"Tenía dos opciones: irme a Argelia o irme al paro. Preferí la primera"

    • Jesús, madrileño de 57 años, tuvo que decidir entre un Madrid en el paro o un Argelia con trabajo. En el año 2011 llegaba al país.
    • Marisol, su mujer y hermana de Manolo, otro español expatriado en Chile asegura que los planes futuros cada vez son más inciertos.
Jesús, un madrileño de 57 años que emigró a Argelia para trabajar
Jesús, un madrileño de 57 años que emigró a Argelia para trabajar
Beatriz Carrillo García

Jesús trabajaba en Madrid como geólogo en el grupo FCC Construcción S.A. La situación en la oficina era complicada, no había a penas trabajo. Al ver que las cosas no mejoraban y que posiblemente sería necesario ajustar la plantilla, Jesús optó por aceptar un puesto que le ofreció su antiguo director general: la construcción de un ferrocarril en Argelia.

Marisol, su mujer, reconoce que le sorprendió mucho el hecho de que Jesús aceptase un trabajo en un país de esas características. "Por otra parte lo entendí, porque Jesús ya había estado en el paro y sabíamos lo que significaba. Incluso más ahora con la crisis tan bestial y con muchos más años. Comprendí que prefiriera irse antes que volver al paro, que era lo que le esperaba casi con total seguridad". Ella se quedaba en Madrid, con su hija María.

El 2 septiembre de 2011, Jesús, a sus 57 años llegaba a Argelia. Sin conocer a nadie de los que trabajaban allí, a un proyecto absolutamente desconocido para él, a un país extranjero donde hablan francés y árabe, y a trabajar con musulmanes.

El objetivo del proyecto es la construcción de una nueva línea de ferrocarril entre las ciudades de Relizane, Tiaret y Tissemsilt. La obra es de 185 km de largo, lo cual es una longitud considerable: "En España las licitaciones de tramos de líneas de Alta Velocidad que hace cada empresa son del orden de los 15 a 20 km de longitud y si hay que hacer túneles o viaductos, las longitudes son mucho más cortas", explica.

Jesús reside en la ciudad de Tiaret, que es una capital de provincia (allí las provincias se llaman 'wilayas'), situada a unos 250 km al sureste de Oran y a unos 280 km al suroeste de Argel. Es una ciudad de unos 150.000 habitantes, con una población mayoritariamente joven y con muchos niños.

El primer año de estancia vivía en un hotel. "Las habitaciones eran muy amplias, la comida no era mala aunque repetitiva, y la ducha tenía SPA. El SPA funcionaba de manera que cada 30 segundos comenzaba a sonar un ruido de la ducha y de pronto salía un chorro de agua fría durante 4 o 5 segundos y, a continuación, volvía a salir caliente", así cuenta Jesús su experiencia en el que, según dicen, es el mejor hotel de la zona.

Al inicio del segundo año de estancia los españoles destacados se trasladaron a una 'base de vida' que construyeron ellos mismos. Un recinto cerrado con paneles de hormigón, valla metálica y concertinasen la parte alta, para evitar posibles ataques de terroristas islamistas."En Tissemsilt ya hubo hace unos meses un ataque a unos italianos en el que resultaron heridos dos policías de su escolta", aclara Jesús. En la 'base de vida' tienen seguridad permanente las 24 horas, con garitas de vigilancia y control de entrada. Además a unos 2 km han destacado un puesto del ejército con una compañía de soldados argelinos. Van siempre acompañados con chofer. Además hay unas normas de seguridad general que deben cumplir, como no salir de noche, ir siempre en grupo por la ciudad, etc.

Pese a todo esto, Jesús asegura que las comodidades llegaron cuando se trasladaron a esta 'base de vida'. "Aquí cada uno tiene su apartamento particular con aire acondicionado, salón, cocina americana, dormitorio y cuarto de baño con ducha, botiquín y lavadora individual. Además la empresa nos pone dentro de la base un restaurante, bar, sala de juegos, pista de pádel, mini gimnasio, consultorio médico, lavandería, etc. Tenemos servicio de limpieza todos los días con recogida de ropa sucia. Por esa parte la verdad es que no nos podemos quejar, las condiciones de estancia son buenas".

Las mayores dificultades con las que se ha encontrado surgieron al principio: no conocer a nadie en el nuevo puesto de trabajo, el idioma francés que no conocía, el hecho de no conocer un proyecto de esta envergadura y tener que ponerte al día en muy poco tiempo, etc. pero "las incomodidades que se han pasado no son nada comparado con el malaje mental que se te pasa por la cabeza". Jesús explica que la situación se hace más llevadera gracias a los compañeros de trabajo. "Son sobre todo, eso, compañeros. Nos apoyamos unos en otros y cuando alguien necesita cualquier cosa, ayudamos todos. Los jueves se hace una cena especial en donde se comparte lo que se trae de España y el ambiente se distiende con chistes, anécdotas y ocurrencias. Al final, siempre pasamos una velada muy agradable. Si no formáramos esta 'piña' el día a día se aguantaría de otra manera. Menos mal que el ambiente de trabajo es de colaboración y buen entendimiento".

Marisol coincide en que el comienzo fue la parte más difícil. "La realidad era peor de lo que él se imaginaba y verlo tan bajo de moral me afectaba a mi también. Por otra parte me demostró que era muy valiente y por eso le admiro aún más".

Argelia es… Argelia. La cultura es islámica, esto quiere decir que el islam lo impregna todo. La forma de vida, la política, las costumbres… Jesús cuenta una anécdota para hacernos una idea de cómo es aquello: "Aquí hay muchísima afición al fútbol y hay muchos hinchas incondicionales del Real Madrid y del Barça. En muchas ocasiones borran la cruz que hay en el escudo del Madrid en la corona y en el escudo del Barcelona quitan la cruz de Sant Jordi en el cuadrante izquierdo para sustituirla por una barra roja vertical, o por otra horizontal, o incluso por un balón. De forma que la cruz no aparezca en casi ninguna parte. Esto es por el peso que la religión tiene sobre toda la vida de las personas". Aunque explica que en el trato personal las personas son amables y receptivas. Si pueden te ayudan en lo que necesites y en general se comportan de forma agradable.

Jesús dejó en España a su familia, como la parte más importante. Pero también la casa en la que ha vivido durante muchos años, la forma de vida, las costumbres, los horarios… Asegura que es un profundo cambio en la manera de vivir y que la "desubicación" en su nueva vida es considerable.

Marisol asegura que sentimentalmente fue muy duro. "Mi marido en Argelia, mi hijo en Japón, mi hermano en Chile. A veces el corazón se te rompe pero no he flojeado en ningún momento, porque no me lo podía permitir".

Las perspectivas de futuro de ambos son inciertas. Él piensa volver a España en cuanto pueda, ella lo espera. Pero aseguran que todo es muy incierto, "mis planes de futuro ya no los hago porque no sé lo que me deparará", aclara Jesús.

"Sigo pensando que, a pesar de todo lo que está pasando en España, a todos los que protestan por lo difícil y complicado que está todo, les recomendaría pasar aquí solo un mes, cuatro semanas, 28 días. Para ver la forma de vida de otros países. No nos quejemos tanto e intentemos entre todos, hacer lo posible para salir de esta crisis, que estoy convencido que se puede resolver". Este es el optimismo de Jesús.

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