Rosa Chacel sale del silencio con un libro de ensayos y artículos inéditos

  • Carmen Sigüenza.

Carmen Sigüenza.

Madrid, 18 jun.- Víctima de un exilio exterior y de las jerarquías literarias, Rosa Chacel, una de las escritoras esenciales de la narrativa en español, nunca llegó a tener el reconocimiento total. Ahora la publicación de "Astillas", con ensayos y artículos inéditos, trae su obra a la actualidad.

Publicado por la colección de la Fundación Banco Santander empeñada en arrojar luz sobre algunos de los grandes olvidados del 27, "Astillas" recupera dieciséis ensayos y artículos inéditos de un total de veinte, que se incluyen en un volumen editado y que en su día no formaron parte de sus obras completas.

Todo ello seleccionado por Ana Rodríguez Fischer, para quien la literatura de Chacel se muestra "tan rica y profunda como extensa y viva".

Una obra ensayística que habla del amor, de la piedad, de la duda de la razón, la moral, el arte, de la condición de la mujer, la soledad, la religión o los toros, de los que no era partidaria, según Rodríguez Fischer, que ha presentado hoy el libro, junto con Borja Baselga, director de la Fundación Banco de Santander.

Además, el libro incluye las cartas inéditas que escribió a Javier Marías, en las que la autora de "Barrio de Maravillas" o "Memorias de Leticia Valle" analiza la obra de un por entonces joven escritor y le sermonea acerca de sus trabajos.

"Tu libro! Difícil, dificilísimo diagnóstico. Yendo por orden, preciosa edición. Original, sorprendente principio o, más bien, sorprendente tono que se mantiene a lo largo del libro. Magnífica prosa (...). Al terminar el libro queda pendiente una pregunta, verdaderamente importante (...): ¿por qué habrá escrito este libro Javier Marías...?", escribe Chacel.

La autora de "Teresa" -un libro que la editora recomienda para iniciarse en Chacel-, "La sinrazón" o "Saturna" nació el 3 de junio de 1989 y fue la sobrina nieta de José Zorrilla. Murió a los 96 años en Madrid, adonde regresó después de la Guerra Civil y de su exilio en Brasil -antes estuvo en Roma de forma voluntaria-, a finales de los años setenta.

Su gran labor callada tuvo escasos reconocimientos oficiales. Fue eterna candidata al premio Cervantes y obtuvo el premio Nacional de las Letras en 1987 y el premio Castilla y León de las Letras.

De origen "orteguiano" y vitalista, explica la editora del libro, moderna, anticipada a su tiempo, conectada con las vanguardias y situada en la Generación del 27, su escritura es siempre la misma: indaga, va deteniéndose en capas y sugiere conexiones.

"Chacel era considerada una escritora de ideas, pero como también lo fueron otros tantos, entre ellos Juan Benet", y el tratamiento y visibilidad fue distinto, añade Rodríguez Fischer.

Hija literaria de Proust, Joyce, Baudelaire, Dostoievski, Baudelaire, Nietzshe o Gómez de la Serna, la ligazón de la autora con los poetas y pensadores de su tiempo es otra constante de este libro. En el prólogo, Fischer recoge una cita de la autora que dice: "Mi autoridad cultural es escasa, pero mi patrimonio vivencial es abundante".

Rosa Chacel no fue a la escuela hasta que a los 17 años ingresó en la Escuela de Bellas Artes de Madrid. A partir de ese momento, la escritora comenzó sus colaboraciones en revistas como "Hora de España" y "Revista de Occidente", y en 1930 publicó su primera novela, "Estación de ida y vuelta".

Para Ana Rodríguez Fischer, estos textos recuperados ahora en este libro "iluminan la obra y la persona de Rosa Chacel, por los lazos mutuos que entre ambas se anudan, y por la peculiaridad de una literatura que discurre por el laberinto de vivir".

Para la poeta Clara Janés, que esta tarde presentará el libro en el Instituto Cervantes, junto con la editora, Víctor García de la Concha, y el autor vallisoletano Gustavo Martín Garzo, Rosa Chacel "no solo es la novelista más importante de la Generación del 27, sino que universalmente fue una pionera en la experimentación literaria, adelantándose 30 años al llamado "noveau roman".

Una vez que se han publicado estos textos, según Ana Rodríguez Fischer, queda muy poco por publicar de la autora: las cartas familiares y, curiosamente, una pequeña novela negra de 40 o 50 páginas que un día se la dio a leer a Pere Ginferrer, al que no le gustó, por lo que la autora la guardó.

Mostrar comentarios