Sánchez entra en tiempo de descuento sin acuerdos y con su supervivencia en duda

    • El líder socialista tiene quince días para componer un posible Ejecutivo.
    • Los vetos de los emergentes siguen bloqueando la aritmética.
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez.
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez.

En el ecuador de la antesala para someterse a la votación de investidura, las incógnitas del gobierno que pueda formar Sánchez siguen siendo las mismas que cuando el líder del PSOE recibió el encargo del Rey, el pasado 2 de febrero.

Los tiempos que marca Ferraz fijan en la primera semana de marzo la fecha de ese debate que, en cualquier caso, corresponde concretar al presidente del Congreso, el socialista Patxi López.

Para entonces, Sánchez habría de acudir a la Cámara con un acuerdo ultimado, o, al menos, que le permitirse una mayoría en segunda vuelta, cuando podría convertirse en presidente si cuenta con más votos a favor que en contra.

En este tiempo, las conversaciones mantenidas con los partidos para tratar de buscar su apoyo no han fructificado en ningún acuerdo. Ni siquiera, tras la propuesta presentada por los socialistas hace una semana, lo suficientemente ambigua para seducir a izquierda y derecha: en el documento, de 53 páginas, apenas se hace una referencia a Cataluña, el asunto, sin duda, más delicado de las negociaciones, se pasa de puntillas por la propuesta federal y por la derogación de la reforma laboral, sustituida ahora por una reforma profunda en dos fases. También se esquiva el controvertido artículo 135.

Pese al optimismo que Sánchez exhibe en sus apariciones públicas, la aritmética sigue sin cuadrar, y algunas conversaciones, véase con Podemos, se encuentran en stand by. El partido de Iglesias concretará en las próximas horas la propuesta ofrecida a los socialistas el pasado 22 de enero para un Gobierno de coalición, que integre también a IU.La negociación con Podemos, en punto muerto

Los términos de aquella oferta provocaron un incendio en Ferraz: Iglesias se reservaba el papel de vicepresidente y pedía controlar también la mitad del Consejo de Ministros, con carteras clave como un Ministerio de Plurinacionalidad liderado por Xavier Doménech, su cabeza de lista por Cataluña y firme defensor del 'derecho a decidir'. Los socialistas tacharon la propuesta de "inaceptable" y la consideraron un "chantaje".

Desde entonces, Iglesias ha insistido en su oferta como la única posible para articular un Ejecutivo "de progreso" y se ha cerrado en banda a negociar cualquier Gobierno en el que esté presente Ciudadanos, partido al que calificó de "un PP en diferido".

"Si el PSOE quiere trabajar en esa dirección, nosotros estamos dispuestos a trabajar desde ya. Si sigue pensando que puede girar a la derecha al tiempo que plantea la otra opción, nosotros no estamos de acuerdo con eso", resumió el secretario general de Podemos, en su primer y único encuentro con Sánchez, el pasado 5 de febrero. Ambos dirigentes hablaron entonces durante poco más de una hora para explorar un posible acuerdo. Iglesias se mostró confiado: "Creo que nos prefiere a nosotros", dijo ante la prensa.

Minutos después, Sánchez templó el optimismo. Rechazó la negociación "exclusiva y excluyente" planteada por el líder de la formación morada y le tendió la mano a incorporarse a las conversaciones con otros partidos. "Todas las fuerzas del cambio tenemos que pensar en el bien común y no en el bien partidista", reprochó el líder del PSOE.Con Ciudadanos, más avances

Desde entonces, las conversaciones 'oficiales' permanecen empantanadas. Podemos no ha ultimado siquiera el equipo que se encargaría de pilotar esas negociaciones. No lo hará, advirtió Iglesias, mientras Sánchez no deje claro que prefiere acordar con su partido que con el de Rivera. Ambas formaciones sí mantienen, no obstante, encuentros de segundo nivel, como la cita informal que este mismo sábado celebraron en Sevilla el secretario de Organización, Sergio Pascual, y el diputado andaluz Alfonso Rodríguez de Celis, ambos, hombres de máxima confianza de sus respectivos líderes.

Con Ciudadanos las conversaciones son más frecuentes y fluidas. Ambos partidos han explorado puntos coincidentes de programa, y Rivera se ha mostrado incluso dispuesto a flexibilizar algunas de sus medidas estrella-como la del contrato único, rechazada por los socialistas-si con ello se facilita un acuerdo.

