Sectores liberales de Pakistán denuncian amenazas del aparato de seguridad

  • Las amenazas de muerte en Pakistán a la popular abogada y defensora de los derechos humanos Asma Jahangir se ven dentro y fuera del país como un nuevo ataque del aparato de seguridad contra el sector más liberal de la sociedad paquistaní.

Pau Miranda

Islamabad, 9 jun.- Las amenazas de muerte en Pakistán a la popular abogada y defensora de los derechos humanos Asma Jahangir se ven dentro y fuera del país como un nuevo ataque del aparato de seguridad contra el sector más liberal de la sociedad paquistaní.

El pasado lunes, la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán (HRCP) que Jahangir presidió hasta 2010, informó de las amenazas tras recibir "una filtración de una fuente responsable y muy fiable", y apuntó a "actores estatales muy privilegiados".

La denuncia de la HRCP contra el "establishment" de seguridad paquistaní iba firmada por una cuarentena de intelectuales, periodistas, abogados e incluso exmiembros del Ejecutivo y las Fuerzas Armadas.

Al día siguiente de que se desvelaran las amenazas, la propia Jahangir apuntó a "autoridades de seguridad de alto nivel" y afirmó, con su habitual elocuencia, que "los de caqui" no iban a decidir el futuro de Pakistán en lugar de los ciudadanos.

La abogada, que se ha significado mucho en las denuncias contra las violaciones de derechos humanos en la conflictiva provincia de Baluchistán, dijo que hay que detener el asesinato de intelectuales progresistas "a cualquier precio".

Jahangir también se ha visto involucrada en el llamado "memogate", un caso abierto por la presunta petición de ayuda del Gobierno de Pakistán al Pentágono ante el temor de un golpe del Ejército paquistaní tras la muerte de Bin Laden el año pasado.

La abogada asumió la defensa del principal acusado en este caso, el exembajador paquistaní ante EEUU Husain Haqqani, que fue el supuesto transmisor del mensaje del Ejecutivo a las autoridades de Washington.

"Asma ha tocado puntos muy sensibles con temas como Baluchistán y el 'memogate'", explicó a Efe la presidenta de la HRCP, Zohra Yusuf, quien añadió que "para ellos ha ido demasiado lejos" en referencia al aparato militar y de seguridad.

Organizaciones internacionales de derechos humanos se han unido a la denuncia, e incluso la alta representante de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, se unió esta semana en su visita a Pakistán a la defensa de Jahangir como símbolo de la democracia.

Según dijo el jueves Pillay, casos como el de la abogada y activista dan el "triste mensaje" de que las reformas democráticas en Pakistán pueden ser minadas fácilmente "por fuerzas estatales y no estatales a quienes no les importa la democracia".

La alta representante, que visitó personalmente a Jahangir en su casa de la ciudad oriental de Lahore, declaró en rueda de prensa que "la democracia real solo se consigue si todas las instituciones del Estado responden ante el Gobierno y una judicatura independiente".

En los últimos dos años ha habido otros casos de amenazas, en algunos casos realizadas, a personas vinculadas a lo que en Pakistán se denomina el "sector liberal" o "progresista", un segmento de la élite que aboga por una visión integradora y democrática del país.

La democracia paquistaní está aún en proceso de consolidación y los gobiernos civiles apenas han regido menos de la mitad de los 65 años de historia de este país, mientras que el estamento militar y los servicios de inteligencia mantienen amplias parcelas de poder.

"¿Cómo pueden los progresistas hacer su papel en Pakistán si no tiene la más mínima protección de la ley y las instituciones estatales?", lamentó el veterano profesor universitario Hasán Mehdi, expresidente del HRCP y destacado defensor de los derechos humanos.

Mehdi recordó que en 2011 cayeron asesinados en casos apenas investigados el gobernador de la provincia de Punjab y destacado liberal, Salmán Tasir, y el ministro de Minorías, Shabhaz Bhatti.

También recibió amenazas de muerte el año pasado la actual embajadora paquistaní en EEUU, Sherry Rehman, experiodista y miembro del mismo círculo progresista, y que permaneció recluída bajo estricta vigilancia hasta que fue destinada fuera del país.

"Hay un conflicto y vemos que las agencias de seguridad se alinean con los extremistas religiosos contra los progresistas. Es una mezcla muy peligrosa", dijo Zohra Yusuf.

El texto remitido por la HRCP apunta que la persecución contra Jahangir no es solo una conspiración para matar a un individuo, sino "un complot contra el futuro de Pakistán como Estado democrático".

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