Sospechas de compra de votos se multiplican pese a las promesas del Gobierno

  • Manila.- Las elecciones generales que se celebrarán en Filipinas el próximo lunes vuelven a estar empañadas por las sospechas de compra de votos, pese a las promesas del Gobierno y la Comisión Electoral.

Sospechas de compra de votos se multiplican pese a las promesas del Gobierno
Sospechas de compra de votos se multiplican pese a las promesas del Gobierno

Manila.- Las elecciones generales que se celebrarán en Filipinas el próximo lunes vuelven a estar empañadas por las sospechas de compra de votos, pese a las promesas del Gobierno y la Comisión Electoral.

"No esperamos ninguna mejora respecto a otros comicios y la principal razón es que la compra de votos se ha realizado siempre, y también en esta campaña, con la más absoluta impunidad", afirma a Efe Daniel Mabual, portavoz de NAMFREL, el Movimiento Ciudadano Filipino por unas Elecciones Libres.

Este grupo denuncia que, al igual que en anteriores comicios, "la Comisión Electoral no ha hecho nada para pararlo y nunca nadie ha sido detenido por estas prácticas".

Mabual explica que la transacción se efectúa sobre todo en áreas donde la competencia por un cargo, bien sea de alcalde, congresista o senador, es muy alta y los candidatos no quieren dejar cabos sueltos.

Aunque los procedimientos son variados, lo habitual es que los agentes del candidato sobornen a empleados municipales y les entreguen una suma de dinero que deberán repartir entre varios intermediarios para que lo distribuyan al mayor número posible de votantes.

"Las cantidades varían, pueden ir desde 100 pesos (1,7 euros) en áreas más pobres y en las que el candidato no tiene una oposición demasiado fuerte, hasta los 7.000 pesos (120 euros) de máximo según nuestro último informe", explica Mabual.

Aunque el Gobierno anunció a bombo y platillo que el sistema de voto electrónico que se estrena este año en el archipiélago sería la panacea para lograr unas elecciones limpias, las denuncias de actividades sospechosas se han multiplicado en las últimas semanas, sobre todo en áreas rurales y empobrecidas.

Para Mabual resulta obvio que "el voto automático sólo podría ayudar a mejorar el recuento, pero no puede detener la compra de votos".

Incluso un miembro de la Comisión Electoral, Fernando Cotom, reconoció que "las máquinas tienen mecanismos de seguridad, pero la compra de votos sólo depende de los votantes".

Los propios filipinos tienen muy poca confianza en la limpieza de sus comicios y el 71 por ciento de los ciudadanos cree que en su ciudad muchos votos han sido comprados, según una encuesta difundida por la prensa.

Además, el 51 por ciento opina que se producirán trampas en el escrutinio y el 37 por ciento piensa que muchos votantes han sido intimidados violentamente por sicarios de los políticos.

Las sospechas han salpicado incluso a algunos candidatos presidenciales, como el senador Manny Villar, que fue denunciado por repartir billetes de 20 pesos entre los asistentes a un mitin que dio en febrero.

Una de las situaciones más surrealistas se dio en Manila durante los comicios de 2007, cuando varios observadores internacionales provenientes de Malasia para garantizar la limpieza del proceso recibieron ofertas de soborno de los agentes de un candidato que los confundió con votantes.

Para evitar prácticas de este tipo que coaccionen a los ciudadanos, la Comelec prohibirá a todos los ciudadanos acceder a los colegios electorales con cámaras de fotos y teléfonos móviles para evitar que muestren la prueba de su voto.

Algunos candidatos recurren a otro tipo de triquiñuelas, como denunció esta semana el portavoz de la Comelec, Gregorio Larrazabal, quien explicó que algunos grupos han planeado acciones para retrasar el voto en sus ciudades y evitar que partidarios de los políticos rivales acudan a las urnas a tiempo.

En gran parte del archipiélago es 'vox populi' la compra de votos, aceptada por los lugareños más empobrecidos como una "bendición" que les reporta una ayuda extra al menos en una ocasión, porque han aprendido que los políticos se olvidan de ellos el resto de la legislatura.

Eric San Juan

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