Pedro Sánchez está acudiendo en estos momentos a Zarzuela a comunicar al rey Felipe VI los cambios que va a cometer esta misma mañana en el Gobierno. La Constitución establece que el jefe del Estado tiene que conocer los nombres de los ministros y el presidente va a cumplir con ese trámite previo antes de dar a conocer su nuevo gabinete.
La remodelación del Gobierno ha sorprendido a la mayoría de ministros y sus respectivos equipos. El propio Sánchez afirmaba esta semana que la crisis no era una prioridad para él, dando a entender que la posponía hasta el regreso de las vacaciones. De hecho, muchos ministros estaban completando estos días su agenda de trabajo para todo el mes de julio.
El próximo martes, cuando está previsto que se apruebe el proyecto de ley de Memoria Democrática, será el primer Consejo de Ministros del nuevo equipo de Gobierno. Sánchez pretende acometer una remodelación amplia, que afectará a carteras de Estado y a estructuras profundas del gabinete para encarar la segunda mitad de legislatura.
También habrá un mayor peso de las mujeres, se incorporarán a perfiles más jóvenes y personas venidas del municipalismo para dar un mayor peso al poder territorial. En el área gubernamental Unidas Podemos, por su parte, no está previsto acometer ningún cambio. El presidente y la vicepresidenta tercera llevan dos días negociando estos cambios.
La gran crisis de Gobierno de Sánchez, con la que conformará un gabinete con el que espera acometer la recuperación, llega en un momento complicado para la coalición y tras la llamada 'crisis de la carne' donde el fuego cruzado entre ministros se ha avivado.
Esta semana, sin ir más lejos, además de esta arremetida en tromba del PSOE contra Garzón, se le pueden sumar dos momentos más de tensión. Sucedieron el pasado martes, aunque para la opinión pública pasaran algo desapercibidos. Ese día, mientras Sánchez tomaba un avión con destino a los países bálticos, Moncloa decidió dar el protagonismo en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros a la vicepresidente segunda, Nadia Calviño, para que expusiera el anteproyecto de ley de 'startups'. El problema surgió cuando fijó posición respecto al Salario Mínimo y pospuso la decisión hasta después del verano.
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