular no se pronuncia contra la reforma pero tampoco la propone. El Partido Socialista quiere un Estado federal que nadie sabe lo que es porque no lo ha definido. Ciudadanos defiende una modificación de la organización autonómica con recuperación estatal de competencias que choca con los deseos de las Comunidades. Podemos, aunque ahora elogia la Transición, ha estado proponiendo la apertura del "candado del 78" para acabar con la esencia actual de la norma. En estas condiciones, iniciar una reformasería apostar por una solución incógnita. Se sabría por dónde empezar pero no dónde acabar.

El aspecto más controvertido y reformable, podríamos decir, de la Constitución es el título octavo, sobre la Organización Territorial del Estado, que se dejó deliberadamente abierto. Pero su modificación es imposible sin una tarea larga y profunda que lleve a un acuerdo sobre un diseño definitivo de las autonomías y las prerrogativas procedentes del pasado que distinguen al País Vasco y a Navarra. Otras cuestiones, como el orden de sucesión en la Corona, la salvaguarda de la independencia del Poder Judicial y la transformación del Senado, son menos polémicas y más accesibles.

Pero, en todo caso, lo fundamental esconservar la vigencia de esta Constitución, que es una excelente herramienta para entendernos, una carta de derechos y de libertades que puede tener muy larga y fructífera vida. Los españoles no somos dados a valorar lo nuestro y a veces necesitamos que nos lo hagan ver. Los partidos políticos, que han dicho tantas enormidades no acreditadas sobre la Constitución, deberían emprender una campaña a favor de su prestigio. Eso sí que es una buena reforma inmediata que deberían emprender ya.

Mostrar comentarios