Reguladores y langostas: el humor de los candidatos en EEUU

  • Cuando un candidato en campaña pronuncia hasta siete discursos por día, no puede inventar la rueda cada vez que abre la boca. Entra en escena entonces lo que se conoce en inglés como "stump speech", un discurso estándar que el aspirante a la Casa Blanca repetirá una y otra vez frente a sus diversos auditorios.

Los periodistas que siguen a los candidatos, en pequeños grupos que incluyen reporteros de grandes cadenas de televisión, de periódicos y de agencias de noticias, son capaces de completar sus frases y de escuchar a medias en el fondo del restaurante o la sala donde tienen lugar los mitines.

El reto de los reporteros es detectar la más mínima variación en el discurso, una palabra o una entonación diferente, que pueda señalar un cambio de estrategia del candidato. Tarea nada fácil si, además, no se está escuchando con atención.

¿Está intentando Hillary Clinton darle más fuerza a su discurso económico contra Bernie Sanders, que la acusa de no ser lo suficientemente "progresista"?

Justo antes de los caucus (asambleas) de Iowa, el Primer capítulo de las primarias en Estados Unidos que Clinton ganó con lo justo a Sanders el 1 de febrero, la exsecretaria de Estado añadió una anécdota a su discurso estándar sobre un fabricante de partes para automóviles, Johnson Controls, al que acusó de intentar evadir impuestos en Estados Unidos al asociarse con una empresa europea.

"Le llaman una inversión, pero yo pienso que debería llamarse perversión", dijo la candidata demócrata en una bolera en la población de Adel, Iowa. Punto especial para la frase, ya que la rima es siempre bien valorada en los discursos.

Con Sanders pisándole los talones en las encuestas, Clinton inauguró una nueva frase: "No estoy interesada en ideas que suenen bien sobre el papel pero que nunca se concretan en el mundo real".

Traducción para no entendidos: Sanders es un soñador y no el pragmático que debe estar en la Casa Blanca.

La frase volvió a soltarla en una escuela de Des Moines la víspera de los caucus, con efecto positivo en la audiencia.

El republicano Ted Cruz comienza sus palabras con humor, otro recurso que funciona en los discursos estándar.

El candidato, que se impuso al multimillonario Donald Trump en Iowa, suele empezar explicando la etimología de la palabra política: "poli" por "muchos" (al parecer confundiendo la palabra griega poly y la latina poli) y "tica" por..."parásitos chupasangre".

El chiste funciona cada vez, aunque otro pasaje provocó más risas en el restaurante North Star, en Fenton, Iowa: "Hace algunos años, en Texas, pregunté a la gente si conocía la diferencia entre los reguladores y las langostas. Y dije, bueno, la diferencia es que no puedes usar pesticidas contra los reguladores. Y un viejo agricultor me dijo: ¿Quieres apostar?". Sus seguidores rompieron en carcajadas.

Pero Cruz, que se volverá a medir a Trump en New Hampshire el 9 de febrero, no había terminado aún.

Pidió a los habitantes de Iowa "votar diez veces". "Pero no les estoy pidiendo que hagan fraude, que no somos del Partido Demócrata", explicó, al llamar a cada persona a persuadir a nueve amigos de darle su apoyo. Sonoras risas en la sala.

Y antes de comenzar la parte de preguntas y respuestas, indicó: "Y ahora, estoy listo para responder, o eludir, todas sus preguntas".

Del lado demócrata, Clinton tiende a echar mano del sarcasmo. Al hablar de cambio climático, fustiga a los republicanos que para defender su escepticismo frente al calentamiento global alegan que no son científicos. "Bueno, vaya y hable con un científico, quizá aprenda algo", replica.

Sanders, que tiene una imagen de gruñón, suele ser muy autocrítico, como cuando se burla de sus cabellos despeinados. "Soy un tipo GQ", dijo a estudiantes en Cedar Falls, en referencia a la revista de moda masculina.

Pero los republicanos son los reyes de la ironía.

Los primeros 13 minutos del discurso del gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, el sábado pasado en una universidad de Iowa, tuvo al menos seis frases que buscaban provocar risa.

"Estoy seguro de que estarán felices de que desaparezcamos de sus televisores, de sus buzones de correo, de sus restaurantes", dijo a los votantes, asediados cada cuatro años por los aspirantes a la Casa Blanca.

Luego se burló de la fama de personas poco educadas que poseen los habitantes de su estado natal. "Cuando hago mítines en Nueva Jersey, tengo cuatro reglas", dijo. "En Iowa, una sola regla: levanten la mano cuando quieran preguntar", acotó.

Así como Christie, el senador de origen cubano Marco Rubio posee el talento de reciclar los mismos chistes con espontaneidad cada vez que habla.

Rubio debe haber dicho ya unas cien veces que hubiera sido jugador de la Liga Nacional de Football Americano (NFL), si no fuera por su "falta de tamaño, velocidad y talento". "Si esto no funciona, voy a ser presidente de la NFL", remata.

El senador rara vez se burla de sus rivales, pero tiene preparada una chanza contra Sanders, que se autodefine como un "socialista demócrata". "Bernie Sanders no puede ser presidente de Estados Unidos. Debería lanzarse a presidente de Suecia", afirma.

Claro que Suecia es una monarquía con un sistema parlamentario, no presidencial. Pero Rubio no se sale del libreto.

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