Tras el encuentro inicial entre Sánchez y Rivera, los equipos negociadores de los dos partidos se han reunido tres ocasiones: el viernes 5 de febrero, el lunes 8 y, aunque no han informado públicamente sobre ello porque ahora prefieren ser discretos, también se vieron este jueves. Y un día después, los socialistas han mantenido un encuentro con los representantes de Izquierda Unida. La próxima cita entre los equipos de PSOE y Ciudadanos será el martes. Según las citadas fuentes, se trabaja a fondo y de manera intensiva porque por ambas partes hay "voluntad genuina" de pactar un programa de gobierno.

Las negociaciones entre PSOE y Ciudadanos avanzan deprisa hacia un acuerdo exhaustivo

a próxima cita entre los equipos de PSOE y Ciudadanos será el martes. Según las citadas fuentes, se trabaja a fondo y de manera intensiva porque por ambas partes hay "voluntad genuina" de pactar un programa de gobierno.

Leer mas: http://www.europapress.es/nacional/noticia-negociaciones-psoe-ciudadanos-avanzan-deprisa-acuerdo-exhaustivo-20160214115034.html

(c) 2015 Europa Press. Está expresamente prohibida la redistribución y la redifusión de este contenido sin su previo y expreso consentimiento.

Las negociaciones entre PSOE y Ciudadanos avanzan deprisa hacia un acuerdo exhaustivo

Tras el encuentro inicial entre Sánchez y Rivera, los equipos negociadores de los dos partidos se han reunido tres ocasiones: el viernes 5 de febrero, el lunes 8 y, aunque no han informado públicamente sobre ello porque ahora prefieren ser discretos, también se vieron este jueves. Y un día después, los socialistas han mantenido un encuentro con los representantes de Izquierda Unida.

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Pero el partido naranja tiene sus propias líneas rojas: no a un acuerdo con Podemos, y paso adelante para un Ejecutivo que incluya al PP. Así se lo trasladó a Sánchez el propio Rivera, en su encuentro en el Congreso. En la reunión, pese a esa exigencia, hubo buena sintonía. "Si alguien piensa que se puede gobernar sin contar con siete millones de votantes se equivoca", dijo después el dirigente de Ciudadanos.

Las conversaciones se vertebran en torno a un esquema de trabajo de cinco ejes: política social-lucha contra el paro, regeneración y lucha contra la corrupción, reforma constitucional, economía y política fiscal, y Europa y política exterior. Existen espacios comunes, coinciden ambas formaciones, aunque también algunos desacuerdos, por ejemplo, en lo relativo a la cuestión territorial (Ciudadanos defiende la supresión de las singularidades autonómicas) o las relaciones con la Santa Sede.

Desde la formación naranja explican que no exigen al PSOE una memoria económica, pero sí una cuantificación aproximada de las medidas, ya que en su documento se refieren al problema del déficit en España pero también incluyen inversiones cuya financiación habría que precisar.

Otro asunto sobre el que Ciudadanos espera una mayor concreción es la reforma de la Constitución. En el documento entregado el 5 de febrero, el PSOE propone iniciar en 2017 la redacción de un proyecto de reforma, una vez se llegue a un acuerdo sobre el "perímetro" de los cambios, entre los que incluyen la revisión de la organización territorial del Estado y el desarrollo del concepto de Estado federal, pero sin entrar en detalle.El PP sigue en el 'no'

Los gestos de Sánchez evidencian que su hoja de ruta preferida pasa por un acuerdo con Ciudadanos que cuente con la abstención de Podemos, algo a día de hoy imposible. El partido de Iglesias ha trasladado que votaría 'no' a este tipo de pacto. Una postura que mantendrá también el PP.

Los populares no contemplan en ningún caso facilitarle la presidencia de Sánchez. Defienden que son el partido más votado, y que, por ello, deben liderar el Ejecutivo. Rajoy lanzó este mismo sábado un órdago al socialista: si fracasa en la investidura, él tomará el relevo. No obstante, se sabe también sin opciones.

El PP insiste en la misma fórmula que planteó ya el mismo día de las generales: un gobierno de coalición con PSOE y, si puede ser-aunque tampoco lo consideran necesario-con Ciudadanos. El único, repite Rajoy, que puede garantizar la estabilidad y la senda del crecimiento económico, y el único también que sería bien aceptado por los líderes internacionales. Un gobierno PSOE-Podemos con apoyo de los independentistas sería, dijo este fin de semana, un "torpedo" contra la economía.

