Sudán responsabiliza a grupo rebelde de la muerte de siete cascos azules

  • El Gobierno sudanés acusó hoy a una facción rebelde del Movimiento de Liberación de Sudán (MLS) de matar ayer a siete "cascos azules" y herir a otros diecisiete en la región sudanesa de Darfur.

Jartum, 14 jul.- El Gobierno sudanés acusó hoy a una facción rebelde del Movimiento de Liberación de Sudán (MLS) de matar ayer a siete "cascos azules" y herir a otros diecisiete en la región sudanesa de Darfur.

El Ministerio sudanés de Asuntos Exteriores condenó este ataque y aseguró que la facción del MLS encabezada por Meni Arkau Menaui es responsable del asesinato de los efectivos de la misión conjunta de las Naciones Unidas y la Unión Africana (UNAMID).

"Esa agresión es un intento desesperado por abortar la noble labor que lleva a cabo la UNAMID y destruir el proceso de paz de Darfur", según un comunicado ministerial.

Advirtió de que el grupo de Menaui y sus aliados de la coalición insurgente Frente Revolucionario Sudanés (FRS) son las principales amenazas para la paz en la zona.

Por ello, el Ministerio de Exteriores pidió a la comunidad internacional que se adopten "medidas para acabar con las agresiones de grupos criminales y castigar a los culpables".

Por su parte, en un comunicado emitido desde su sede en Adis Abeba, la presidenta de la Comisión de la Unión Africana, Nkosazana Dlamini-Zuma, condenó el "ataque sin sentido y no provocado de pistoleros no identificados" contra la UNAMID.

También el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, expresó en un comunicado su indignación por este ataque.

El portavoz de la UNAMID Christopher Cycmanick indicó anoche en una nota desde Jartum que un grupo armado había atacado a los "cascos azules" cuando se dirigían de Niala, capital del Sur de Darfur, a la zona de Manauashi.

El conflicto de Darfur se inició a comienzos de 2003, cuando los grupos insurgentes se levantaron en armas contra el régimen de Jartum, en protesta por la pobreza y la marginación que sufrían los habitantes de esa región.

Desde entonces, unas 300.000 personas han muerto y 2,7 millones se han visto obligadas a desplazarse por los enfrentamientos entre grupos rebeldes y las fuerzas gubernamentales, según datos de las Naciones Unidas.

Mostrar comentarios