SPD alemán lanza campaña para convencer a su militancia y gobernar con Merkel

  • Los dirigentes del Partido Socialdemócrata alemán (SPD) afrontan confiados dos semanas de ardua campaña para convencer a sus militantes de las bondades del acuerdo de gran coalición de gobierno suscrito con la canciller, Angela Merkel, ante el referéndum vinculante que han convocado.

Berlín, 1 dic.- Los dirigentes del Partido Socialdemócrata alemán (SPD) afrontan confiados dos semanas de ardua campaña para convencer a sus militantes de las bondades del acuerdo de gran coalición de gobierno suscrito con la canciller, Angela Merkel, ante el referéndum vinculante que han convocado.

Avalado por la vieja guardia del partido y elogiado por los principales sindicatos, el pacto cerrado la pasada semana debe superar la consulta a la que están convocados más de 470.000 afiliados socialdemócratas y la incertidumbre está servida.

La inédita consulta mantiene en vilo a la clase política alemana, ya que de ella depende que Merkel pueda ser investida por tercera vez canciller de Alemania el próximo 17 de diciembre, la fecha prevista en el Bundestag (Cámara baja del Parlamento).

Según una encuesta publicada hoy por el periódico "Welt am Sonntag", si estuvieran convocados a las urnas todos los votantes socialdemócratas, ganaría el "sí" con el 78%.

Pero no hay sondeos sobre la opinión de los militantes, que recibirán en su domicilio antes del día 6 de diciembre una papeleta con dos simples casillas -"sí" o "no" al acuerdo- y tendrán que enviar su voto por correo.

El partido, que ha presupuestado un millón de euros para la consulta, escrutará todos los votos que lleguen a la sede central hasta el 12 de diciembre y el sábado 14 anunciará el resultado, vinculante si participa al menos el 20% del censo.

A pesar de mostrarse confiada en el resultado, la dirección del SPD ha organizado una maratoniana agenda de asambleas locales y reuniones regionales para presentar y defender el acuerdo.

Hoy por la mañana tocaba la ciudad de Kamen, en el estado de Renania del Norte-Westfalia, donde el líder del partido, Sigmar Gabriel, tuvo que explicar a varios manifestantes por qué la prometida equiparación de los derechos de las parejas homosexuales y heterosexuales no está en el pacto de coalición.

Las juventudes del partido, donde han surgido algunas voces discrepantes, no se definen formalmente y se han limitado a invitar a los militantes a comparar las líneas rojas que marcaron al inicio de las negociaciones, con el acuerdo firmado por el SPD, la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel y su hermana bávara, la Unión Socialcristiana (CSU).

La principal baza de la dirección es que el pacto incluye muchas de sus promesas estrella en campaña electoral, como el salario mínimo interprofesional de 8,5 euros la hora, por ley, o la doble nacionalidad.

Pero en la conciencia de muchos militantes pesa el recuerdo de la última gran coalición con Merkel (2005-2009), cuando la decepción cundió entre los votantes de izquierdas.

El SPD entró en esa coalición con casi el mismo respaldo que la CDU/CSU -el 34,2 % de los votos- y salió con el peor resultado de su historia -23 %-.

Tras una legislatura en la oposición, el partido apenas remontó en los comicios del 22 de septiembre (25,7 %), pero la cúpula decidió aceptar de nuevo el ofrecimiento de Merkel, que quedó a cinco escaños de la mayoría absoluta y perdió a su último socio al no lograr los liberales entrar en el Bundestag.

Al presentar el miércoles el acuerdo, la canciller volvió a dar muestras de su aparente imperturbabilidad y señaló que estas dos semanas -de las que está en juego su futuro- ella seguirá tranquilamente con su trabajo.

Si la militancia socialdemócrata rechaza el acuerdo, tendría la opción de negociar una inédita coalición con los Verdes, pero no se descartan nuevas elecciones.

La cúpula del SPD también deberá "asumir la responsabilidad", avanzó hoy su secretaria general, Andrea Nahles, en una entrevista con el "Welt am Sonntag".

Su compañero Gabriel, recién reelegido líder del partido, se permite bromear al respecto.

Entrevistado en el "Bild am Sonntag", Gabriel cuenta que su mujer le ha preguntado si todavía podía afiliarse al partido para votar "no" y así tenerle más tiempo en casa.

Mostrar comentarios