"¡Sí, se puede!", cantan seguidores de Macri en su asunción

  • Al cántico de "sí, se puede" miles de argentinos dieron el jueves la bienvenida al nuevo presidente Mauricio Macri, en su recorrido por el centro de Buenos Aires, donde hubo clima de fiesta pero sin el folclore propio de la militancia partidista.

El "¡Sí, se puede!" sonaba como un himno macrista, que los seguidores del nuevo presidente cantaban apostados detrás de casi tres kilómetros de vallas a lo largo de la señorial avenida de Mayo entre el Parlamento y la sede gubernamental.

Sin bombos ni los típicos puestos de choripanes (pan con chorizo) que caracterizan en Argentina las manifestaciones de calle, una multitud acompañó a la nueva pareja presidencial.

En una jornada de calor tórrido y sin asueto, desde muy temprano comenzaron a llegar simpatizantes del nuevo presidente frente al parlamento, y a medida que avanzaba la mañana se iban resguardando debajo de árboles o carteles que daban un poco de sombra.

"Quise contagiar la esperanza de que el país cambie. La esperanza le gana al odio y al miedo", dijo a la AFP Nicolás Consigli, un joven estudiante de 17 años, militante del PRO (Propuesta Republicana, derecha), el partido de Macri.

Consigli viajó desde Córdoba (700 km al norte) junto a sus tres hermanos, su madre y su abuelo, todos con camiseta de Boca Juniors, el club al que Macri presidió desde 1995 a 2007, para apoyar al nuevo presidente que "nos identifica en todo".

Lejos de una movilización de militantes encolumnados por agrupaciones y organizaciones a las que pertenecen, la asunción de Macri atrajo a muchos hombres y mujeres de clase media, con banderas albicelestes de Argentina, también desplegadas en los balcones.

Se mezclaban camisetas amarillas del Pro con algunas banderas rojiblancas de la Unión Cívica Radical (UCR, socialdemócrata), partido que le dio alcance nacional en la alianza Cambiemos.

"Hemos esperado tanto tiempo. Desde 1983 (con la recuperación democrática) vimos muchas cosas. Pensábamos que nos íbamos a morir sin ver esto. Estoy esperanzada de que las cosas se puedan hacer bien", declaró Susana Antonietti, ama de casa de 60 años, de origen radical.

La mujer se dijo "feliz" con el cambio de época pese a que a su marido comerciante "no le fue mal" durante los 12 años de gobierno de centroizquierda de Néstor y Cristina Kirchner.

Tras la ceremonia de jura y el discurso de Macri, retransmitido por pantalla gigante, cientos de personas esperaron tras las vallas para aplaudir el paso del auto descapotable que trasladó al nuevo presidente junto a su esposa Juliana Awada a la Casa Rosada, escoltado por 300 granaderos a caballo.

El clima era distendido y solo se escucharon algunos insultos y dedicatorias para la presidenta saliente, quien no estuvo presente en la asunción por un inédito desacuerdo en el protocolo.

"Es para Cristina que lo mira por TV", cantaban los manifestantes mientras caminaban hacia la Plaza de Mayo.

Pese a los temores de enfrentamientos, no hubo prácticamente presencia de activistas kirchneristas que despidieron a la mandataria la noche del miércoles en una colmada Plaza de Mayo.

Solo las Madres de Plaza de Mayo, cuyos hijos desaparecieron en la dictadura (1976/83), caminaban alrededor de la Pirámide al término de su Marcha de la Resistencia, de 24 horas.

La mayoría de los macristas que llegaban a la plaza pasaban a su lado y seguían indiferentes hacia la Casa Rosada, salvo un grito al pasar: "La plaza es de todos" y "Sí, se puede".

Las Madres retomaron esa marcha anual que habían dejado de hacer en 2003 tras la llegada de Néstor Kirchner al gobierno, al considerar que "el enemigo ya no estaba en la Casa Rosada".

"Estoy aquí como tradicionalmente hice, pero no tengo nada que pedir ni que esperar de Macri, un gobierno de empresarios y corruptos", dijo a la AFP Hebe de Bonafini, presidenta de la entidad humanitaria.

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