Senador republicano pide datos sobre otra operación de tráfico armas a México

  • El senador republicano Charles Grassley pidió hoy que el Congreso averigüe la existencia de la "Operación Wide Receiver", que presuntamente permitió el flujo ilegal de centenares de armas a México durante la presidencia de George W. Bush.

Washington, 4 oct.- El senador republicano Charles Grassley pidió hoy que el Congreso averigüe la existencia de la "Operación Wide Receiver", que presuntamente permitió el flujo ilegal de centenares de armas a México durante la presidencia de George W. Bush.

Citando fuentes del Departamento de Justicia, la cadena televisiva CBS informó hoy de la "Operación Wide Receiver", que fue puesta en marcha en 2006 y 2007 y se centró principalmente en la venta de armas de fuego a compradores intermediarios en el contrabando de armas en la región de Tucson (Arizona).

La revelación de esa operación encubierta ha atizado el debate nacional sobre la otra fallida operación "Rápido y Furioso" de la Oficina para el Control del Alcohol, Tabaco y Armas (ATF), que entre 2009 y 2010 permitió el paso de cerca de 2.000 armas a México.

Grassley, el republicano de mayor rango en el Comité Judicial del Senado, dijo en una declaración escrita que el caso merece una investigación.

"Ya sea Operación Rápido y Furioso, Operación Wide Receiver, o ambas, está claro que se permitió el flujo (ilegal) de armas, y que funcionarios de alto rango del Departamento de Justicia lo sabían", dijo Grassley, uno de los principales investigadores de "Rápido y Furioso" en el Congreso.

"No hay excusas para el flujo de armas, y si existen más operaciones como ésa, el Congreso y el pueblo estadounidense necesitan saberlo", aseguró Grassley.

La idea detrás de "Rápido y Furioso" era permitir la venta de armas de alto calibre a compradores intermediarios para rastrearlos hasta su destino final, y así arrestar a los cabecillas de los carteles del narcotráfico.

La operación fue concebida en respuesta a las críticas de que ATF durante años se concentró en personas con pequeñas infracciones a las leyes que controlan la venta de armas, en vez de atrapar a "peces gordos".

El escándalo por "Rápido y Furioso", que ha levantado ampollas en las relaciones entre EE.UU. y México, se debe a que las autoridades le perdieron el rastro a las armas y éstas aparentemente fueron a parar a manos de narcotraficantes.

Las autoridades mexicanas han indicado que algunas de las armas han aparecido en alrededor de 170 escenas de crímenes en México. Dos rifles de asalto fueron recuperados en la escena del asesinato del agente fronterizo Brian Terry, en Arizona, en diciembre pasado.

En mayo pasado, el secretario de Justicia, Eric Holder, indicó ante un comité de la Cámara de Representantes que se enteró de "Rápido y Furioso" apenas "en las últimas semanas".

Sin embargo, CBS también señaló que, según varios correos electrónicos de 2010 del Departamento de Justicia y entregados al Congreso, Holder en realidad se enteró de esa operación posiblemente en julio del año pasado.

Pero funcionarios del Departamento de Justicia han dicho a la prensa que Holder recibe periódicamente informes sobre múltiples investigaciones en todo EE.UU. y que los que recibió en julio de 2010 no mencionaban explícitamente que agentes de ATF estuviesen "trasladando" armas a México mediante la venta ilegal a compradores intermediarios no autorizados.

A raíz de la investigación de "Rápido y Furioso", las autoridades estadounidenses han presentado cargos contra una veintena de personas, aunque ninguna de ellas está implicada en el tráfico de drogas.

En el caso de la "Operación Wide Receiver", nueve personas han sido acusadas de mentir sobre las transacciones ilegales implicadas en la compra y envío de armas a México.

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