Las tortugas marinas, el gran descubrimiento para los expedicionarios de la Ruta BBVA

Las tortugas marinas, el gran descubrimiento para los expedicionarios de la Ruta BBVA
Las tortugas marinas, el gran descubrimiento para los expedicionarios de la Ruta BBVA
De la enviada especial de EUROPA PRESS, Ana Moreno
EUROPA PRESS

Pues bien, los 180 jóvenes que participan este año en la XXXI edición de la Ruta BBVA, antigua Ruta Quetzal, pueden presumir a partir de ahora de haber sido testigos de un momento tan especial que sólo es observado por algunas personas en el mundo y del que, en realidad, no se sabe mucho.

Ha sido en El Cuyo, un pequeño pueblo de pescadores ubicado en el estado mexicano de Yucatán en el que una vastísima playa de 74 kilómetros es terreno protegido desde hace 20 años para estas tortugas marinas, concretamente para las tortugas blancas, las tortugas carey y las tortugas caguama.

En estas playas, entre 3.000 y 4.000 tortugas pusieron alrededor de 8.000 nidos el año pasado durante el periodo de desove, que va de los meses de abril a octubre. Los nidos se sitúan a varios metros de la orilla y el periodo de anidación es de 60 días.

ANIDAN EN LA MISMA PLAYA DONDE NACIERON

Así pues, son las hembras las que salen del mar para poner los huevos. De hecho, se sabe que anidan siempre en la misma playa donde nacieron, pero el motivo sigue siendo un misterio. Mientras, los machos raramente dejan el agua después de nacer.

El nacimiento es el momento más emocionante de este fenómeno, pero también el más peligroso para las pequeñas tortugas, ya que tras romper la cáscara del huevo deben recorrer varios metros hasta llegar al mar, distancia en la que se ven expuestas a la voracidad de depredadores de todo tipo. Este es el motivo por el que sólo una pequeña parte de ellas consigue su objetivo.

Debido a que el desove tiene lugar principalmente por la noche, los 180 jóvenes expedicionarios de la Ruta BBVA partieron poco después de medianoche por las playas de El Cuyo en busca de tortugas marinas, acompañados únicamente por pequeñas linternas para iluminarse.

TRES TORTUGAS

Y las encontraron: a un par de kilómetros de la salida, una enorme tortuga blanca partió de su nido, en el que acababa de depositar miles de pequeños huevos, hacia el mar. En su clásico andar parsimonioso, los expedicionarios tuvieron tiempo de admirar en la oscuridad a este gran ejemplar de casi cien kilos de peso.

A un par de kilómetros más allá, pudieron observar, aunque esta vez desde más lejos, a otra tortuga blanca anidando y sólo algunos grupos de 'ruteros' lograron visualizar a una tortuga carey, más pequeña que las anteriores.

La marcha nocturna, por tanto, había merecido la pena. Cerca de las tres de la madrugada, todo el equipo de la Ruta BBVA -los 180 jóvenes, sus monitores, miembros de la organización y periodistas_se echó a dormir en la playa para ver amanecer sólo tres horas después, cerca de las seis, y continuar el camino por las enormes playas, aunque esta vez sin presencia de tortugas.

De día, la playa ofrece una perspectiva bien distinta cuando se trata de una caminata. Bajo un sofocante calor y una altísima humedad por la cercanía del mar, los 'ruteros' completaron en dos horas una marcha de siete kilómetros por la arena de la playa. Y es que la exigencia de la Ruta BBVA se demuestra en las marchas, que no son muchas, pero sí bastante duras y casi siempre en condiciones difíciles.

CONOCIENDO LA CIVILIZACIÓN MAYA

Al estar en tierra de mayas, los expedicionarios han visitado por la tarde la zona arqueológica de Ek' Balam, que estuvo ocupada por esta civilización entre el año 600 a.C. y el 1600 d.C., por lo que es una de las ciudades mayas más antiguas.

La ciudad se extiende unos 15 kilómetros cuadrados, pero su núcleo principal es un área amurallada en la que hay algo más de 40 edificios, agrupándose los principales en las plazas Norte y Sur. La Norte es la más grande y antigua y en ella está situada una Acrópolis, una gran construcción de 160 metros de largo, 60 metros de ancho y 31 metros de altura.

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