Sabahi, el combativo izquierdista que no teme a Al Sisi

  • El izquierdista Hamdin Sabahi, que aspira de nuevo a la Presidencia de Egipto, es un veterano político curtido en la oposición desde hace más de tres décadas, que se define como el candidato del pueblo y de la revolución.

Marina Villén

El Cairo, 22 may.- El izquierdista Hamdin Sabahi, que aspira de nuevo a la Presidencia de Egipto, es un veterano político curtido en la oposición desde hace más de tres décadas, que se define como el candidato del pueblo y de la revolución.

Tras ser la revelación en los comicios de 2012 con el tercer puesto y un 20% de los votos, Sabahi regresa al primer plano de la política egipcia en unas presidenciales muy distintas, en las que su único rival es el popular ex jefe del Ejército Abdelfatah al Sisi.

El político naserista, azote de Anuar al Sadat y Hosni Mubarak, se presenta ahora con un programa similar y el mismo lema "Uno de los nuestros" que hace dos años le hizo ganar apoyos entre los jóvenes revolucionarios y los estratos más humildes de la sociedad.

Nacido en 1954 en el pequeño pueblo costero de Baltim, en la provincia de Kafr el Sheij, Sabahi se ha posicionado siempre en defensa de los derechos de los trabajadores y de un reparto equitativo de la riqueza, siguiendo el modelo de su ídolo Gamal Abdel Naser.

Por sus ideas fue encarcelado en numerosas ocasiones, tanto durante el régimen de Sadat como el de Mubarak, acusado de instigar y participar en protestas de agricultores y obreros -como las de Mahala al Kubra en 2008-, o contra Israel o la guerra de Irak.

Sabahi comenzó su activismo político mientras estudiaba periodismo en la Universidad de El Cairo, y tras pasar por varios partidos de corte naserista fundó en 1996 Karama (Dignidad), que no logró legalizar hasta después de la caída de Mubarak en 2011.

Durante el régimen del "rais", se presentó como independiente a los comicios legislativos de 2000 y 2005, en los que se hizo con un escaño en el Parlamento por la provincia de Kafr el Sheij.

Fue también uno de los fundadores en 2004 del movimiento pro democracia Kifaya (Basta), que jugó un rol importante en aglutinar a la oposición a Mubarak para rechazar la posible sucesión como presidente de su hijo Gamal.

Cuando el 25 de enero de 2011 miles de personas se echaron a la calle para pedir la renuncia del dictador, Sabahi se unió a las marchas y fue uno de los nombres que barajaron los revolucionarios al plantear la formación de un gobierno de salvación nacional.

Durante la convulsa transición, el izquierdista fue muy crítico con los dirigentes castrenses que sustituyeron a Mubarak, defendiendo la investigación de las violaciones de derechos humanos en la represión de las manifestaciones, y en septiembre de 2012 fundó la Corriente Popular.

"El candidato del pueblo" o "el líder de la calle" son algunos de las etiquetas que utilizan para definirle sus seguidores, y quienes lo conocen bien destacan su austeridad.

Según explicó a Efe su sobrino y miembro de la campaña, Mohamed Qandil, el dirigente izquierdista lleva una vida "muy sencilla", no tiene personal de servicio en casa, solo dispone de un coche y pagó hipoteca durante veinte años.

Este hijo de campesinos mantiene costumbres de "ciudadano de a pie", con predilección por comidas tradicionales egipcias como el 'ful' y la 'tamiya', un puré y una especie de croquetas de habas.

Como buen egipcio, es amante también del té y de la popular cantante Um Kulzum, mientras que en fútbol -pasión nacional declarada- se decanta por el equipo cairota Zamalek y por el Real Madrid.

Casado y con dos hijos, su familia respalda plenamente su candidatura y se mantiene activa tanto en la redes sociales como acompañándole en los mítines de la campaña.

Aunque sus posibilidades parecen escasas, Sabahi intenta jugar de nuevo sus bazas desvinculándose del antiguo régimen y de los islamistas. Con los Hermanos Musulmanes perseguidos y declarados terroristas, emerge ahora como única opción para lograr una reconciliación en Egipto.

Pese a que rechaza a la cofradía como partido y promete mano dura contra el terrorismo, su contrincante en los comicios se sitúa en el extremo al ser el protagonista del golpe militar contra Mursi y de la posterior represión contra los islamistas.

Sin embargo, no han faltado críticas contra su decisión de concurrir a la Presidencia. "Candidato de los Hermanos" o "marioneta del Estado para legitimar las elecciones" son términos usados por sus detractores.

Sabahi se defiende de estas acusaciones: "Mi candidatura es un deber nacional, porque un pueblo que hizo dos grandes revoluciones sin llegar al poder a través de las plazas, tiene que acceder ahora mediante las urnas", aseguró en una reciente entrevista con Efe.

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