Los populares han trazado un esquema de cinco grandes acuerdos para ese hipotético e improbable Ejecutivo. Un documento, de 18 páginas, con ofertas programáticas genéricas, en el que flexibilizan alguna de sus posturas: los populares se muestran dispuestos, en línea con la propuesta de PSOE y Ciudadanos, a pedir a Bruselas una ampliación de la fecha para cumplir con los objetivos de déficit.

Los cinco pactos de Estado o de país, como los llamó Rajoy, son los siguientes. El primero sería un pacto para el crecimiento y el empleo, el segundo un pacto para la reforma fiscal y la financiación de las comunidades autónomas, el tercero un pacto social, el cuarto el pacto por la educación y el quinto el pacto por el fortalecimiento institucional.
El encuentro 'de trámite' entre Rajoy y Sánchez el pasado viernes evidenció no obstante que la posiblidad de un acuerdo es inexistente.Los independentistas no apoyan a Sánchez

Así, por tanto, la suma es dificilísima. Si los vetos mutuos de Podemos y Ciudadanos se 'alían' con los 123 votos en contra del PP, Sánchez no recibiría una mayoría simple en segunda vuelta.

Por el momento, los únicos votos prácticamente asegurados que tiene Sánchez son los dos de IU-Unidad Popular. La formación que lidera Alberto Garzón ha puesto una única condición al líder socialista: que se comprometa a poner en marcha un plan de emergencia social y de regeneración democrática, propuestas que están incluidas en el documento que el PSOE trasladó a las fuerzas políticas para negociar un acuerdo.

Probable es también el apoyo de los cuatro diputados de Compromís, formación que se desligó de Podemos tras el rechazo de las formaciones a constituir grupo propio y que ahora se encuentra en el Grupo Mixto.

Y en duda, la postura de las formaciones nacionalistas e independentistas. Sánchez tendría de entrada las manos atadas para recibir de ellas cualquier respaldo, bien sea por activa o incluso por pasiva, con la abstención. Así se lo marcó claramente su Comité Federal, en las dos reuniones celebradas tras las generales. Por el momento, desde ERC y Democracia i Llibertad- ambas suman 17 diputados- han trasladado que votarán 'no' a un candidato que equiparan con las políticas del PP. Sánchez, por su parte, ha dejado también claro que no buscará su apoyo y que en el encuentro previsto con ambas para esta semana les dejará clara su oposición al proceso independentista.

También sin definir está el sentido del voto del PNV. Los nacionalistas vascos se reunieron con Sánchez la semana pasada y si bien se han mostrado dispuestos a discutir un posible acuerdo, también aclaran que no revelarán su apoyo hasta que los socialistas no les presenten un Ejecutivo prácticamente ultimado. Esto es, que se haya ganado ya los apoyos de los partidos con los que pretende gobernar.

Con EH Bildu no habrá negociaciones. Sánchez ha afirmado que tienen que cambiar "muchas cosas" en la formación para que puedan sentarse, lo que imposibilita cualquier entendimiento.El calendario de Ferraz

Los tiempos son apretados para Sánchez. La posible fecha para la investidura se fija en la primera semana de marzo. El candidato socialista tendrá dos intentos, el primero por mayoría absoluta, el segundo, por simple.

Si no consigue ser investido, el Rey podrá seguir haciendo nuevas propuestas a los líderes políticos.No es probable, en ese caso, que ningún posible acuerdo prospere, con lo que la convocatoria de nuevas elecciones se hará prácticamente inevitable. El plazo de dos meses antes de la disolución automática de las Cortes empieza a correr desde la primera votación de investidura fallida. Así, las Cortes se podrían disolver a principios del mes de mayo y convocarse nuevas elecciones, que se celebrarían 54 días después, es decir, a finales de junio.

En este tiempo, el líder socialista se enfrenta a los propios procesos internos del PSOE, lo que complica su continuidad. De acuerdo al calendario fijado en Ferraz, el 5 de mayo la militancia habrá de elegir un nuevo secretario general, decisión ratificada después por el Comité federal. Si la presidenta andaluza, Susana Díaz, confirma su 'asalto' a Madrid, la supervivencia de Sánchez estará en la cuerda floja.

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