Samper: Si no hacemos un programa de convivencia para el "postconflicto" se "urbanizará"

  • Las Palmas de Gran Canaria.- El ex presidente de Colombia, Ernesto Samper, cree que si no se diseña un programa de "convivencia" para el "postconflicto" que se pueda dar en el país, en dos años éste se habrá "urbanizado", ya que desplazados y desertores están dejando el campo y asentándose en las ciudades.

La Fundación que dirige Samper y la ONU trabajarán con la Cátedra Unesco de DDHH de la ULPGC
La Fundación que dirige Samper y la ONU trabajarán con la Cátedra Unesco de DDHH de la ULPGC

Las Palmas de Gran Canaria.- El ex presidente de Colombia, Ernesto Samper, cree que si no se diseña un programa de "convivencia" para el "postconflicto" que se pueda dar en el país, en dos años éste se habrá "urbanizado", ya que desplazados y desertores están dejando el campo y asentándose en las ciudades.

Así lo manifestó en la presentación de la Cátedra Unesco de Derechos Humanos y Democracia de la ULPGC el también presidente de la Fundación "Vivamos Humanos", quien explicó que esta institución trabaja en la elaboración de una propuesta "sobre cómo manejar el postconflicto" bélico que afecta al país desde hace 50 años.

Samper destacó que este conflicto ha causado "una tragedia humanitaria, con más de 2,5 millones de personas víctimas de circunstancias lamentables" y consideró que "si no somos capaces de comenzar a pensar ya en lo que sería Colombia sin conflicto, lo más probable es que las víctimas puedan volver a encender la guerra, como se comprobó en Centroamérica".

De ahí que su inquietud principal se relacione con la aplicación del Derecho Internacional Humanitario en Colombia, unas normas, dijo, que se hicieron "para que si dos partes enfrentadas no son capaces de acabar con un conflicto, por lo menos se consiga que menos civiles inocentes sean víctimas" de él "a través de medidas de humanización de la guerra, como la protección de los menores, las escuelas o los centros de salud, y evitar las retenciones y los secuestros".

A su juicio, la respuesta que está dando el Gobierno que preside Álvaro Uribe al conflicto armado que se vive en Colombia "es agridulce".

Aunque admitió que "a través de su política de seguridad ha devuelto tranquilidad al país", que hoy vive "unas circunstancias más favorables de las que vivía hace diez años", Samper opinó que no se puede justificar una política de seguridad que se sustente en "la violación de los derechos humanos".

El ex presidente colombiano consideró que ha de haber "respeto a los derechos humanos y no sacrificar el componente social del gasto a favor del gasto militar, porque si no hay una fuerte presencia social del Estado, si la presencia del Estado se circunscribe exclusivamente a una presencia militar, ésa es una guerra que termina perdiendo legitimidad".

Así, manifestó su deseo de que primen esos "dos referentes morales" y de que "el conflicto en Colombia se acabe a través de una salida política, que es la fórmula más civilizada y menos costosa en términos de vidas humanas".

Preguntado por la cercanía de esa salida política, Ernesto Samper opinó que en la actualidad Colombia vive "en un cruce de caminos porque la política de seguridad democrática aplicada por el Gobierno del presidente Uribe, aunque no ha terminado con la guerrilla, sí la ha colocado en una posición en la cual muchos pensamos que sería más fácil avanzar en una salid política, es decir, en una negociación, en un acuerdo de paz".

Sin embargo, agregó, "hay otros sectores dentro del Gobierno que piensan que lo que hay que hacer es aumentar la represión, la presencia militar e ir hacia una especia de guerra de exterminio que nunca ha dado resultado a lo largo de la historia".

Mientras tanto, dijo, la gente que está siendo expulsada por el conflicto, que nació y se mantuvo por mucho tiempo como un conflicto rural, y que son los desplazados por la violencia, los campesinos a los que le quitaron la tierra, los que desertaron de la guerrilla o los desmovilizados de los grupos paramilitares, se está yendo a vivir a los pueblos y a las ciudades, donde comienzan a cohabitar "victimarios y víctimas".

Samper aboga por diseñar para ellos un programa de convivencia o reconciliación con un fuerte componente social y pedagógico porque, afirmó, "si a esas personas no se les da una salida, lo que vamos a tener en dos años es que hemos urbanizado el conflicto al trasladar a las ciudades el conflicto que estaba en el campo".

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