Seis niños han sido asesinados por sus padres en lo que va de año y 46 en la última década

    • El último suceso de Castelldefells cierra una semana trágica con cuatro menores y una mujer asesinada.
    • Se estima que en España hay 600.000 menores que sufren violencia directa por parte de sus padres.
El parricida de moraña (Pontevedra) se enfrentará a la prisión permanente
El parricida de moraña (Pontevedra) se enfrentará a la prisión permanente

En apenas cinco días dos terribles sucesos han estremecido a nuestro país. El 1 de agosto, David Oubel mataba a sus dos hijas Amaia y Candela de 4 y 9 años en la localidad pontevedresa de Moraña. Este jueves, un hombre asesinaba en su domicilio de Castelldefels (Barcelona) a su mujer y sus hijos, una niña de siete años y un niño de 12.

Dos crímenes consecutivos de violencia de género, por venganza, que han pagado con sus vidas los menores. Los casos de parricidios en lo que va de año ya ascienden a seis. El primero del año fue en el Rincón de la Victoria (Málaga), donde un hombre asesinó a un niño de tres años, hijo de su pareja, y luego lo arrojó a una balsa. En mayo un niño de 10 años murió apuñalado en Torrevieja (Alicante) por la pareja sentimental de su madre.

Este es el año con más parricidios desde 2010. En los últimos diez años 46 menores (incluyendo los dos asesinados este jueves en Castelldefels) desde tres meses a 16 años han muerto por violencia de género, según los datos la Federación de mujeres separadas y divorciadas, Más de la mitad, un total de 23, de los 44 menores muertos en la última década por violencia de género no fue asesinada en presencia de la madre, sino durante el régimen de visitas o en el periodo de la custodia compartida correspondiente al varón. Y en tres casos, los niños fueron asesinados con la madre delante, pero sin que ella fuera agredida físicamente.

Algunas madres, que han visto como sus parejas asesinaban a sus hijos, se manifestaron el miércoles en el Tribunal de Xustiza de Galicia con el objetivo pedir a las autoridades "medidas efectivas" después del crimen de Moraña. Allí estaba Margarita Dopico, la mujer que perdió a su hijo de 14 meses en 2010 en Paderne (A Coruña), luego de que su progenitor prendiese fuego al coche en el que se encontraban ambos."Medidas contra hombres envenenados"

A "los hombres envenenados", les ha instado "a que se lo piensen" antes de cometer hechos similares. "Esto es una agresión a todos los niños y a la sociedad entera", dijo Margarita.

"Pedimos a quien corresponda que revisen y miren con lupa", han dicho también sobre las custodias una de las mujeres concentradas. "¿Cómo se comparte una custodia con un violento?, ¿Nos lo pueden explicar?", se preguntaba otra de las manifestantes.

"Lloro por las niñas de Moraña o por la mujer de Palma de Mallorca", en referencia a los últimos casos sucedidos en España y contaba que ella ha superado "los moratones" físicos, pero no "los del alma". "Siguen ahí".600.000 niños sufre violencia directa

En España cada año hay unos 900.000 niños y niñas que viven en un ambiente donde el padre maltrata sistemáticamente a la madre, por lo que ya están sufriendo violencia, según los datos facilitados por el exdelegado del Gobierno para Violencia de Género Miguel Lorente.

Además, afirma que en torno a 600.000 niños sufren además violencia directa por parte del padre. "La violencia contra los menores es algo habitual dentro de la violencia de género" y resalta que el asesinato de menores como algo que, pese a no ser "frecuente", sí es, en cambio, "habitual" como parte de esta lacra.¿Qué se le pasa por la cabeza a un padre que asesina a sus hijos?

Según Iñigo González, criminólogo, hay varios casos en los que un padre o una madre, puede superar el instinto de proteger a los hijos para acabar con su vida.

En primer lugar, están los asesinatos por causas económicas o sociales. "Son padres que se ven desbordadas por la situación. No saben cómo van a alimentar a sus hijos o piensan que pueden ser rechazados por haber traído a un niño al mundo. En el caso de los hombres, se sienten impotentes. Tradicionalmente, el hombre ha sido el encargado de traer el sustento a la familia y, si no puede hacerlo, se desespera. Prefieren matar y, normalmente, suicidarse, antes que reconocer ese fracaso. En el caso de las mujeres, suele estar más asociado a la estigma social. Son embarazados no deseados y se desentienden del niño cuando nace. Muchas abandonan a sus hijos en cubos de basura o desagües. Son personas enfermas que no pueden medir la realidad en su justa medida", explica.

En segundo lugar, están los casos de "desnaturalización". "Son padres aquejados de un trastorno narcisista de la personalidad. Para ellos, los niños nunca han sido un fin en sí mismo, son un medio a su servicio. En consecuencia, se sienten legitimados para utilizar a los niños para lograr sus intereses. Es muy claro en el caso de los padres que asesinan al niño solo para herir al otro cónyuge. El niño no ha hecho absolutamente nada, pero se sirven de él para hacer daño al otro", continúa el criminólogo. Solo durante el 2015, 26 niños han muerto asesinados durante el régimen de visitas. "Aquí se podrían encuadrar este tipo de crímenes", matiza.

Por otro lado, más evidentes son los casos de malos tratos en los que se acaba provocando la muerte del menor. En este sentido, el psiquiatra Antonio Presto matiza que, al contrario que en los supuestos anteriores, el asesino sí siente remordimiento. "Hay que entender que un maltratador piensa que él está en su derecho a maltratar. Cree que son los demás los que le obligan (por su mal comportamiento, desafíos…), pero él no quiere. Él se ve a sí mismo como una buena persona. A menudo son personalidades muy narcisistas también. Cuando mata a sus víctimas, se arrepiente profundamente. No quiere que los maltratados se vayan de su lado. A menudo no son capaces de asumir lo que han hecho y se suicidan", relata.

Por último, están las personas que sufren alguna psicopatía grave. "Asesinan por funcionalidad, porque no les interesa tener hijos en ese momento o consideran que son un obstáculo para su vida personal. Pueden montar una farsa alrededor del crimen y estar años fingiendo. Jamás se vienen abajo. Son incapaces de empatizar, aunque sí son conscientes de que asesinar es algo malo. Lo que pasa es que les da igual", cuenta Iñigo González.

"Hay mucha discusión sobre si son enfermos mentales o no. Yo creo que sí deben tener algún tipo de enfermedad porque si no, humanamente, soy incapaz de entender que alguien pueda cometer semejante barbararidad", concluye.Los 5 casos más impactantes en España

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